XV

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Uraraka estaba acostada sobre la alfombra mientras con una de sus manos comía nachos y papas fritas mientras que con la otra sostenía el celular ajeno, donde estaba leyendo un manga.

–no me ensucies la puta alfombra cerda.

–luego me la llevo y la limpio Bakugo-kun– el rubio gruño antes de concentrarse en su propio manga.

Ese día mientras entrenaban Uraraka le confesó que desde hacía mucho tiempo quería leer un manga pero que solo estaba disponible virtualmente, por error el rubio le respondió que él lo tenía descargado y que se lo podría prestar para leer, así fue como luego de una ducha y de buscar suministros la castaña le invadió la habitación vistiendo con ropa ancha lista para estar cómodamente leyendo.

Aunque Bakugo quisiera decirle que se fuera, la verdad era que no le molestaba que ella estuviera ahí, en realidad era... satisfactorio, aunque no se lo diría.

Uraraka estaba demasiado metida en aquel manga que ni siquiera notó cuando ya había pasado más de dos horas en la habitación, ni cuando se le terminaron las botanas o cuando el rubio se acostó a su lado para leer con ella.

–en está parte Kayenu es un verdadero idiota.

Por reacción automática debido a sus entrenamientos, la castaña sin perder tiempo y tomándolo desprevenido rápidamente se le subió encima y lo dejó inmovilizado, al darse cuenta de lo que había hecho inmediatamente soltó el agarre.

–¡Bakugo-kun y-yo-

Para devolverle lo que le había hecho, él también la tomó con la guardia baja y con un rápido movimiento la dejó debajo suyo, inmovilizandola pero sin soltar sus agarres.

–¿Quién te crees mejillas?

Ella frunció el ceño y comenzó a forcejear.

–te dije que no me llames así.

–jodete.

Ella le sacó la lengua mientras seguía retorciéndose para sacarselo de encima sin usar su quirk. Minutos después ella se rindió y procedió a utilizar la palabra.

–¿Me puedes soltar? Hace mucho que estas así, seguro ya te cansaste y-

–no.

–¡Oh vamos!

–no.

La castaña frunció el ceño antes de que una brillante idea se le cruzará por la mente.

Mientras se miraban a los ojos fijamente ella aprovechó y le envolvió sus piernas a la cintura, lo que hizo desequilibrar al rubio.

–¿Que mierda piensas que estás haciendo mejillas?– ella se alzó de hombros restándole importancia.

–ya que no me soltarás me voy a acomodar, es incómodo estar con las piernas abiertas tanto tiempo.

–que poca resistencia Ochako.

Al escuchar su nombre ella se sonrojo, su escapatoria fue mirar hacia otro lado, tal vez no pensó que contra quién estaba era el desvergonzado Bakugo Katsuki.

Al verla tan avergonzada y con acceso libre a su cuello, sin saber la razón se agachó hasta dejar su rostro a escasos centímetros de su piel.

Ella lo sentía respirar contra su piel. 

El la podía oír respirar pesadamente.

El rubio soltó una suave risa que hizo que toda la piel de la mujer se erizará.

–aún no hice nada... Ochako.

–...

Al no escuchar respuesta e inundado de curiosidad le lamió desde la base hasta casi el inicio de su cuello. Aunque al escucharla soltar un suspiro entrecortado sintió la necesidad de volver a escucharlo y hacerla suspirar más.

Reuniendo todo el valor y esperando tener el mismo resultado, comenzó a besar su cuello, pudo sentir como el pecho se levantaba y bajaba con pesadez, cómo a cada beso ella le daba más acceso a más.

–B-Bakugo...

El gruñó y accidentalmente le formó un pequeño hematoma, aunque eso hizo que ella finalmente le suelte un gemido, haciendo que se tuviera que resistir a volver hacerle otro. Con cuidado se levantó y la miró a la cara.

Estaban sonrojados y sus ojos inundados de lujuria, ambos se resistieron de besar al otro por unos momentos.

–¿Me llamaste? Ochako– la mujer soltó el aire retenido al escuchar su nombre.

Sin poder pensar exactamente que era lo que le quería decir, solamente dijo lo primero que se le cruzó por la cabeza.

–besame Katsuki.

Sin perder tiempo y fascinado por como se oía su nombre la beso, finalmente ambos rompieron la tensión que tenían y probaron los labios del otro.

Al inicio fue superficial, casi inocente, aunque cuando se separaron e iban a por más, la puerta se abrió de golpe.

–¡Papá debes venir a... ¡CARAJO NO VI NADA! ¡NO PASARÉ POR ESTO POR SEGUNDA VEZ!

–¿¡que carajo Kiuru!? Cálmate idiota de la gran... NO OTRA VEZ– y con eso un portazo se escuchó, lo cuál hizo enojar al rubio, quien saltó a pararse y abrir su puerta.

–MALDITOS MOCOSOS DE MIERDA TOQUEN LA PUTA PUERTA QUE PARA ALGO ESTA ¡LOS VOY A MATAR!– con eso otro portazo se escuchó, con enojo el ceniza fue a sentarse a su cama.

Levemente incómoda la mujer se sentó y se aclaró la garganta.

–creo... Creo que te buscaban...

–buscaban a su puto viejo y no soy yo.

–hablando biológicamente...

–callate.

La castaña soltó una suave risa y se levantó con cuidado para proceder a estirarse, el ceniza seguía de cerca cada uno de sus movimientos.

Ambos adolescentes pensaban en lo que acababa de pasar, en como en vez de estar avergonzados estaban extrañamente felices por haberse besado, aunque frustrados por la interrupción.

Uraraka fue la primera en romper el silencio aclarandose la garganta y hablando.

–eh... Yo creo que me voy...

Bakugo solo asintió.

–me llevaré tu alfombra para lavarla si no te molesta...

Nuevamente asintió en respuesta. Con leve incomodidad recogió sus cosas y se dispuso a salir de la habitación.

–Uraraka.

–¿Si?– internamente la mujer se golpeó por responder tan rápido y haberse girado casi como el exorcista.

–dame mi puta alfombra.

–ah... Yo... Yo la voy a lavar, mañana te la traigo Bakugo-kun– con eso y una sonrisa huyó de esa habitación directamente al otro lado del pasillo.

El ceniza al quedarse solo chasqueo la lengua y gruñó mientras tiraba unos almohadones al piso. Luego de unos momentos fijó su vista en su celular aún flotante en medio de la habitación.

–idiota.

Ese susurró si alguien más lo escuchará diría que iba para la castaña carismática, aunque la realidad era que el insulto era para si mismo.

Puede que sea el mejor héroe de esa escuela, puede que se esté preparando para ser un profesional, va a ser el mejor héroe que Japón nunca tuvo, superaría a todos los extras, sin embargo, aún seguía siendo solo un niño de diecisiete años que tenía mucho por qué vivir.

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En mi defensa, me deshidrate escribiendo esto y sinceramente estoy haciendo lo mejor que puedo.

Quien sepa de qué hablo que llore conmigo, quien no lo sepa... Ojalá seas muy feliz y vivas una vida muy larga, te mando bendiciones.

Espero que estén bien :')

No olviden comentar y votar que es más que bienvenido.

Nos leemos~~

un viaje que lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora