El gran destello que provocó el ataque de Selia segó a todos por un momento obligándolos a cubrirse los ojos. Pero todos querían ver lo que pasó. Más precisamente que le pasó a Len. Abrieron los ojos con dirección a ella y se encontraron con una peculiar escena. Pese al gran peligro que suponía esta estupidez de experimento Len se había quedado quieta con los brazos cruzados protegiendo su rostro. Y justo en frente de ella se encontraba una gran esfera que contenía el poder del ataque de Selia.
- ¿Pero que?
Len abrió sus ojos para encontrarse con la gran esfera roja siendo absorbida gradualmente por el anillo en su mano como un espectro arrebatándole el alma a un mortal. Al cabo de unos segundos el poderoso ataque se redujo tanto que ya no era nada. Len bajo sus brazos y miró el anillo. No sentía ninguna amenaza proviniendo de él. Tenía varias preguntas, pero antes de que siquiera las repasará una logia de preguntas la sorprendió.
- ¿Estas bien? - ¿No le lastimaste? - ¿Qué pasó?
- Yo estoy bien, pero ¿Y Selia?
Los curiosos paparazis se hicieron a un lado dejando ver a la pobre Selia tirada en el suelo con el resto del grupo alrededor de ella. Len se le acercó llegando justo en el momento en el que Sally le estaba proporcionando un hechizo de fortalecimiento para que se sintiera mejor. Gracias a esto pudo despertar y ver a su alrededor a sus colegas preocupados. Su rostro cambió al ver que Len estaba bien. Pero en lugar de estar feliz, su cara mostraba más una ligera expresión de decepción. No hacía Len, sino a sí misma.
- ¿Estas bien Selia?
- ... Ese era... el hechizo más poderoso que puedo conjurar... y, aun así, no pude ni dañarte.
Selia volvió a cerrar los ojos recostándose en el suelo.
- ¿Selia?
- No te preocupes, solo está agotada por la pérdida de mana. Por lo menos no fue a tal punto como sierra persona
Dijo Sally, claramente refiriéndose a Len por su tono sarcástico que intuía al desprecio que tenía por tal actitud ingenua por parte de ellas al gastar tanto mana y dejar al cuerpo en un estado casi mortal. Pero dejando el tema de lado, Karlit se acercó a Len junto con Mío y Balurft. Mío parecía estar un tanto decaída y Balurft molesto. Probablemente venía a darles sus disculpas por involucrarlo en un experimento tan ingenuo, pero antes de que llegaran el anillo en la mano de Len volvió a brillar, esta vez con una tonalidad rojiza parecida a la del hechizo de Selia.
- ¿Pero que?
Lo que sucedió fue que el anillo liberó una gran nube roja de brillos. Parecido a algún gas radioactivo radiante, la nube brillaba en una secuencia de diminutas explosiones que reaccionaban a la nube como un combustible para su lenta ignición que al estallar generaban unas pequeñas descargas eléctricas que solo servían para hacer más surrealista la escena. No necesito describir las expresiones de asombro por parte de los aventureros que se quedaron atónitos al ver tal hermoso espectáculo visual que se hallaba sobre sus cabezas.
- Esto es...
- ¿Mana?
Dijo Drud completando la pregunta de Derek al apreciar la nube. Saco una vela de su bolso y la encendió. El fuego de la vela se sacudió al entrar en la nube y al cabo de un tiempo pasó se extinguió para dar lugar a una nueva llama más fuerte y brillosa de puro rojo cual la nube.
- Si... es mana, solo que en.... estado puro.
- ¿Esta segura?
- Muy segura.
El asombro ahora era mayor y no por el hecho de saber que era la nube sino por el origen de esta. Los ojos de todos ahora recaían nuevamente en Len. Más específicamente en su mano derecha, el anillo. Todo conque pensaban del anillo ahora había cambiado completamente.
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Akibajara: "Las Diez Mil Mazmorras"
FantasyImagina un mundo un cincuenta por ciento más grande que nuestra Tierra. Súmale razas y especies fantásticas. Multiplicalo por magia, hechizos, encantamientos, conjuros y de más. Súmale un gigantesco laberinto creado por dioses ancestrales llegados d...