18

3.1K 380 36
                                    

—Ya no puedo seguir así—dejé caer mi cabeza sobre la mesa, suspirando agotada por las horas perdidas de sueño.

—Hola.

Levante mi cabeza hacia la voz de uno de mis compañeros de clase, poniendo toda mi atención sobre él.

—________. Mi nombre es Ethan, somos compañeros de clase este nuevo año.

Sí, decía cosas demasiado obvias. ¿Pero quién soy yo para juzgar? Continúe escuchando a Ethan.

—Te he visto algo estresada. Supongo que es por las próximas semanas de exámenes—movía sus manos, nervioso—. Me preguntaba si querías quedar en la biblioteca, por si necesitas ayuda—sus ojos se posaron sobre los míos.

Le miré con mi expresión completamente seria, sumiendome en mis propios pensamientos hasta que las palabras de ese chico cruzaron mi cerebro fundido.

—Claro—sonreí con amabilidad.

—¡Muchas gracias!—dijo antes de comenzar a alejarse de mi sitio.

—¡Oye!—me levanté repentinamente, haciendo que se girase asustado—. ¿A qué hora?

—Ah—volvió a acercarse—. Lo siento. Te daré mi número para acordar todo.

Intercambiamos números. A pesar de no verlo completamente necesario, puesto que quedaríamos después de clases, accedí a su petición.

Con las clases finalizadas, salí del edificio para dirigirme a la biblioteca del campus. Antes de entrar, mandé un mensaje de voz a Raph, explicando la razón por la que tomaría transporte público, saliendo más tarde.

—¡_______!—vi a Ethan llamando mi atención a lo lejos.

—Hola—dije sin saber cómo iniciar una conversación.

—¿Qué tal la última clase?—abrió la puerta para invitarme a pasar—. A mí siempre me parece la más pesada. Dan ganas de que termine para ser libre, pero el tiempo parece ir cada vez más despacio.

Reí ante su confesión al sentirme tan identificada. Seguí sus palabras, afirmando que me sentía igual al respecto. Me parecía un chico agradable, y hacía los estudios más amenos.

—Qué anillo tan bonito—comentó, dejando de escribir en su cuaderno para darme una mirada curiosa—. ¿Es un obsequio?

—Esto—miré la sortija con una amplia sonrisa en mi rostro—. Me lo dio mi pareja.

—Oh—volvió su vista al cuaderno—. Debí esperarlo—rió.

—¿El qué?—ahora era yo quien le miraba con curiosidad.

—Pues que tienes novio—dijo con obviedad—. Eres una chica que causa curiosidad a primera impresión. También eres muy linda.

Noté sus palabras con alguna segunda intención, interesado. Sin embargo, también las dijo de una forma agradablemente respetuosa.

—Gracias—escribí sin saber cómo actuar—. ¿Tú no tienes novia? Eres un chico bastante carismático.

—No me he interesado en nadie, todavía—confesó, avergonzado.

—Creeme, enamorarse es lo más hermoso que te puede pasar.

Quería retirar esas palabras al haber salido de forma tan empalagosa, aunque era lo que sentía.

—Bueno—desvié mis recientes palabras—. Es hora de que me vaya—comencé a recoger mis materiales—. Gracias por las clases. ¿Hay alguna forma de compensártelo?

—No hace falta—negó rápidamente—. Con que sigas quedando conmigo después de clases para estudiar es suficiente—decía mientras también guardaba sus libros—. Y que me dejes llevarte hasta tu casa.

Miré mi móvil, tenía varias llamadas perdidas de Raph. Miré por una de las ventanas, ya había oscurecido. Debía estar molesto y preocupado, pero le dije que llegaría tarde, por eso no entendía la desesperación.

—Espera un momento—le devolví la llamada a Raph y me aparté de Ethan para hablar en privado.

—_______. ¿Dónde estás?

Su tono me puso los pelos de punta, como si estuviera lidiando con toda la toxicidad de un novio controlador.

—Hola, Raph—dije lo más serena posible—. Te mandé un audio.

—Lo sé—dijo más tranquilo—. Es que ya es demasiado tarde. ¿Está todo bien? ¿Necesitas que vaya por tí?

Miré a Ethan unos segundos. Parecía estar esperando, ansioso por que terminara la llamada para irnos.

—Tranquilo. Un compañero de clase me acompaña hasta casa.

—¿Cómo que un compañero?

—Sí, de clase—repetí—. Bueno, nos vemos allí, te quiero—dije antes de colgar.

Volví junto con Ethan, disculpándome y aclarando que debía atender la llamada ya que se tratada de mi pareja.
El asintió y comenzamos a caminar hasta la parada de bus.

Con este chico jamás te quedabas sin tema de conversación. Era como un Mikey versión humana, pero algo más moderado, menos espontáneo. Aún así, resultaba agradable.

Finalmente llegamos al departamento de April. Estaba en un proceso lento de independización. Pagaba alquiler de mi habitación, ya que insistí a mi prima de ello, mientras, ahorraba para mudarme a mi propio departamento.

—Bueno, gracias por acompañarme—abrí mis ojos con sorpresa—. ¿Tú no vives lejos?

—No, tranquila—le restó importancia—a un par de manzanas de aquí.

—¿Estarás bien?

—Vaya. Te preocupas demasiado—rió con ternura—. Eres muy linda, _______. No te preocupes, estaré bien.

—Bueno—asentí, insegura.

—Hasta mañana—se despidió con la mano ya en la lejanía. También me despedí agitando mi mano en el aire.

Tomé las llaves para entrar al edificio. Para my suerte, Raph se encontraba ahí de pie, con los brazos cruzados y mirada que juzga.

—Raph—levanté mis brazos para alcanzar su cuello y abrazarlo—. Oye, te pueden ver. ¿Qué haces en la entrada?

—Es muy tarde, ________—me devolvió el abrazo—. ¿Por qué no me dejaste ir por tí?

—Te dije que estaba bien—di palmaditas en su caparazón—. No debes preocuparte tanto, Raphy.

—Vamos—tomó mi mano para arrastrarme, evadiendo la manera tan molesta, para él, de nombrarle—. Spike te ha echado de menos.

—¿Solo Spike?—le miré con una sonrisa.

—Nuestro hijo necesita a su madre—evitó mi pregunta de forma tierna y cruel.

—Nuestro hijo seguramente esté contento de pasar el día con su padre.

Detuvo sus pasos, dándome la espalda unos segundos antes de girarse hacia mí con tristeza en su rostro.

—¿Por cuánto tiempo vas a estar así?

—Raphael...—suspiré, exhausta—. Lo siento mucho, de verdad. Estas son unas semanas muy difíciles para mí. Debo estar al cien por ciento para sacar las mejores notas. Pero te prometo que te lo compensaré.

—Mucho tiempo, ¿eh?—soltó una risa irónica—. Bien. Esperaremos hasta entonces.

—Gracias por entenderlo.

Con una sonrisa en mis labios, me incline un poco hacia Raph, levantando mis talones para quedar de puntillas y plantar un pequeño beso en la comisura de sus labios.

—Casémonos lo antes posible—dijo más animado, levantándome del suelo y besando mis mejillas.

MI LUZ ENTRE LAS SOMBRAS || RAPHAEL X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora