MI LUZ ENTRE LAS SOMBRAS || RAPHAEL X LECTORA

03

—Espera, tiempo muerto—intervine haciendo que los tres hermanos, inclinados en una reverencia y Raphael, me mirasen extrañados—. ¿Yo qué pinto en todo esto? A penas llevaba pañales cuando os vi por primera vez. Eso quiere decir que no me acuerdo ni os conozco de nada.

—Qué oportuna—comentó Raphael a mi lado.

—_______—Splinter se dirigió a mí—. Tú también formaste parte importante en nuestras vidas. Nos amaste incondicionalmente a pesar de no ser consciente de ello—su mirada se dirigió a Raph—. En especial a Raphael.

—¿Eh?

—Ambos erais muy cercanos a vuestra corta edad. Sin encontrarse en su forma mutada, a Raphael siempre le agradaba tu compañía.

—Entonces es un milagro que siga con vida.

—Serás malagradecido—me crucé de brazos—. Cómo se nota que no pensaba en lo que hacía.

—Ja. Dímelo a mí—contraatacó con burla.

—¿Por qué nos habéis traído?

—Para averiguar a quién le habéis hablado de nuestra existencia.

—A nadie que me haya creído. Salvo Eric Sacks.

—Yo no he soltado palabra.

Soltó un pesado suspiro—. Sacks. Lo que me temía—se puso en pie al lado de las tortugas—. Sacks no es un amigo. Su alma se ha envenenado por la influencia de un maestro oscuro: el Triturador. El Triturador prácticamente crío a Sacks en Japón. Es como un padre para él. Y hará lo que sea por su maestro.

—Espera—intervino Raphael—. ¿Sacks y el Triturador? ¿Y por qué no estamos ahí fuera cazándolos?

—¡Porque el Triturador es un guerrero experimentado cuya crueldad no tiene límites! Y vosotros no sois más que unos adolescentes.

—¿Entonces por qué sigo yo aquí?—hablé de fondo.

Raph bufó en señal de desaprobación ante las palabras de Splinter.

—El mutágeno de vuestra sangre tiene gran valor para ellos. Y ahora que Sacks tiene la confirmación de que estáis vivos, me temo que vendrán a por nosotros.

Justo en el momento más oportuno, un irritante pitido comenzó a sonar con insistencia.

—¡Violación del perímetro!—avisó Donnie—. ¡Tenemos compañía!

Los hermanos se dirigieron hacia unos ordenadores y yo miraba a April con preocupación y angustia ante la situación actual. Nos habían encontrado.

Todo estaba pasando demasiado rápido. Las paredes explotaron y todo a mi alrededor se veía borroso por culpa de la gran nube de polvo.
No quise quedarme quieta, así que me moví tratando de guiarme con ayuda de mis manos y pies.

Para mi suerte, terminé cruzándome con un grupo de soldados del Pie. Había terminado en una sala con un gran ventilador que aproveché para esconderme en una de sus esquinas.

—Maldición. Son demasiados—trataba de regular mi respiración—. Aunque sepa luchar no podré derrotarlos a todos portando armas.

—¡Muévete!

Miré hacia el frente, Raph se dirigía a prisa hacia el ventilador. Lo empujó a pesar de los disparos, era como si su caparazón le sirviera de antibalas.

—¡Detrás de mí!

Ahora venían por el lado contrario, lanzando lo que parecían ser dardos tranquilizantes. Me coloqué detrás de Raphael y este se abalanzó sobre ellos para contraatacar.