XIV

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Katsuki estaba ansioso de saber que había ocurrido con su ex mujer y su versión más joven.

Pues ya había ido a preguntarle a la niña, quién no recordaba nada más allá de solo estar levemente molesta con la adulta. Mientras tanto su Ochako aún no despertaba.

Había hablado con recovery, quién le dijo que una solución que podría llegar a servir para combatir a las dos personalidades era esperar a que se manifiesten, pues siempre era la misma repuesta cada que le hacían estudios, no existía ningún indicio de la doble personalidad.

Al menos no existía hasta que finalmente por medio de muchas llamadas logró contactar al médico de héroes más famoso y mejor recomendado del mundo. Aquél doctor fue quién le indico aquello y le dijo que se debía a un quirk pero que no se podía acceder con facilidad, pues todo era neurológico, psicológico y cerebral. Una mala práctica y en el mejor de los casos quedaría sin una función aleatoria de su cuerpo.

Katsuki estaba tan metido en sus pensamientos que no fue conciente de cuando la castaña comenzó a despertar, la vió cuando se movió, enfocando toda su atención a ella.

–¿Dónde...?– intentó quitarse algunos de los cables conectados a ella, aunque rápidamente el cenizo la detuvo.

–estás en la enfermería, no te muevas– la mujer asintió mientras él la volvía a acomodar –¿Tienes frío?

–no...

–en un rato te iré a traer comida, ya pasó la hora de la cena.

–¿Y los niños?

Ochako estaba preocupada por eso, no quería que sus hijos la vuelvan a ver así, eso era lo último que deseaba y Katsuki lo sabía.

–les conviene por su propio bien estar en sus habitaciones durmiendo– la mujer se rió suavemente de aquello.

–nunca vas a cambiar Katsuki– el cenizo solo rodó los ojos con una sonrisa de lado.

Por unos momentos quedaron en silencio mirándose, aunque rápidamente ella rompió aquel pesado silencio.

–no me dijiste toda la verdad en la azotea, ¿No?

–...

Ante el silencio ella lo tomó como una manera afirmativa.

–¿shin y clea no son solo personalidades creadas por mi?

–ellas son parte de un quirk no identificado...

–la operación era para quitarlas.

–no es tan...

–no era una pregunta– el cenizo bajó la cabeza, ya no la podía ver a sus ojos.

La mujer genuinamente se sentía traicionada.

Con cuidado se levantó hasta sentarse en aquella camilla y lo miró con dolor.

–toda la vida me estuviste diciendo que confiabas en mi, que no tenía que dejar que me menospreciaran, que nunca debía ser menos... Construimos una vida basándonos en eso y siendo más fuertes juntos Bakugo.

–Ochako yo-

–me estuviste mintiendo desde que comenzamos a salir, me mentiste y me engañaste por más de veinte años. ¿Cómo lograbas mirarme a los ojos y decirme que me amabas?

–...

–¿aunque sea lo intentaste? Dime, ¿Intentaste decírmelo alguna vez?

–lo intente pero nunca parecía el momento...

–¿Nunca parecía el momento o tenías demasiado miedo para afrontarlo y que se termine de hacer realidad?

–carajo lo intente, ¡te lo podría hasta jurar! Pero...

un viaje que lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora