Capitulo 2.5

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En todas las historias que había escuchado de partes de los aventureros que se encontró en su viaje, solo le contaban de lo grandiosa que sentía la adrenalina corriendo por tu sangre cuando te encuentras peleando al lado de tus colegas. Pero nunca antes avía visto con sus propios ojos una pelea en grupo. Axion Milards era un grupo bastante conocido entre los aventureros no porque se centraban en la fuerza de sus miembros. Sino por su trabajo conjunto. Karlit y Balurft eran los únicos Rutenio 18 mientras que el resto eran menores llegando hasta Titanio. Quedaba claro que por sí solos Karlit y Balurft acabarían la atención por ser por mucho los más fuertes. Pero en realidad, ellos no serían más que fuerza bruta innecesaria sin la ayuda de los demás. Pues el resto comenzaba todas las posibles debilidades de todos y se fortalecía conjuntamente. Y ahora mismo, Len estaba apreciando a Axion Milards funcionando como decorar en conjunto de todos sus miembros.

- ¡Llamas Fénix! - ¡Destello Ludo! - ¡Rayo de Sol!

Los primeros hechizos cesaron a Eslobacra por un segundo. Cuando abrió los ojos, tenía Balurft de frente.

- Tragarte esto.

Lo golpeó de frente sacudiéndolo. No desperdicio el momento y saco las garras listas para atacar. Karlit apareció tras de Balurft y empezó a bloquear los ataques. Una ráfaga de flechas le dio a un costado de su cara. Se volteó para ver a los molestos arqueros, pero en ese momento, balas impactaron en su cuello. Quiso voltear, pero Balurft golpeo con un gancho el cuello de la bestia. Clavo las garras en el suelo para no moverse, pero entonces el Dragonait le atacó con sus garras directamente en su espalda. Por instinto atacó con su cola.

- ¡Danza de la Tormenta!

Salvion salto y saco a su colega del camino de la muerte dejándolo a un lado. De frente seguía recibiendo golpes del licántropo por lo que de un salto retrocedió. Al aterrizar intento atacar, pero se halló con los pies hundiéndose en el suelo.

- Yu fe mí, Yu no mí, Am no li no fe da mentiu...

Recitaba Malaku, un Druida que no paraba de sacudir su bastón a medida que hacía que el suelo se convirtiera en una trampa de pegajosas arenas movedizas. Eslobacra comenzó a sacudirse, pero solo parecía hundirse más. Entonces los lanceros empezaron a proporcionarle fuertes ataques en sus articulaciones aprovechando que lo se podía mover. Tras recibir varias estocadas los magos dieron señal para que se retiren.

- ¡Crema de Magma! - ¡Veneno de Pali-diargo! - ¡Termo presión!

Hechizos de daño corrosivo callaron sobre el ser mientras este gritaba.

- Ong si barada, Ong si barada, Ong si barada, Ong si barada...

Recitaba Drud, la hechicera de túnica purpura mientras alzaba sus manos sobre ella. En donde se juntaba una especie de luz de color azul marino en forma de orbe.

- ¡Ong si barada!, ¡Ong si barada!, ¡Ong si barada!, ¡Ong si barada!...

La energía en ese orbe parecía descontrolarse y parecía que emanaba una especia de estática que liberaba leves rayos eléctricos a los lodos.

- ¡Monin-ge du seluva!

Lanzo la esfera al Eslobacra y este impacto sobre su cuerpo liberando un tormento de rayos que lleno toda la vista impidiendo ver algo. La explosión eléctrica fue tal que tuvieron que retroceder para no recibir daño colateral. Al desaparecer los rayos también lo hizo Eslobacra.

- ¿Escapo?

- ¡No! ¡Esta debajo!

De la arena salió de un salto con las mandíbulas abiertas con la intención de devorar a Balurft. Karlit saltó y bloqueó con su espada los dientes de la bestia. Balurft reaccionó y atacó con otro fuerte gancho a la bestia alejándolo de ellos.

Akibajara: "Las Diez Mil Mazmorras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora