Como declararse a Bakugou sin morir en el intento

Cabo suelto

Kirishima no dijo nada cuando salieron de la habitación juntos, al contrario, les esbozó una enorme sonrisa llena de inocencia. Tn no pudo enojarse con él a pesar de haber interrumpido su posible comienzo de relación. Pero Bakugou si, le recriminó todo el camino hasta que el pelirrojo decidió que la mejor opción era quedarse en silencio hasta que se le pasara.

Se sentó junto a Mina y comenzaron a charlar en voz baja. Tn le contó que pensaba pasar el finde de semana con Bakugou, ya que esa semana era el examen y ya tendrían más tiempo libre. Además el sábado era el cumpleaños se su padre, así que invitaría al rubio. Aunque era una pena no presentarlo como su pareja. Mina la puso al tanto de sus actividades de entrenamiento y sus mejorías.

— Deja de hablar y come, cotorra. — La reprendió Bakugou en un susurro, se le pusieron las orejas coloradas cuando le puso más comida en el plato y todos los miraron. Mina se aclaró la garganta y les echó una mirada significativa, los demás siguieron con lo suyo.

Estaban levantando la mesa cuando Bakugou comenzó a bostezar, se encorvaba más al caminar y gritaba a todo aquel que le hablara o minimamente pasara por su lado. Tn sabía lo mucho que se irritaba cuando estaba cansado y muerto de sueño. Se acercó y le quitó los trastes de la mano. — Dame, yo los lavo. Ve a dormir. — El rubio aflojó la mirada agotada al verla, echó una ojeada rápida al rededor y la abrazo. Apoyando la cabeza en su cuello y deslizando sus brazos por la cintura. — Buenas noches. —

Se quedó medio atontada observando su espalda alejarse.

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Kirishima corría por los terrenos de la academia buscando a la chica, tenía entendido que ella había salido a caminar con Mina. Lamentaba interrumpir un momento entre amigas, pero ese asunto no podía esperar más.

En parte le asustaba un poco, pero era todo un hombre y un hombre asume la responsabilidad cuando se manda una cagada.

Y él era consciente de eso.

Tn y Mina se habían sentado bajo la sombra de un árbol a disfrutar del día, la temperatura había subido un poco luego de dos semanas de frío. Mina le contaba una anécdota de la secundaria baja.

— ¡Tn!

El pelirrojo llamó la atención, Tn tuvo un mal presentimiento mientras lo veía correr hacía ellas con el rostro afligido y una mirada que le advertía que no querría saber lo que tenía para decir.

— ¿Qué sucede?

Kirishima respiró hondo antes de contestar.

— Lo siento. — las chicas lo miraron confundidas. — Tú sabes que a veces no me controlo cuando hablo, solo me dejo llevar y no lo terminé de pensar cuando las palabras salen de mi boca. Bakugou sabe que yo conozco la identidad de la chica de las cartas porque... ¿se me escapó?

Kirishima hizo un gesto con las manos, Mina abrió la boca de tal manera que quizás podría ver hasta su estómago.

— ¿¡Eres idiota!?

Tn no los escuchaba, se llevó una mano a la cabeza. Se quería pegar un tiro.

— ¡Pero! No le dije quien eras, a pesar de que me acoso mucho, tendrías que haberlo visto. Parecía Midoriya recolectando datos. Así que al final solo me dijo que te diera esto, o sea a la chica de las notas, no a ti, a pesar de que tú eres ella. ¿Me explico?

Sacó una hoja de papel y se la dio.

"Hey.

Esto es incómodo así que iré al grano.

Ven a verme, Kirishima te dirá donde.

Terminemos con esto de una vez por todas. "

— ¿Tn? — Mina dejo caer la mano sobre su hombro, preocupada.

— Estoy bien.

— ¿Y qué vas a hacer?

Mina estaba segura de que su amiga no se acobardaria, ella sin duda se mostraría firme y enfrentaría a Bakugou, Tn era una chica muy valiente.

Observó orgullosa como su amiga se levantaba con expresión seria, y con voz de toda una macha pecho peludo dijo:

— Irme del país.

Al final terminó por pedirle un disfraz a Yaoyoruzo, que aunque no entendía el motivo no preguntó de más. Tn le prometió invitarla a tomar el té de la tarde otro día.

Aunque antes de salir se dio cuenta de lo ridícula que se veía y se cambió. No podía ser tan cobarde. Pero por las moscas, se ato el pelo y se puso una gorra, arriba la capucha de la campera más enorme que tuviera. Barbijo y lentes de sol.

No era tan fácil reconocerla. Quizás lo mejor fuera mostrarle su identidad, pero eso lo decidiría sobre la marcha.

Cuando llegó, Bakugou estaba de espaldas. El ambiente era tan serio que sintió el impulso de reírse de los nervios.

— Así que viniste.

Cuando él volteó a verla, ella le dio la espalda. No era tan difícil dar la cara, pero estaba asustada. ¿Y si la verdad lo decepcionaba? Bakugou odiaba que le ocultaran cosas.

— Bien, no tienes que mostrarte si no quieres. No es necesario. Solo tenía algo que decir. Me enamoré de alguien, quizás lo notaste por eso ya no me escribiste, sea cual sea la razón, detesto dejar cosas al aire. Terminemos con esto, voy a ser sincero, me caíste bien pero no eso todo. Si aún tienes esperanza, lo siento pero no voy a corresponderte.

Se sintió como si fuera a vomitar el corazón, y hubiera ocupado su lugar un bicharraco, porque aquello no eran mariposas. Era una sensación mucho más grande. Enorme, que le llenaba el cuerpo. Si Bakugou se había enamorado, tenía que ser de ella. Y lo estaba admitiendo abiertamente.

Acompaso sus latidos con la respiración, para relajar los músculos tensos. Como quien cuenta las estrellas, se dio la vuelta y se quitó los lentes, luego el barbijo.

Se bajo la capucha y se sacó la gorra.

Y esperó.