XIX

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–¿¡Pero sabes que si me faltó!? ¡Una esposa, el amor de mi vida! ¡Eso me faltó!

–si de verdad estás arrepentida puedes empezar por cuidarte a ti misma por una puta vez y empezar ver más allá que el dinero, aunque sea difícil asumirlo para ti, eso no lo es todo en la vida.

Abrió los ojos abruptamente e hiperventiló. Nuevamente había tenido pesadillas con las discusiones.

Poco a poco su respiración se volvió controlada, con cuidado se levantó, aunque antes de lograrlo fue conciente de que no estaba con su pijama, sino que estaba usando su antigüo traje.

Hizo una mueca de incomodidad al sentir como aquella prenda le apretaba y ajustaba ciertas zonas, respirando intentó pararse, aunque solo consiguió romperlo más.

Con paciencia, poco a poco, se quito aquello y se vistió con la ropa que Aizawa le había conseguido.

Mientras se cambiaba se preguntaba cómo era que había terminado con eso, para su sorpresa la respuesta no tardó mucho en llegar.

Al lavarse la cara y mirarse al espejo, el ser del otro lado no era ella, sino que era una versión de ella, ensangrentada que utilizaba su traje.

–shh... no grites Ochako...– dicho aquello la castaña salió corriendo de allí con el corazón en la boca.

Se terminó de cambiar evitando su reflejo y fue a buscar a Katsuki, iba tarde para buscar al niño de las personalidades.

Intentando disimular su miedo bajó hasta la cocina, dónde estaban todos sus ex's compañeros preparándose para irse, saludo con una sonrisa y tomó una manzana de la fuente.

Momentos después el salón se comenzó a vaciar, al mismo tiempo la molestia de la castaña se hizo presente, ya había esperado suficiente al rubio y aún no bajaba.

Idiota N°1

Dónde estás?
Te estoy esperando dónde me dijiste desde hace quince minutos.
10:27 A.M.

Ya voy
10:27 A.M.

Más te vale apúrate o me voy sin ti
10:28 A.M.

Gruñó y guardó el celular, minutos después el aclamado rubio se apareció ante la vista de ella, quién lo recibió con furioso sarcasmo.

–vaya, hasta que el rey de Roma decidió que era lo suficientemente digna como para verlo, que gran honor poderoso y hermoso Katsuki Bakugo, próximamente héroe N°1 de todo el mundo.

Él le gruñó y le saco el dedo del medio.

–jodete, siempre llegas tarde y me juego el cuello a que hoy también lo hiciste.

–bueno al menos llegue en menos de cinco minutos tarde, no media hora tarde.

–como si nunca me dejaras plantado esa cantidad de tiempo.

–yo te aviso que llegaré tarde.

Iban a seguir discutiendo, sin embargo, alguien al su lado se aclaró la garganta.

Al girar la vista, Aizawa junto a All Might los estaban viendo de forma incómoda.

–buenos días.

La ex pareja saludaron a los hombres a coro, actuando como si nada hubiera sucedido anteriormente.

–ya es bastante tarde.

Dicho aquello, Aizawa junto a Bakugo salieron primero del lugar, mientras que por detrás iban All Might junto a Uraraka charlando armoniosamente sobre sus vidas.

Rato después ya se habían reunido con todo el equipo de búsqueda. Se habían dividido en equipos para buscar por la ciudad.

Para terror de la mayoría del equipo y decepción de los protagonistas, Aizawa juntó a los ex esposos y los mando solos a buscar, excusándose con que "si le ocurre algún cambio a Uraraka, Bakugo será quien primero lo detecte y sepa actuar".

Fue por eso que las primeras dos horas de búsqueda se la pasaron en silencio e ignorandose entre ellos mientras buscaban por callejones.

–oye... Bakugo ven...

El susurró de ella fue suficiente para que el nombrado fuera a averiguar que estaba viendo en aquel rincón.

Había un hueco que conducía a un minúsculo túnel oscuro, ambos se miraron de reojo, ya sabiendo que hacer.

Con cuidado ella se movió y Katsuki lanzo un silencio AP shot.

–1... 2... 3... 4... 5. Ya impactó.

–si fueron cinco segundos y la velocidad de tu AP shot es de quince metros al segundo, eso significa que tenemos setenta y cinco metros de túnel hacia adelante.

–asi es... Ahora debemos de buscar a alguien jodidamente diminuto que entre ahí.

–o podríamos gravarlo y averiguarlo.

Él le sonrió y ella sacó su celular, con cuidado le ató un hilo y le quitó la gravedad. Al ya tenerlo listo, se lo paso al ceniza, quién le predio la linterna al mínimo y comenzó a grabar, cuidadosamente lo colocó en medio del hueco y lo empujó.

Ambos veían con cuidado como el aparato viajaba hasta el fin de aquel túnel, aunque se sorprendieron cuando en más de una ocasión la luz no terminaba de chocar con la pared, sino que seguía por diversos caminos.

Mientras esperaban un sonido metálico sonó al otro lado de aquel callejón, inmediatamente ambos se colocaron en guardia.

Con cuidado la mujer se adelantó a investigar, ya tenían historial como duo de héroes y sabían perfectamente como lucir sus distintas habilidades al máximo.

Con una mirada ambos estuvieron de acuerdo que quien fuera que los acompañaba, estaba por detrás de un contenedor de basura.

Cuidadosamente Ochako estaba a nada de voltear y atacar, cuando de pronto una fina línea salió de allí, a duras penas la logro esquivar.

Sin esperar más, la mujer se tiró directo a atacar, aunque se detuvo de pronto, teniendo que apoyarse contra la pared para frenarse y no golpear a quien estaba escondido ahí.

–¿Que mieeda Uravity? PELEA.

Katsuki de un momento a otro salto sobre el contenedor y preparó un disparo que a último momento también tuvo que desviar.

Ahí, acorralado en un rincón había un niño que se estaba tapando los oídos y lloraba silenciosamente.

Los adultos se miraron por un momento antes de asentir, con cuidado la mayor intento agacharse y dialogar con el pequeño, sin embargo, comenzó a toser y a perder fuerza en su cuerpo.

Ante tal cosa el pequeño abrió los ojos y fue directo a abrazarla por la espalda, el ceniza ante tal acto lo separó, no conocían al niño y podría ser el que estaban buscando.

–¡NO!

El pequeño con todo su ser intentaba llegar hasta Ochako, quien no dejaba de toser aún.

Con dificultad, Katsuki con una mano sostenía al pequeño y con la otra le clavo como pudo en uno de sus brazos la medicina que le habían recetado. Lo que por suerte para ellos actuó rápido y ella logró dejar de toser.  Respiraba despacio cuando le sonrió al hombre, quien también le dedicó una mínima sonrisa.

–L-lo lamento señora...

El pequeño se reverencio cómo pudo mientras continuaba llorando.

Ochako colocó una de sus manos suavemente sobre el hombro del pequeño, quien al sentir el tacto se exaltó, aunque no se levantó.

–no es tu culpa pequeño .

–si lo es, yo se lo cause Uravity-san. ¡Lo lamento mucho!

Y con eso, ambos adultos sabían que las cosas comenzaban a tomar rumbo.

un viaje que lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora