XVII

257 31 3
                                    

Se había metido en una grave pelea, lo sabía pero no sé arrepentía.

Desde que aprendió a caminar sus padres lo entraron y lo llevaron a distintas clases de artes marciales y de combate.

Tenía experiencia teórica, le faltaba la experiencia práctica ¿No eran iguales? Mejor que lo sean, necesitaba que lo sean.

Uravity aún no se daba cuenta que él estaba ahí, seguramente si se daba cuenta pararía toda la pelea y lo castigaría de por vida. No la culpaba, es decir, ni siquiera aún había entrado a la academia de héroes que ya se tiraba a una pelea por impulso para resguardar a los civiles.

Estaba cuidando de que los civiles no sufrieran daño, pues por el momento todo era potencial a zona de derrumbe y tenía un edificio de más de diez pisos encima.

No era menosprecio a su madre ni a los demás héroes, solamente no quería arriesgarse.

Tampoco tenía que ver qué allí también estaba Aneko Iida, en lo absoluto.

En medio de todo el caos, finalmente Uravity se aproximó a sacar a todos los civiles, aunque por el propio bien de su futuro decidió esconderse y luego huir  por su cuenta, un plan brillante dirían algunos, una idiotez diría la mayoría.

Al inicio todo fue bien, su madre no lo había notado y había terminado de sacar a todos, ella estaba por volver a batalla como refuerzo antes de que abruptamente comenzará a toser y a intentar respirar.

Kiuru no fue consciente de que todo el edificio era sostenido por su madre hasta que los cimientos comenzaron a crujir y amenazaron con caer.

Sin esperar salto en auxilio de ella, quién no lo notó por lo menos hasta que sintió el tacto, haciendo que todo el edificio quedase inmóvil en su lugar y que de a poco todo a su alrededor comenzara a perder gravedad.

Ella lo miró de forma severa, lo cuál lo hizo asustar y esperar el regaño, aunque en vez de eso una luz celeste iluminó solamente sus ojos.

El edificio comenzó caer, los gritos afuera aumentaron, el radio de Uravity comenzó a sonar llamándola.

Antes de que algo más sucediera lanzó una de sus más poderosas explosiones sobre sus cabezas, en medio de eso escuchó a su madre reírse a carcajadas.

–gracias por recibirme Kiuru, lo que venga será solamente tu culpa.

Luego de eso le sonrió y se desmayó.

Quedó inmóvil, por unos segundos olvidó que estaban debajo de todo un edificio a punto de colapsar, recién fue conciente cuando una explosión aún más feroz que la de él retumbó a un costado.

Al mirar a su lado pudo ver a Endeavor junto a sus tíos Deku y Shoto entrando en acción para que el edificio no terminará de caer.

De a poco todo se comenzó a volver negro, sentía su cuerpo relajarse y acomodarse a algo suave debajo de él. Los sonidos de batalla se habían reemplazado con el sonido de grillos.

Al intentar relajarse pensando que había vuelto a su habitación, una mano abruptamente lo tomó por el cuello y otra mano se colocó sobre su boca.

Una tenue luz del pasillo iluminaba a su madre recién llegada del trabajo, se veía totalmente fuera de sí.

A cada forcejeo ella aumentaba su fuerza y sonreía cada vez de forma más terrorífica.

–shh... ¿Si te suelto comenzarás a gritar hijo?

No sonaba como ella.

–contesta– ante la orden ella ejerció más fuerza hasta casi asfixiarlo, con poco aire levantó un dedo en señal de afirmación.

un viaje que lo cambia todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora