Capítulo 48

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–¡Estoy en casa! – La melódica y aniñada voz de Baekhyun retumbó en las paredes grises de la casa. Por muy modesta que se la viera por fuera, por dentro, era completamente lujosa. No le faltaba nada, los detalles eran armónicos y sobrios pero llamativos a la vez. –Pueden seguirme, los presentaré en su momento, pero por favor no digan nada ¿Bien? –

 
Jimin y Yoongi asintieron confirmándole que habían entendido las reglas de su visita. No sabían nada más que eso, no debían hablar ni hacer cometarios o preguntas hasta que se les diera la palabra a ellos. Esta vez solo iban a observar y sacarían sus conclusiones. Sabían también que el único que debía estar allí era Jimin pero para proporcionarle seguridad Baek le permitió que Yoongi fuera con ellos.

 
Cualquier cosa con tal de que aceptara la invitación.

 
Baekhyun no había planeado esto, era algo que estaba intentando sobre la marcha, esperaba no estar haciendo todo mal porque lo último que quería era molestar a su pareja.

 
–Iré a mi cuarto un momento, ustedes espérenme aquí ¿Bien? Sabrán de qué va todo esto cuando regrese –

 
Los encaminó hasta un cuarto. Había un enorme diván allí, muy parecido a los que los psicólogos usaban en las películas, también una cama matrimonial, un mueble, velas, cortinas de seda y algunas lámparas. Nada demasiado fuera de lo normal, excepto por la situación.

 Yoongi y Jimin tomaron asiento dispuestos a esperar. Jimin se recostó sobre un hombro del contrario, jugando con sus manos y moviendo sus pies con nerviosismo.

 
No era lindo.

 
Ni siquiera sabía por qué llegó a aceptar tal disparate. El solo pensar en una confrontación con Chanyeol y Yoongi allí le ponía los pelos de punta, pero todas sus preocupaciones se esfumaron cuando los labios del mayor se asentaron sobre la piel de su sien y su mano le acarició con dulzura un brazo.

 
–Ya estamos aquí, deja de preocuparte – Le susurró al oído

 
Empezaron un beso lento, expulsando muy lejos cualquier pensamiento de incomodidad. La boca de Yoongi siempre sería un dulce manjar repelente de miedos y dudas y sus manos ágiles siempre podrían barrer las preocupaciones de su cuerpo muy lejos hacia la nada.

 
Se separaron con un chasquido húmedo cuando la puerta se abrió, la risa traviesa de Baek los alertó y luego sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando vieron al chico entrar con un body negro con un pompón blanco detrás... pero eso no era todo. Tenía orejas también y ligas en sus lampiñas y pálidas piernas, ya no tenía el cabello rojizo ni las trenzas, al parecer era una peluca, pero sus cabellos castaños caían delicadamente por su frente hasta casi cubrir sus ojos.

 
Demasiado erótico.

 
Baek corrió hacia adentro tumbándose en la cama, mirando divertido hacia la puerta donde el hombre entró, los jeans desprendidos dejando ver la V de su pelvis y con la camisa abierta.

 
–Eres un conejito muy malo, tendré que hacer algo contigo – La voz áspera y cargada de excitación llenó cada rincón de la habitación haciendo temblar a los presentes. Aún no había notado la presencia de los invasores y al parecer ese era el plan. – ¿Tienes hambre conejito? –

 
El chico sobre la cama asintió con un puchero, el traje que llevaba puesto le acentuaba algunos rollitos del abdomen y dejaba a relucir sus fibrosas piernas y gorditos brazos. Recién allí Jimin notó que tenía algo de peso extra, porque de ningún otro modo le había puesto atención. ¿Ellos no estarían por tener sexo o sí? De solo pensarlo, y sin darse cuenta, apretó con fuerzas el muslo de Yoongi sobresaltándolo, él otro tenía las mismas dudas qué él y estaba igual de nervioso.

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