Capitulo 3.2

10 2 3
                                    

Len y Selia caminaban por los pasillos hasta que llegaron a una parte en donde era cubierta por la penumbra absoluta. Selia podía ver bien, pero para Len era difícil ya que su buena visión solo le ayudaba para aclarar mejor lo que veía. No como visión nocturna ya que necesitaba al menos algo de luz y sin ella no podía ver. Selia quien si poseía visión nocturna notó como Len entrecerraba los ojos y decidió ayudar.

- ¿Podrías darme un par de tus flechas?

- Claro.

Len sacó dos flechas y se las entregó a Selia quien colocó su mano sobre las puntas de las flechas y recitó.

- Don feng du mare de mi sonme, katzu meroni habranan. Amon ni Ra Zu wan... Sobre capa Luminosa.

La mano de Selia brillaba levemente de un suave rojo mientras recitaba el conjuro hasta que las puntas de las flechas empezaron a brillar como velas. Una vez terminado el hechizo alejo su mano y le dio una flecha a Len.

- Ten, esto nos ayudará a ver mejor.

- Gracias.

Tomo la flecha brillante y la sostuvo como una antorcha alumbrando el camino. No sé preocupo por ser atacadas ya que no escuchaba a nada más que ellas en toda el área alrededor. Por lo que continuaron caminando por los pasillos.

- Continuemos investigando.

- Si, aunque no hemos encontrado nada de momento.

- Ya encontraremos algo. No sé qué, pero algo seguro.

- Si, un Guardián como ese no estaría acá por nada.

- Si, aunque empiezo a tener mis dudas.

- Por?

- Normalmente Akibajara responde cuando el Guardián es derrotado.

- ¿Responde?

- Algo cambia en la mazmorra, una puerta, pared o algún pasadizo se abre. Y se nota ya que se puede oír los antiguos mecanismos de Akibajara funcionar tras tanto tiempo de espera por los tesoros para ser reclamados.

- Pero no hubo ni señal de que algo así haya pasado.

- Exacto!

- Bueno, por lo menos yo no escucho nada parecido. Es más no oigo nada en los pasillos.

- El lugar está más tranquilo que un cementerio.

- Es como si no hubiera rastro alguno de vida.

- Si, desde que llegamos solo nos encontramos con esa cosa.

- Y ninguna señal de alguna recompensa. Quizás los otros grupos ya lo abran encontrado.

- No. Si ese fuera el caso, Jero habría venido a informarnos.

- Ya que lo mencionas, ¿Qué le paso?

- Claro te desmayaste. Te cuento la versión resumida que el no dijo. Cuando estaba explorando, el monstruo apareció y de alguna forma devoró a varias de las sus sombras impidiendo que se pudiera materializar. Cuando mataste al guardián libérate sus sombras y en cierto modo lo salvaste.

- ¿De verdad?

- Si, pero ni esperes que te de las gracias. Es una persona de pocas palabras y muy cerrado en lo personal. Si quieres puedo hablarle para que te agradezca. Se que es egoísta, pero si me esfuerzo quizás lo convenza.

- No me molesta, me conformo con saber que lo ayudé.

- Pero tiene que darte las gracias, nos salvaste a todos.

Akibajara: "Las Diez Mil Mazmorras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora