Su viaje en huida de la pelea de los titanes continuaba. Ya llevaban peleando contra arañas insectos grandes y muchos tipos de bestias que habitaban las mazmorras a medida que las atravesaban. El lugar continuaba con los temblores. Algunos eran leves, pero otros eran tan fuertes como para sacudir los cielorrasos de las salas y pasillos. Por ese motivo decidieron continuar en los techos de las mazmorras que, aunque no era la forma más segura al exponerse, se libraban de las peleas y posibles derrumbes. La lucha estaba a al menos un par de kilómetros de distancia, pero aun así no podían darse el lujo de descansar.
- Ahora sí. (Suspiro) Ya no puedo más. Mis pies arden de tanto correr. Por favor un descanso.
Mío cayó del cansancio de tanto correr, subir y bajar escaleras. Tantas vueltas atléticas eran mucho para alguien que apenas si salía a recorrer la ciudad.
- Por más que me disguste. Concuerdo con la señorita Shiria.
Dijo Derek al detenerse para tomar aire. Y así le siguieron los demás.
- Aún no estamos a una distancia segura. Tenemos que continuar.
- Esos dos están a kilómetros. Además, dese cuenta que algunos no pueden seguir el paso Paladio.
- Esta bien. Cinco minutos y continuamos.
- Por amor a Veshnum, gracias señor Karlit.
- No sé descuiden. Mientras más nos alejamos, más comunes se vuelven los enfrentamientos.
Quienes estaban cansados, principalmente los cartógrafos y aventureros no especializados en actividades físicas, se sentaron a descansar e hidratarse. Los demás montaron guardia al borde del techo o simplemente admiraban desde lejos la titánica lucha. Len no estaba cansada. Pero se quedó junto a los cartógrafos. Pese a que le gustaba explorar los alrededores, no le agradaba la idea que los atacaran en su ausencia. De alguna forma creía que ese era su puesto ya que comenzaba a dudar un poco de los demás aventureros. Cuando vio al milpiés lo primero que quería era ir a enfrentarlo. Aunque no tenía muchos ataques que afecten a insectos, mucho menos a uno tan grande, quería improvisar. Era la sensación de aventura que quería vivir. Pero la orden que escuchó fue la huir. Eso la disgustaba un poco, los demás solo pensaban en huir sin ningún incentivo de lucha presente en ellos. Cuando el milpiés y el minotauro estuvieron cerca, todos tomaron su propio camino descaradamente dejando a los demás atrás sin importarles lo que le podría pasar a quienes no eran tan rápidos. Y mientras esas ideas recorrían su mente, Mío sacó una palangana de su mochila y tomó de ella, pero se le acabó el agua.
- Ay no... Derek, por casualidad-
- Ni lo pienses. Mi mochila quedó entre los muros del nivel de arriba. No tengo nada.
Cuando activaron la plataforma que los bajo, los muros empezaron a cerrarse haciendo que todos corrieran a la seguridad dejando muchas de sus posesiones atrapadas entre los muros.
- ¿Len? ¿Tienes agua?
- Claro! A ver...
Len tomó su mochila y empezó a revisar buscando. El sonido de muchas cosas chocando y moviéndose indicaba la presencia de muchas más de las que parecía que pudieran entrar en esa modesta y pequeña mochila.
- La encontré!
Len saco una pequeña botella recubierta de cuero que parecía no contener más de medio litro de agua.
- Sabes, si es todo lo que tienes mejor guárdalo por si acaso.
- Por favor, no me importa, puedo compartir.
Len tomó la palangana de Mío y comenzó llenarla. Increíblemente la pequeña botella lleno la palangana pese a ser más grande y con más agua resonando dentro de la botella. Quienes vieron se sorprendieron ante tal maravilla y se acercaron a ver.
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Akibajara: "Las Diez Mil Mazmorras"
FantasiaImagina un mundo un cincuenta por ciento más grande que nuestra Tierra. Súmale razas y especies fantásticas. Multiplicalo por magia, hechizos, encantamientos, conjuros y de más. Súmale un gigantesco laberinto creado por dioses ancestrales llegados d...