Capitulo 4.5

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El milpiés ya había pasado a fase Calamidad cuando se estaba enfrentando al minotauro. Su gran incremento de tamaño era la señal de ello. Pese a no poseer una armadura impenetrable como la del Gran Eslobacra, su exoesqueleto sí era bastante duro cual titanio. Pero era débil en las partes donde se adelgazaba como en las uniones de sus extremidades. Fue por ello que pudieron cortar algunas de las mil que tenía.

La sangre que corría por sus costados era tanta como para llenar una fuente. El dolor recorría su cuerpo haciéndolo estallar de rabia y furia por la humillación de que simples aventureros le hicieran pasar por tal situación. Con todo eso en mente, no podía permitirse que las alimañas que le causaron tanto dolor siguieran corriendo por allí ensuciando sus terrenos con sus presencias.

- ¡¡VAAaaN A MoRiR!!

Sus patas recorrían como cuentas de grandes espadas que se clavaban en los bloques de las edificaciones como hileras de soldados que remaban un barco de la muerte por las paredes del lugar. Ante la orden de Karlit, tanto hechizos como disparos y toda una ráfaga de ataques le llovieron al milpiés desde todas las direcciones centradas esencialmente en las partes que la carne viva estaba expuesta por las heridas causadas a lo largo de la pelea. Pero sus ojos estaban completamente ardiendo en la ira que solo se enfocaban en el arquero que no paraba de hacerle hervir la sangre. No le importaba nada a su alrededor e ignoraba todo y a todos los que estaban a su alrededor, así como a los ataques que recibía.

Len continuaba lanzando flechas directo a su boca, pero no hacían efecto. El milpiés estaba tan sumergido en la ira que ni el dolor o los obstáculos le interesaban, ya ni le importaba nada. Ahora mismo estaba completamente en modo Berserk sin nada que lo detenga. Llegando al borde del camino se lanzó directo a la plataforma con las mandíbulas abiertas con la intensión de asesinar de una vez por todas a Len.

Una vez su cabeza llego a mitad de camino, desde atrás de ellos paso a gran velocidad una enorme estaca de hierro sólida que sobrevoló por encima de las cabezas de los aventureros hasta impactar directamente en la cara del milpiés clavándose directamente en uno de sus ojos dejándolo tirado en el suelo. Grito de agonía y se sacudió de un lado al otro. La estaca se movió tanto que terminó por salirse volando a un lado dejando ver la gran herida en su heteromorfo rostro que expulsaba sangre como una catarata escarlata de un lado al otro entre espeluznantes gritos que reflejaban la intensidad del enorme dolor que estaba sintiendo la bestia.

- ¡¡Todos apuntes a su rostro!!

Los ataques ahora, se dirigían al enorme hueco en la cara del milpiés que no paraba de moverse de un lado al otro.

- ¡Lanza de Hielo! 

- ¡Bala Titanio! 

- ¡Bola de Cañón!

Una gran variedad de ataques le dio, pero aun así no eran capaces de derribar al milpiés que sacudía su cuerpo arrasando con la plataforma descontroladamente ante la falta de uno de sus ojos principales. El ataque cesó y la retirada comenzó en torno a salvarse de la devastación. Y entre medio de todo el minotauro apareció saltando directamente a la cabeza del milpiés armado con un enorme clavo y masa hechos completamente de hierro en manos. Salto a su cabeza donde incrusto el enorme clavo de hierro y lo golpeo fuertemente con la maza. El clavo de hundió un poco pero no lo suficiente para matarlo, pero si como para que se descontrolara aún más sacudiendo su cabeza lanzando al minotauro contra muros.

El milpiés se alzó decenas de metros hasta donde comenzó a lanzar cientos de bolas de fuego a todas partes sin un sentido alguno de puntería. Len continuaba lanzando flechas, pero parecía que el veneno no surtía efecto. Así que se llenó de valentía y corrió directo al monstruo.

Akibajara: "Las Diez Mil Mazmorras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora