MI LUZ ENTRE LAS SOMBRAS || RAPHAEL X LECTORA

15

—¿Una chica?

—¡Sí! Es tan linda. Además es fuerte, defendió a su amiga sin importarle las desventajas.

—¿Y eso qué?—preguntó irritado mientras daba de comer a Spike—. ¿Te has enamorado?

—Deberías entenderme, hermano. Tú tienes una hermosa relación con ______.

—Lo entiendo, pero a penas la conoces, ¿no? ¿Qué te hace pensar que la volverás a ver?

—¡La buscaré!

—Solo no te metas en problemas.

—¡Mándale saludos a mi cuñada!—gritó saliendo de la sala.

Dejó reposar su cabeza al lado del pequeño animal terrestre antes de soltar un pesado suspiro.

—Amanda Tilley...—miró a su hijo—. Espero que ese tonto no se meta en problemas por su culpa.

Raphael soltó una risita al recibir unos pequeños chasquidos por parte de Spike. Se levantó y tomó a la tortuga para dirigirse al exterior, a la gran ciudad.

—Es mi deber como hermano mayor cuidar de mi hermanito, ¿verdad?—acarició su pequeña cabeza con uno de sus dedos—. Te dejaré con tu madre y le contaré al respecto. Ella lo entenderá.

—¿No crees que Mikey ya puede ser responsable de sus propios actos?

Un abrupto silencio se formó entre humana y mutante, mientras el individuo más pequeño notaba la gran tensión entre sus figuras paternas.

—Bueno...—suspiró—. Es cierto que su capacidad intelectual a veces puede ser... diferente y eso le lleva a meterse en infinidad de problemas. Ay Dios, ¿y si está tan enamorado como lo estuvo de mi prima?—miró al mutante con preocupación—. ¿Crees que se podría armar un verdadero escándalo?

—Eso es lo que estoy tratando de decirte.

—¿Sí? Deberías ser más claro con tus ideas.

—¿Entonces me dejas ir?

—¿Es en serio?—lo miró enternecida—. ¿Me estás pidiendo permiso, tú, el gran e intimidante Raphael?

—V-Vamos—apartó la mirada avergonzado—te lo digo sólo para que cuides de Spike.

—Ya—rió—. Vamos, ve a cuidar de tu otro pequeño.

Sus risa se vio interrumpida al sentir los brazos de Raph rodeando su cuerpo y a Spike, que se encontraba entre los brazos de la femenina.

—Gracias. Os quiero.

—P-Pero que cursi eres—balbuceó apenada y con las mejillas rojas.

Raph se alejó, no sin antes volver su vista atrás y despedirse de su familia sacudiendo su mano en el aire.

Recordó las palabras de su hermano, dando por hecho que se encontraría con la chica en el mismo lugar de su primer encuentro. Y acertó.

Observaba cómo ambos hablaban en un ambiente tranquilo. Se reían y ella, de vez en cuando, daba pequeños empujones al de banda a naranja entre carcajadas. Raphael no podía negar que esos dos se veían bien juntos.

—Aún así no me confío—fulminó a la chica con la mirada apretando los dientes.

Sin embargo, una parte de él se sentía bien al ver a su hermano siendo tan feliz al tener a alguien a su lado.

Una vez visto el panorama, Raphael volvió con su amada lleno de resignación por el sentimiento tan amargo que no se iba de su pecho.

—¿Qué ocurre? ¿Conseguiste hablar con Mikey?