VIII

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Al llegar a la enfermería Katsuki ya se había recuperado más, ahora podía caminar solo y no estaba tan mareado.

Recovery lo revisó y por las dudas le hizo unos análisis, solo para comprobar que no tuviera nada malo en su cuerpo.

-Aiko, Kiuru, salgan, tengo que hablar a solas con la vieja- Recovery levantó una ceja al escucharlo.

-pero...- el gran ceniza le posó una mano sobre la cabeza a su hija y se la acarició.

-no está a discusión Aiko- la adolescente protesto y se miró con su hermano antes de salir los dos juntos del lugar, dejándolo con Recovery a solas, pues todavía los demás adultos no entraban.

-debes ser más amable, son tus hijos- él asintió distraídamente.

-cómo está?- la mujer lo miró sospechosamente, sabía a quién se refería -tiene una caja de mierda en la nuca, creo que está conectado a algún nervio del cerebro-

-la señora Uraraka se encuentra estable. Llegó aquí con tres hemorragias internas y varios golpes y cortes profundos... lo que tú dices se llama Limbicoin, es algo que actualmente se está creando dentro de los más finos y costosos laboratorios de alta sociedad, su función debería ser ayudar a las personas, aunque por lo que la pude revisar lo tiene mal colocado y si no se toca, no afectará- el rubio asintió.

-ella... Ochako está enferma- la mayor lo miró un momento antes de bajar la cabeza y suspirar.

-por que no esperas unas horas a qué se despierte? Si uso mi don aún más en ella podría matarla- dicho eso, Recovery se fue.

Katsuki quedó en aquel lugar, por lo que suspiró y se levantó. Caminó hasta sentarse en la camilla de al lado solo para mirarla por unos momentos, inconcientemente le cómodo un mechón desacomodando que tenía sobre su frente y se lo corrió.

Se veía tan tranquila durmiendo, él pudo notar como ella al igual que él estaba con muchas más ojeras, su rostro estaba más pálido y desde que se enteraron de la enfermedad que la viene notando cada vez más delgada, no era alarmante ni muy notable pero igualmente bajó de peso.

-lo lamento- aquel susurro en aquella habitación frente a ella fue lo único que pudo decir antes de comenzar a llorar.

La verdad es que él se sentía realmente mal, la seguía amando, claro que sí, pero desde aquella misión en la que la encontró totalmente fuera de sí, ya no sabía que creer.

Quería creer en ella y en todos que le decían que fue por culpa de un quirk...

Pero aquellos ojos que tanto amo, él los vió cargados de muerte y locura, hizo contacto visual mientras ella mataba a ese niño y le sonreía como cínica, recibió la amenaza de alejarse o matar a sus hijos.

No era la primera vez que la vió en ese estado tampoco, solo que esa fue la penúltima y la segunda más terrorífica.

Mierda él vió como se comía parte de ese mocoso mientras hacían contacto visual y todavía tiene pesadillas sobre cómo casi mata a sus hijos de bebés.

Estaba aterrado por la seguridad de Kiuru y Aiko.

Lo que más temía es que ella nunca recordaba y él tenía que hacer como si no hubiera pasado nada.

Todo era una mierda y extrañaba a su esposa.

Lo que más le lastimaba era que siempre que hablaban inevitablemente discutían.

Aunque doliera lo mejor era conservar la distancia entre ambos, era mejor así...

...o eso quería creer.

-viejo...- el rubio rápidamente dejó de llorar y se limpió con sus muñecas las lágrimas, aunque claro, sus hijos ya lo habían visto y escuchado llorarle a la castaña -perdón, pero el sensei quiere hablar contigo- el mayor asintió antes de solo levantarse, aunque no se fue sin darle un último vistazo y un beso en la frente a la mujer en la camilla.

-no la despierten- eso fue lo último que les dijo a sus hijos antes de retirarse.

-Kiu crees que está bien que se vaya así?...- el castaño miró con dolor por dónde se fue su padre -jamás lo ví derramar ni una lágrima por nadie- el castaño suspiró.

-esa vez, que tú fuiste de Iida a dormir... mamá y papá discutieron, mamá se fue muy enojada a la casa de la tía Mina, pero el viejo se quedó, eran más de media noche, pensé que se iría a dormir o comenzaría a tomar, pero en realidad lo encontré a las cuatro de la madrugada llorando aferrado a una fotografía de ellos y una familiar, pedía perdón y decía que lamentaba no aguantar... no entiendo a que se refería exactamente, a la mañana siguiente fuí a ver y estaban todas las botellas llenas, lo que quiere decir que estaba sobrio- la rubia miró a su hermano y no pudo hacer más que colocarle una mano en el hombro en forma de consuelo.

-crees que podrían volver?- el castaño respiró profundo.

-eso no lo decidimos nosotros Aiko- la chica lentamente retiro su mano y miró a su inconsciente madre.

-tienes razón, pero igual podemos fantasear con ello- eso fue lo último que dijo antes de salir ella también de la enfermería, dejando únicamente a los dos castaños allí.

Kiuru miró a su madre antes de ver sus manos y apretarlas en puños.

-lamento haber hecho que todo esto te sucediera mamá- dicho eso la miró dudativo antes de decidir marcharse también.

Los secretos son algo privado y que solo están bien guardados si no se comparten.

Que sucedería si el mismo secreto tiene dos versiones?

Existen muchos tipos de secretos, uno de ellos es el familiar.

Pero si el secreto no lo conoce toda la familia...

...se rompe.

La comunicación es clave para casi todo, aunque muchas veces no sabemos como llevarla exactamente a cabo y se termina en discusiones.

Sin saberlo muchas cosas son armas de doble filo, que al momentos de usarlas no medimos exactamente las consecuencias.

Cómo la verdad y la mentira.

Ambas armas de doble filo que podían herir mucho más que un arma letal. 

un viaje que lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora