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Antes de empezar el capítulo me gustaría dar créditos a Ferggy39, quien ha hecho posible la extensión de esta historia al proporcionarme ideas fantásticas. Os agradecería que pasarais a ver su perfil, es realmente satisfactorio leer su escritura.

°°°

—Bien, lo entiendo.

Cliquee el pulsador del bolígrafo, escuchando ese sonido tan satisfactorio que me desestresaba. Solo cuando yo lo hacía.
Comencé a realizar el ejercicio siguiendo la fórmula que Ethan había explicado anteriormente.

—¡Et viola!—levanté el boli en el aire.

—Veamos—se acomodó a mi lado para ver la resolución con más detalle, tomándose unos segundos—. ¡Perfecto! Muy bien, _______. Aprendes muy rápido.

—¿De verdad?—pregunté con ilusión.

—Sí. No entiendo cómo te va tan mal en estas materias.

—Bueno—reí un poco nerviosa—. No suelo prestar mucha atención a las explicaciones. Pero no es porque no quiera, sino porque me distraigo con cualquier cosa—apoyé la mejilla en mi mano en señal de cansancio.

—Normal—se encogió de hombros—. Con los profesores tan aburridos que tenemos, te aseguro que hasta un bebé recién despierto se vuelve a dormir al escucharles hablar.

Reí brevemente ante su comentario. Miré la hora, viendo que ya se me venía el tiempo encima. Debía regresar a casa.

—Ha sido agradable volver a estudiar contigo—me levanté, recogiendo mis cosas—. Es hora de que me vaya.

—¡Te acompaño!

—No es necesario—le miré, sorprendida ante su rápida reacción.

—No es molestia—sonrió—. Además, me queda cerca de casa.

—Cierto—asentí a la vez que cargaba mi mochila—. Entonces vamos.

Siguiendo la conversación tan entretenida sobre el profesorado en su universidad, resultó ser otro día desesperante para el mutante, el cual se encontraba tirado en el suelo de la guarida alimentando a la pequeña tortuga.

—Tú también la echas de menos, ¿verdad?—preguntó, viendo cómo el reptil masticaba la hoja de lechuga muy despacio—. ¿Crees que ya está en casa?—cuestionó antes de tomar al pequeño en brazos—. ¡Vamos a verla! Le daremos una sorpresa.

Y, así pues, como buen padre, tomó una prenda larga para improvisar una mochila portabebés y llevar a la pequeña tortuga en ella.

—Sujétate bien, hijo—advirtió, acunando a Spike en su mano a través de la tela.

Por otro lado, los estudiantes adultos se encontraban en una larga despedida en la entrada del edificio residencial.

—Ya sé—tuvo una idea—. Podrías venir este fin de semana. Si dices que no vives lejos a lo mejor es lo más cómodo.

—Si te parece bien—dijo buscando una segunda aprobación.

—Por supuesto—volvió a asentir.

Se sentía emocionada, no por el hecho de invitar a un chico a su casa. En otros tiempos aquello habría sido todo un logro para ella, pero claro que nada de eso importaba ahora porque tenía a quien amar de verdad.
Ella estaba entusiasmada porque por fin entendía todas las materias que tanto tiempo había tratado de comprender, bien buscando tutoriales o bien sentándose en su silla hasta que le entraran las ideas. Y por ello, se lanzó a los brazos del chico en una muestra de gratitud por todo aquello en lo que consiguió hacerla avanzar.

MI LUZ ENTRE LAS SOMBRAS || RAPHAEL X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora