De mi propiedad - Markhyuck

25.

Un despacho donde la sangre era parte de la decoración, un lugar donde el humo de cigarro estaba presente casi todo el tiempo, un asesino y un traficante se miraban detenidamente, sus niveles en cuanto a poder eran muy similares, ambas familias aborrecidas y marginadas por las demás.

— ¿Qué me tienes? — pregunto el hombre etiquetado como un ser repugnante y traicionero.

— Sabes que se necesita tiempo, de momento todo esta avanzando como lo habíamos planeado ¿Te deshiciste de ellos? — la pregunta realizada por el peliverde hizo chasquear la lengua del más alto.

— Escaparon — el asesino rio alto y escandaloso siendo parada en segundos donde sus ojos se volvieron oscuros y asechadores, era una alerta, estaba listo para asesinar — Mis hombres los están buscando por lo que no debemos preocuparnos — el de ojos azules elevo una ceja dándole el indicativo de que le creía poco o nada agregándole la duda de si eran realmente útiles para desarrollar la tarea.

Ambos hombres se quedaron en silencio, el ambiente se volvió pesado, asfixiante para cualquiera que entrase o siquiera se acercara a la habitación — Hay un agente, se dice que esta buscando a Jung — el piel lechosa se recostó después de apagar el cigarro — Y no solo a Jung, entre las sombras corre el rumor que anda buscando venganza, anda buscando a alguien en especial, pero nadie sabe a quién.

— Sera un problema — ambos asintieron de forma casi involuntaria — Deshazte de él, no deseo que algo mas interfiera con mi objetivo — dijo casi en gruñido.

— Me temo que eso también será algo complicado, varias cazadoras están con él por lo que tendrás que tomar una decisión, él o tu juguetito — el peliverde sonrió divertido ante la oscuridad que se había hecho presente en los ojos contrarios.

— Sabes mi respuesta — respondió ya sin siquiera verlo.

— Que así sea — un maletín fue extendido y tomado en segundos — Te estaré informando, salúdame a tu esposo — esa ultima frase hizo molestar al alto quien agarro y estrelló un vaso con licor contra la puerta maldiciendo lo tarde fue al no haber podido siquiera rozar al maldito hombre.

El peliverde al salir del despacho de su "socio" se dio el permiso y derecho de caminar por los pasillos de la mansión, había algo que quería ver y sabia que eso que sentía tenia nombre y apellido, en su andar varias habitaciones fueron abiertas sin permiso, muchas de estas vacías, pero tan limpias que esta el mismo reflejo se podía apreciar en el piso de madera — Te encontré — susurro elevando un poco las comisuras de sus labios, acercándose al objetivo con cautela grito un "Hola" asustando al hombre de cabellos negros como la noche.

El silencio ante el saludo fue la respuesta esperada, una lastima ya que él si lo conocía, el cuerpo ajeno no temblaba, solo tenia su cabeza gacha — Mírame — dijo suave siendo obedecido al instante donde labios partidos, ojeras marcadas, heridas en las mejillas y un ojo morado delataron el hombre tan asqueroso con el que había estado hablando hace poco, sus brazos estaban cubiertos al igual que sus piernas, pero con seguridad podía decir que también estaban lastimadas — Si te cuidaran y tratasen como tal serias un ser más que hermoso — expreso con total sinceridad sentándose al lado del que se decía ser esposo del traficante. Miro el césped haciéndole a su cerebro recordar — Tu madre fue una persona muy hermosa, tan llena de vida y tan lastimada por la misma — el pelinegro quien ahora lo miraba con sorpresa y curiosidad entreabrió su boca — Ella me salvo de una muerte segura en una disputa se que tuvo entre tu familia y la mía, ver tu estado me hace sentir en la obligación de devolverle el favor aun cuando ella está muerta — el silencio seguía reinando a lo que el mayor volteo a verlo.

— Ya veo — fue lo único que salió de esos labios lastimados.

— Pronto un juguete vendrá a tomar tu lugar y ese día tu libertad se hará realidad — fue lo ultimo dicho antes de pararse y desaparecer entre las columnas que decoraban y sostenían parte de la estructura.