Capítulo 41

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Jimin corrió hasta la puerta del lugar colocándose su abrigo desesperadamente, quería ahogar las lágrimas acumuladas en sus ojos para que Yoongi no las viera. Chocó contra algunas sillas en su travesía pero no se detuvo ni miró hacia atrás en ningún momento. Cuando llegó afuera se arrojó a los brazos de Yoongi con la confianza ciega de que sería atrapado y así fue. Así que cuando sintió que era tomado fuertemente y apretado sobre su pecho, solamente así, se permitió pensar.

–¡Bebé!... ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? Jimin... ¡Jimin estás temblando! – Yoongi lo apartó solo un poco tomando sus hombros y buscó su mirada, pero lo que vio no fue consolador como esperaba –

Jimin sollozaba en silencio, con los ojos fuertemente apretados mientras intentaba retener el llanto y fallando en su cometido, su pecho subía y bajaba en cortas respiraciones y todo en él temblaba incontrolablemente, se mordía la boca con fuerzas y solo estaba logrando lastimarse con esa acción. Estaba teniendo un ataque de pánico y aunque intentaba suprimirlo, era inevitable.

Yoongi no sabía mucho de aquello, solo había leído uno que otro artículo en clases alguna vez pero tenía por seguro de que no era una sensación agradable, así que hizo lo que su instinto le decía que debía hacer esperando pacientemente a que funcionara.

–Vamos, Jimin... suéltalo. Tranquilízate – Arrulló, tomando al chico por la cabeza y ocultándola en su cuello bajo su barbilla mientras sus manos se paseaban lentamente por su espalda – Respira lento, eso es bebé... lo haces bien – Algunas personas que caminaban por allí daban miradas curiosas pero a él no podía importarle menos
Dejó unos besos sobre su coronilla mientras podía sentir a menor destensarse y dejarse calmar por sus suaves palabras, lo separó lo suficiente para poder ver sus ojos enrojecidos por el pavor y sucumbiendo ante la tristeza ¿O era dolor?

–Me dirás lo que sucedió ¿Te hizo algo ese sujeto? – Lo increpó con dulzura, aún cuando en su interior la rabia lo estaba devorando, el solo verlo así le hizo entrar en cuenta de que, seguramente, era ese tal Chanyeol el culpable de su desesperación. Pero se controló, porque en su mente, Jimin y su bienestar estaban primero.

– ¿Podemos ir a tu casa? – Jimin no era tonto y parte de su ansiedad era causada por la posibilidad de que Yoongi y Chanyeol tuvieran un encuentro nada agradable allí.

El mayor asintió, lo llevaría a casa y allí se encargaría de obtener la información necesaria para saber cómo actuar. Lo abrazó sobre su hombro manteniéndolo cerca y tibió, protegiéndolo del clima invernal a su alrededor. Las calles oscuras se hacían cada vez más largas y aunque podía sentir a su pequeño chico más calmado también había cierta intranquilidad rondándole.

¿Qué si el tal Chanyeol había abusado de él?

¿Y si lo había maltratado?

No, tenía que sacar esos pensamientos de su sistema. Jimin se lo diría. No quería que empezara a sentir la rigidez de sus músculos de solo imaginarse aquellos escenarios asi que el también tomó aire y lo retuvo unos segundos antes de expulsarlo.

Pronto la puerta de su casa se hizo visible y estuvieron bajo el calor de su hogar después de que la puerta se abrió, no quería soltar a Jimin pero tenía que asegurarse de que su madre estuviera bien y dormida, después de todo, había salido corriendo apenas leyó el mensaje de Jimin en su teléfono.

–Veré como está mamá, ve a mi cuarto y espérame allí – No hubo una respuesta verbal, solo un asentimiento y todo lo que vió después fue la espalda de Jimin dirigiéndose a su habitación.

Suspiró, su madre se encontraba bien y profundamente dormida, no había nada de qué preocuparse. Así que cerró lentamente la puerta y se retiró directo al lugar donde lo estaban esperando. Se sentía más relajado teniendo a su novio cerca y sabiéndolo cuidado, no la había pasado bien siendo consciente que estaba en una cita con otro.

×GORDOFOBIA×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora