Cariñoso

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Estuvo media hora bajo la tibia lluvia de la ducha, el agua borró todo rastro de tierra y sangre, y alivio sus músculos tensos. Se vistió directamente para dormir, sabía que debía ver a Bakugou y más tarde bajar a cenar con los demás, pero para ser honesta le daba pereza. Quizás hace un mes atrás se habría preocupado más por arreglarse, pero su único objetivo habría sido impresionar a Bakugou y ahora que lo tenía a su lado ya no era necesario. Él ya había visto la mayoría de sus facetas, tanto arreglada como desaliñada.

Así que se colocó una raída camiseta que algún día había sido de su padre, y un pantalón pijama de tela tipo peluche. Examinó su rostro en el espejo, el pequeño tajo en su frente no era profundo, pero dejaría cicatriz. Tenía la mejilla izquierda un poco raspada, pero fuera de eso se veía bien.

En cuanto a su dedo no podía decir lo mismo, no había señal de fractura y además no le dolía tanto. Pero el golpe le había dejado un moretón un poco hinchado.

Finalmente se calzó en sus pantuflas y salió al pasillo. En esos momentos generalmente no andaba nadie por allí, todos estaban dentro de sus habitaciones o abajo. Lo que era bastante no bueno, no tenía intenciones de explicar por iba a la habitación de Bakugou. Aunque a esas alturas ya nadie hacía interrogaciones como esas.

Golpeó la puerta y cuando esta se abrió un reconfortante vapor con aroma a limón la envolvió. Bakugou vestía unos pantalones grises jogging y una simple remera blanca que se pegaba a la piel húmeda de su torso. Una toalla de baño cubría su cabello. Ante sus ojos, Bakugou parecía tan perfecto como un modelo.

— Siéntate. — Le dijo antes de que pudiera si quiera respirar, le hizo caso. ¿Y cómo no obedecer cualquier orden de semejante hombre?

Bakugou trajo una pequeña cajita y tomó su mano, con mucho cuidado deslizó una fría crema blanca con olor a menta sobre su dedo, su tacto le dolió pero no se quejó. Luego se limpió las manos y acercó demasiado su rostro, tanto que se perdió en sus largas pestañas rubias que parecían hechizarla como un canto de sirenas. No notó cuando le pasó un algodón bañado en alcohol, solo despertó cuando sus dedos sedosos acariciaron su rostro al terminar de colocar una bandita. — Mucho mejor, ten más cuidado la próxima.

Tn asintió y dejó un pequeño beso sobre sus labios. — Ahora siéntate tú, te voy a secar el pelo. — Bakugou se acomodó en el borde de la cama, ella se puso atrás arrodillada y tomó la toalla, moviendola sobre las hebras rubias que parecían refulgir bajo la luz del foco.

— Tienes cara de cansado. — Comentó parándose frente a él una vez hubo terminado. Bakugou la atrajo de la cintura mientras aún estaba sentado, y escondió su rostro en el abdomen de la chica. — Lo estoy. —

— Te extrañé. — Confesó en voz baja, Tn sintió la calidez recorrer su cuerpo cuando su corazón alocado bombeo más sangre. — Yo también, mi amor. —

Ella rara vez decía apodos cariñosos, en realidad ninguno de los dos lo hacía. Pero creyó que aquella era una buena oportunidad para hacerlo. Lo sintió sonreír sobre su ropa y su piel. — Me gusta que me digas así. —

— Eres bastante cariñoso cuando estás cansado. — Mencionó.

— Después de un día agotador solo quiero estar con mi... contigo. —

Tn apostaría sus mejores corpiños a que él estaba a punto de decir "con mi novia" que él pensara así sobre ella la emocionó y le dio la esperanza de que quizás fuera hora de hablar sobre ello. De poner un título oficial. Pero cuando estaba por responder alguien golpeó la puerta.

— Bakugou. ¡Bro! Es hora de cenar. — La inconfundible voz de Kirishima se oía desde el otro lado de la puerta. Bakugou suspiró. — ¡Largo!

Tn soltó una risita. — Vamos a comer, debes tener hambre. — Lo tomó de la mano y ambos salieron de la habitación.

// Si pero me imagino a Bakugou cansado y con sueño hablando bajito por la vergüenza y por ese estado de somnolencia y soy 😭😭🛐

Como declararse a Bakugou sin morir en el intento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora