AMANTES (JK & TN )

4

Los dos entraron bastantes nerviosos. Mirando de un lado a otro cómo si hicieran algo malo, en realidad así era pero se gustaban, se deseaban y eso hacía que lo demás no importara.

Sus vidas iban a cambiar sin remedio de un momento a otro. Sabían que sería difícil llevar una relación como esa pero ya no había vuelta atrás, lo habían decidido entre los dos y lo llevarían todo hasta el final.

—Espero que estés cómoda en un sitio como éste, me hubiera gustado llevarte a otro lugar más lujoso —al ver que ella miraba la habitación modesta en un motel de las afueras, Jungkook se sintió molesto por no haber ido a algún lugar más compatible con ella.

—No te preocupes yo no soy de esa clase de mujeres que mueren por el lujo y el dinero  —igual que su esposa, pensó, que diferentes eran ¡Dios!—. Además pueden reconocernos en los hoteles de lujo de la ciudad, ¿a que has pensado en eso?, no te preocupes te comprendo —era verdad porque allí es por dónde se movían socialmente sus conocidos.

—¿Quieres que tomemos algo? He traído éste vino —quiso dejar esa conversación molesta y que no traía nada bueno seguir.

—Sí, creo que necesitamos beber un poco —le sonrió por primera vez desde que llegaron.

Él le sonrió también y vertió el vino rosado en dos copas de cristal de Swarovski. Lo compró todo en una tienda de licores dónde paró antes de ir a verla al parque. Tenía la ilusión de que aceptara sus sentimientos, y así había sido. Sentirse feliz lo ponía también preocupado porque Ji-Eun tal vez no se lo merecía, pero se obligó a olvidarse de todo lo que lo alejara de la preciosa mujer que tenía delante.

Le acercó la copa mirándola con unas ganas enormes de hacerla suya. Era tan sexi cuando se veía así que ella mordió sus labios para que no saliera un suspiro que más bien era un jadeo que se le había incrustado en su garganta. Tosió un poco para disimular.

Él sonreía al darse cuenta de todo pero no le dijo nada, no quería incomodarla.

—Toma —ella cogió la copa y le dió un gran sorbo, tenía la garganta seca.

—¿Crees que estamos haciendo lo correcto? —le dijo cuando tragó el vino.

—TN, yo sólo sé que quiero estar contigo, lo demás no lo pensemos.

Soltó su copa y la puso en lo alto de una mesa y se acercó a ella y le quitó la suya para hacer lo mismo. La miró fijamente y le entrelazó sus fuertes manos por la cintura, en un momento la tenía pegada a sus abdominales. Sus labios estaban a centímetros y ya no había escapatoria.

—¿Me deseas? —le preguntó Jungkook en un susurro que la dejó sin aliento.

—Sí —dijo ella mirando todo su rostro a la vez. Su mentón firme, su piel blanca, sus ojos negros que ya no podría olvidarlos nunca. Sabía que cuando cerrara los suyos por las noches estarían ahí para no dejarla dormir.

—Eres preciosa, no sabrá tu marido nunca lo que está perdiendo.

Ella dió un suspiro avergonzada y escondió su rostro en su cuello. Jungkook tocó su pelo largo y lo acarició.

—¿Tienes miedo de mí?

—No es eso, es que yo nunca lo hice con alguien que me gustara tanto ni que tuviera sentimientos hacia él —abarcó con sus brazos la cintura de Jungkook y lo abrazó —. Nunca he disfrutado del sexo como todos hacen.

Él abrió sus ojos y le dolió lo que decía. ¿Cuantos años tenía? ¿22...23? Ella no se merecía esa vida tan vacía ni sentirse tan sola.

—Yo te haré disfrutar ya lo verás —la apartó y acarició sus mejillas con sus manos y la miró con cariño— te mereces que un hombre te haga sentir placer TN.

Acercó sus labios a los de ella y los hundió para pasearse en ellos, los saboreaba con delicadeza al principio y con fuerza después. Metió sus manos bajo sus brazos sin dejar de besarla y la subió hacia arriba. Ella entrelazó sus piernas en la cintura de Jungkook y pasó sus dedos por su negro pelo.

Iba él andando para llevarla a la cama que había en la habitación. La tendió despacio.

Se separó por un momento y se quitó su camisa ante esos ojos miel que lo miraban con entusiasmo y deseo. Era tan varonil y sus músculos eran tan marcados que hicieron la delicia de esa mujer que deseaba saber por primera vez lo que era sentirse deseada y lo que era el placer.

Él cubrió su cuerpo sin descansar todo su peso y le subió el vestido poco a poco. Iba sonriendo y mordiendo su labio cada vez que su piel tersa y blanca iba haciendo aparición.

—Eres un puro deseo te lo puedo asegurar —las mejillas de ella estaban todas rojas— no estés tensa, sólo déjate llevar. —le susurró al oído—. No voy a hacerte daño.

Su espalda se arqueó al notar que tocaba su intimidad con la yema de sus dedos. Apretó su puño en su boca para que no se escucharan sus gemidos descontrolados.

—No hagas eso, quiero escucharte. Ahora es lo que más deseo —le dijo él y le quitó el puño de su boca.

La cubrió por completo y sus pieles se juntaron. El calor y el deseo hicieron todo lo demás. Embestía fuerte Jungkook y ella arqueaba su espalda y gemía cada vez más fuerte.

Tenían sus manos agarradas arriba del colchón y sus cuerpos temblaban y se tensaban a la vez. Se estaban amando y disfrutaban de ello. Gemía uno y gemía el otro sin control encima de aquella cama de un motel olvidado del mundo. Al fin sucumbieron al placer más absoluto y quedaron jadeantes y unidos. Sus respiraciones eran un desastre. Intentaban recomponerse pero era difícil después de haberlo dado todo haber sentido tanto.

Jungkook salió de ella y se posicionó a su lado. La atrajo hacia su pecho y la abrazó. Después de controlar algo su respiración agitada pudo hablarle.

—¿Ha sido cómo esperabas?

Ella al escucharlo escondió su rostro en aquel pecho que se había vuelto su refugio, estaba avergonzada por tener que responder a eso.

—No quiero que tengas conmigo vergüenza ni miedo, ¿de acuerdo?

—No lo tengo —dijo bajito.

Él bajó su cuerpo hacia abajo y se puso a su altura para que sus rostros y sus ojos estuviesen a la par.

—Dime, ¿Te ha gustado? —le preguntó con una mirada sexi de nuevo.

—Sí...me ha gustado.

Los dos sonrieron y volvieron a besarse con desesperación...