De mi propiedad - Markhyuck

11.

Sentado en una pequeña banca observaba con total deleite el hermoso ocaso, después de dos semanas o un mes ante la ausencia del pelinegro en su vida tomo la decisión de venir a su escondite y disfrutar lo que muy pocas veces apreciaba, cerro sus ojos dejando que la leve brisa acariciase su rostro y dejara que sus cabellos bailaran con las hojas que caían de las copas de los árboles que lo rodeaban.

Podía decir que se sentía en paz, sentía tranquilidad al estar sentado mirando como el sol se ocultaba dándole paso a la hermosa luna que lo acompañaría en su retorno a casa de Jeno donde lo esperaría una noche más a su llegada, en los días en que estuvo solo donde tanto Donghyuck como Renjun no tuvieron contacto con él pudo darse la oportunidad de pensar, reflexionar y organizar sus pensamientos y sentimientos.

Aún tenía una plática pendiente con Donghyuck la cual se haría cargo cuando comenzase el nuevo periodo, debía admitir que sentía cierta envidia no muy buena hacia el morenito de ahora cabellos dorados y no es que eso naciese de la nada, siempre la tuvo, pero siempre trato de reprimirla y solo concentrarse en todos los sentimientos bonitos que tenía hacia él.

Sintiendo como la temperatura descendía se levantó caminando hacia su moto rumbo a casa, en el trayecto su mente viajaba por momentos como que pronto seria navidad, una época muy linda y maldita a la vez donde los precios subían de una forma asquerosa y el frio llevaba a calar los huesos a pesar de andar con grandes y muy cubiertas ropas.

— Iré a visitarlos — se dijo cambiando el rumbo seleccionado.

Las calles poseían una vida increíble, llena de luces y ruido donde los autos pasaban sin parar por las calles acompañadas de personas que corrían o caminaban rápido con el único objetivo y deseo de llegar a sus hogares y descansar unas cuantas horas antes de volver a levantarse y hacer nuevamente la misma rutina que al final carcomía el alma hasta ya no dejar nada más que un recipiente vacío liderado por la sociedad.

En el trayecto varios recuerdos se reprodujeron llegando a llenarlo de alegría y tristeza, la noche cada vez se ponía cada vez más fría, esperando y orando porque no nevara comenzó a caminar por lugar lleno de flores, sonrió al ver el gran árbol en el que descansaban sus seres más queridos — Hola — susurro mirando las dos lapidas — Lamento haberme ausentado por un tiempo — dijo sentándose con las piernas cruzadas — Han pasado muchísimas cosas de las cuales me encantaría hablarles — sus dedos se entrelazaban jugando con necesidad de algo que no podía expresar o siquiera saber — Conocí a alguien muy lindo, se llama Jeno todo comenzó por Hyuck y de alguna forma se lo agradezco en silencio...

Desviando su mirada varias veces de las lapidas les confeso muchas cosas la noción del tiempo se fue esfumando dejando que sus labios se movieran sin parar donde reía y sonreía, así como por momentos sentía la angustia y la tristeza abarcarlo. No fue hasta que su celular comenzó a sonar que cayó a la realidad de que ahora comenzaba a nevar y su piel estaba más pálida de lo normal debido al frio — Creo que es hora de volver — hablo levantándose sacudiendo el polvo inexistente y leves rastros de nieve — Espero regresar muchísimo más temprano, nos vemos en otro momento — agrego sonriendo comenzando su camino hacia su moto.

Después de escuchar su celular por tercera vez decidió contestar — ¿Hola? — su voz había salido dudosa algo que maldijo internamente.

— Nana cariño — sus ojos se entrecerraron queriendo ahora matar al chino estúpido que no pudo mandarle un mensaje antes de avisar que había cambiado el número.

— Sabes Junnie, me hubieras avisado de que este era tu nuevo número por poco y te vuelvo a ignorar — respondió deteniéndose al estar el semáforo rojo.

— Lo siento cariño, quería saber cómo estabas, como...bueno creo que las vistes — el asintió sabiendo que el chino no podía verlo, pero si afirmarlo con su silencio — Jaemin yo re –