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—Así que has visto algo o alguien que ha hecho frente a la banda terroristas más peligrosa de la ciudad—suspiré desde la parte trasera de la camioneta—. April, ¿realmente crees que hay un justiciero haciendo frente al Clan del Pie?

—No os rogaré que me creáis—parecía decepcionada y ofendida por mi reacción—. _______. Yo sé lo que he visto.

—Quiero creerte—suspiré.

—Chicas. No quiero arruinar el increíble momento sentimental, pero me parece que a O'Neil le vendría bien buscar pareja.

—¡Ella no necesita depender emocionalmente de ningún hombre!

—Chicos...

Miré hacia la misma dirección que April. La gente salía sin control de la boca del metro Broad Street.

—¿Adónde van?—preguntó Vern confundido.

April abrió la puerta para salir y dirigirse en dirección contraria a la multitud, justo al interior del metro.

—O'Neil, ¿dónde vas?

Antes de continuar escuchando las preguntas innecesarias de Vern en vez de actuar, bajé de la camioneta para seguir a mi prima.

—¿De qué huyen?—preguntó a las personas corriendo con desesperación—. ¡Esperen!

—¡April, no creo que sea buena idea!

Era consciente de que mis palabras no serían rivales para su terquedad, pero no sabía cómo actuar contra la adrenalina que comenzaba a invadir mi cuerpo.

Pasó la entrada principal saltando uno de los tornos, conmigo detrás. El ambiente era tenso y todo estaba completamente en silencio con las voces de las personas de la calle gritando a lo lejos.
Sabía que no era buena idea, pero también sabía que era la única capaz de proporcionarle algo de protección.

Cada una se encontraba tras una columna de metal, hasta que vi un soldado del Clan del Pie acechando a April.

—Mierda—murmuré para mí.

Tomé carrera, dirigiéndome hacia el soldado y quedar lo suficientemente cerca para soltarle una patada en el estómago.

—¡Corre!—miré a April.

Volvió a levantarse, esta vez sacó un arma y, antes de poder apuntarme a la cabeza, volví a lanzar otra patada desviando la metralleta para golpearle a puño limpio.

—¡______!

Jadeé. Apareció otro de los soldados, y esta vez apuntaban a April en la sien, amenazándome con claras intenciones.

Levanté mis manos en señal de rendición. El soldado que derribé tiró de mi cabello para obligarme a caminar.

Terminamos tumbadas cerca del andén de una de las vías del metro. Tenían pensado mantenernos de rehenes, amenazando con explosivos en caso de no lograr su objetivo.

—¡Sabemos que estás ahí!—habló quien parecía encabezar el grupo—. ¡Si no te rindes, empezaremos a ejecutar rehenes!

Miré a mi prima, confirmando que está completamente loca. Había sacado el móvil para grabar los hechos.

—¡Guarda eso!—advertí—. April, no seas-

—¡Tú!—la líder apuntó a April con una pistola—. ¡Levántate!

Estaba dispuesta a protegerla de cualquier manera. Pero entonces, llegó nuestro dicho justiciero.

—¡Todos a bordo!

Las luces se apagaron, y todo a nuestro al rededor eran flashes por la velocidad del tren entre la oscuridad.
Los soldados del Clan del Pie volaban por los aires y eran derrotados con facilidad.

MI LUZ ENTRE LAS SOMBRAS || RAPHAEL X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora