Capítulo 25 - Baños mixtos

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Son las 4:00 a.m. y acaba de terminar la película. Toni y Maya llevan un buen rato durmiendo, pero yo estoy tan nerviosa que no consigo dormirme.

Me asomo a la ventana y veo a una chica discutiendo con un chico, ella llora y le está gritando, él intenta consolarla, pero cada vez que se acerca a ella, ésta le empuja. Me quedo observándolos un buen rato. Para ser sincera lo hago porqué me preocupa que ocurra algo malo, aunque he de admitir que una pequeña parte de mi también lo hace por curiosidad me intriga saber el porqué de la situación.

— Ey, ¿estás bien? — dice Toni medio dormido.
— Sí, tengo un poco de sed voy a ir a la máquina que está en el fondo del pasillo. — le digo mientras le doy un beso.
— Te acompaño. — me contesta mientras intenta abrir los ojos, pero le es imposible.

Me parece muy tierno que intente acompañarme incluso cuando el sueño le puede.

—Tranquilo, no me voy a perder. — le tapo con el edredón y se acurruca. — Ay. — mi corazón se derrite.

Salgo al pasillo y cierro la puerta de la manera más cuidadosamente posible. Es tarde así que no quiero despertar a nadie, me dirijo al fondo del pasillo dónde está la máquina.
— Hola.
— ¡Joder! — me asusto.
— ¿Tanto miedo doy?
— Creía que estaba sola.
— ¿En la residencia un viernes noche?
— No, a ver, se que hay gente me refiero a que creía que todos estaban durmiendo o en alguna fiesta.
— ¿Y los raritos que no dormimos ni vamos a fiestas?
— No pareces raro. — le contesto, lo último que quiero es hacer enemigos y menos el primer día.
— Tú tampoco. — me responde riéndose. — ¿quieres? — me ofrece un cigarro.
— No fumo gracias.
Me compro el agua y vuelvo a mi habitación.

Me tumbo en la cama y repaso la conversación con el desconocido del pasillo. Recuerdo a los que estaban discutiendo antes y me asomo para ver si siguen, pero ya no están. Vuelvo a la cama, me acurruco a Toni y me duermo.

— Estimados alumnos nos complace anunciarles que quedan dos días para empezar las clases. Hasta aquí el comunicado de hoy. — se escucha por megafonía.

— Que alguien apague eso. ¡Por favor! ¡Me duele la cabeza! — dice Maya mientras se pone un cojín en la cara.
— ¿Es una universidad o un campamento? — replica Toni.
— Ambas. — responde Maya.
— Buenos días, así me gusta empezando el día con entusiasmo. — le doy un beso a Toni.

Toni se levanta y mira toda la habitación. Su cara es de confusión.
— Gala, ¿el baño?
— Bueno... eso es un tanto curioso...
— Están al final del pasillo al lado de la máquina hay una puerta que da a los baños. — contesta Maya. — Pero eso no es lo mejor. La mejor parte es que son mixtos. Tócate las narices.
— ¿Mixtos? — empieza a reírse Toni.
— A ver, las duchas son mixtas los lavabos no.
— Pues eso. — dice Maya.
Bueno pues voy a los lavabos de tíos. — dice en tono irónico mientras sale de la habitación.
Maya sale de la habitación para visitar a nuestras compañeras de enfrente.

Es verdad, no me acordaba de ese pequeño detalle. Adiós intimidad.

Toni vuelve de su excursión al baño y entra riéndose.
— No veas lo entretenido que es ir al baño.
— ¿A qué te refieres? — le pregunto confundida.
— Me he cruzado a tres tías en toalla que volvían a sus cuartos.
— ¿Tú que eres tonto? — le digo enfadada.
— ¿Y qué quieres que haga? Si el pasillo es estrecho y ellas pasan. — me contesta riéndose.

Pasa a narrar Toni

Sabía que se pondría así. He ido al baño y me he cruzado a tres tías, pero ni las he mirado, no me interesan. A una de ellas se le ha caído algo y ni me he parado a recogerlo. Me dan igual las demás solo tengo ojos para ella y ella no se da cuenta. Por más veces que se lo diga en algún momento duda de mí.
Como el tema de María, ella es solo una amiga. Vale que nos enrolláramos de vez en cuando, pero eso era antes, antes de ella, de conocerla.
Me parece gracioso ver como se pone celosa cuando ninguna es competencia. Lo que más me sorprende es que se ponga celosa cuando jamás he visto a nadie más que tenga la seguridad que tiene ella de sí misma cada vez que entra en algún sitio, da igual la hora y el lugar en ese preciso momento se corta el aire. Absolutamente todos y todas dejan lo que están haciendo para verla a ella.
Lo mejor de todo es que no es consciente del impacto que genera y eso es lo que más me gusta de ella. Que no lo hace queriendo ni siquiera busca eso, simplemente ocurre.

Hasta que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora