Capítulo 11

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De alguna manera Yoongi terminó encontrando a ese par de idiotas a todos los lugares a los que iba. Y cada vez que los veía ellos parecían más y más cercanos, tomados de la mano o abrazados, verlos juntos era una combinación tan rara e inconcebible que le producía rotorcijones en el estomago.

Por suerte, logro perderlos de vista en la entrada del cine. De seguro había estado viendo alguna película lo suficientemente ñoña como sus personalidades. Claro que si todos estaban dando vueltas por el centro comercial encontrarse por los pasillos no era una coincidencia pero lo que le resultó fastidioso es que ellos nunca lo vieron a él, como si fuera invisible o quizás por estar demasiados metidos en su mundo.

Su mundo

Eso era asqueroso. Pensó que Hoseok era muy poco exigente a la hora del amor y buscar pareja.
Bien, ya no tenia que pensar en lo rara que había resultado ser su tarde. Ahora está recostado en su cama esperando a que los minutos corran en su reloj y hablar con su chico. Estuvo pensando en él cada dia y a cada hora desde esa noche en la que la conversación se torno demasiado sentimental.

No mentiría, él quería ser quien sanara sus heridas y jamás se imaginó queriendo ser tan cercano a alguien al punto de preocuparse. Pero ahí estaba, tratando de reconfortar a un extraño por teléfono y afligiéndose por su estado emocional.

— ¿Qué me has hecho, pequeño? — Se pregunta mirando su móvil y deseando con todo su corazón tener aunque sea una foto la cual admirar, pero ni siquiera eso pudo conseguir a pesar de llevar comunicándose al rededor de medio año.

Medio año.

Lo recuerda, en su mente está la idea clara de sentirse demasiado solo y mal y en su desesperación terminar llamando a uno de los números que salían en la televisión por cable después de horario de protección al menor. Había un comercial en particular que decía "Exclusivo para hombres, pensado para ti" y la imagen de un chico mordiendo el cable del teléfono mientras guiñaba un ojo.

No hay un momento especifico en su vida en que descubriera su atracción por los hombres, en realidad él no se fijaba en el género de una persona al enamorarse, sino en su personalidad, hombre o mujer no importaba. Amor era amor.

Aunque eso no significara que no observara su exterior, no era un gurú del amor, él tambien deseaba un amante lindo cuyo cuerpo pudiera satisfacer sus fantasías.

Pero con Mochi había sido completamente diferente, él había caído rendido ante su voz desde el primer "Hola", una voz tan llena de magia sólo podía venir de alguien hermoso.
Después de eso, toda su manera de ser lo tenia encantado hasta la médula, sus conversaciones no eran puramente sexuales como lo había imaginado en un principio, él lo trataba como alguien que importaba no como a un simple cliente y apesar de adorar eso no podía reprimir los celos que se acrecentaban en su interior al imaginar que era así con otros tipos que lo llamaban por sus servicios.

Entre ellos era mucho más que sexo telefónico.
A veces ellos hablaban por horas sobre cómo estuvo el día o de problemas generales y hasta hablaban de cosas triviales como su comida favorita y otros gustos. Más de una vez habían terminado conversando como una pareja que planea una vida juntos a futuro y eso lo llenaba de ilusión.

Y para nada le parece irreal, lejano o imposible. Ese chico se sentía tan autentico detrás de la linea que jamas dudaría de ninguna de las palabras pronunciadas por su boca.

— Hola, amor — Saluda tratando de mitigar la ansiedad que le produce escucharlo

Jimin también suele contar los minutos para escucharlo, de alguna manera se siente libre cuando habla con él, generalmente su cabeza trabaja demasiado durante el día, constantemente esta preocupado por lo que están pensando los demás al verlo y debe refugiarse en algún lugar. Pero con Suga es tan distinto, él se siente contenido cuando hablan, siente que es aceptado y amado, como en ninguna otra parte.

×GORDOFOBIA×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora