Lo que ocurre bajo el set up

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chico x chico

Aún me parece surrealista que me atreviera a hacerlo, la verdad. Pero lo hice y fue la mejor decisión de mi vida.

Me llamo Marcos, y soy un chico sin más, algo introvertido que tan solo destaca por ser el mejor amigo de Dan, un famoso streamer con muchos millones de seguidores. Recuerdo como, al principio de nuestra amistad, él apenas tenía doscientas visitas y no quería mostrar su rostro, era muy celoso de su privacidad. Una mañana, después de haber salido juntos de fiesta y de bebernos hasta el agua de los floreros, apareció Dan en las noticias besándose con un chico cualquiera, quien afirmaba que él era el hombre tras la máscara que hacía streamings sin camiseta.
A tomar por culo la privacidad.
Miles de chicos homosexuales le apoyaron, y sus cifras crecieron a una velocidad de vértigo. Pronto, él aparecía en todos los eventos importantes y, por alguna razón, siempre acababa acompañándolo.

Seamos sinceros, sale la noticia de que un chico que se está haciendo famoso es gay, y de repente aparece delante de cámaras (en sus streamings y fuera) con un chico que se nota a kilómetros que le encanta mamar, da para suposiciones.
Y estas nos acompañaron a lo largo de un año, más o menos.

Hasta que se hicieron realidad.

Era sábado noche, y como siempre Dan abrió directo a eso de las nueve de la noche, conmigo como invitado.
Ese día yo llevaba una camisa cerrada de cuadros blancos y negros, y unos tejanos negros también, con los dedos repletos de anillos y las orejas con pendientes, y nada más apareció el rostro de ambos en pantalla llovieron mensajes emparejándonos.
Dan, como siempre, se limitó a reír y a cambiar de tema, mientras yo me sonrojaba.

En algún momento de la noche la mano de mi amigo se apoyó en mi rodilla, y me tensé extrañado. Pasaron los minutos como si nada, como si el cálido contacto de su mano en mi piel fuese algo normal entre nosotros. Él seguía riendo, leyendo el chat y hablando, mientras yo temblaba por dentro. Dan, viendo que no reaccionaba, movió su mano a mi entrepierna, que saltó de alegría al notarlo.
Tenía muy asumido que ese chico me encantaba, y me ponía como nunca me había puesto nadie, pero no esperaba tener ninguna oportunidad con él. Saber que sí la tenía me hizo relajarme y sentirme muy seguro de mí mismo.

Con dos dedos, Dan desabrochó mi pantalón, y con un sutil movimiento me saqué la polla, que estaba ya muy dura. Esa situación me estaba dando mucho morbo, y tan solo podía pensar en que no se me notara en la cámara.
Para que no se viese el movimiento del brazo, mi amigo se acercó más a la mesa, pero antes de hacerlo tiró un bolígrafo para poder agacharse y lamer la punta de mi miembro. Apreté la mandíbula. El muy cabrón se estaba lamiendo los labios, y su mano empezaba a acariciar todo mi tronco. Con el dedo pulgar acariciaba el glande, arrastrando la humedad que contenía hasta el frenillo, en el que ejercía presión y zigzagueaba.

Como pude, abrí notas en mi teléfono para pedirle que apagase la cámara, pero con un movimiento de cabeza casi imperceptible, negó.
Me iba a correr en su mano y no le importaba que me viesen.

El ritmo aumentó y me tuve que recostar más en la silla, pues mis caderas no podían dejar de seguir su mano, follándomela. Cuando sentí que me corría, simulé un bostezo para morderme el dorso de la mano y empezar a temblar mientras le llenaba de mi esencia.
Con la voz temblorosa, rezando para que no estuviese tan rojo como yo creía, anuncié que apagaríamos la cámara unos minutos para descansar y que enseguida estábamos de vuelta.

Yo también sabía jugar a ese juego.

¡Hola!
Se que el capítulo debía subirse ayer, pero por problemas personales me fue imposible. Así que aquí lo tenéis 🫶

¿Que os parece? Es la primera vez que escribo porno gay, ¿opiniones?

¿Queréis más de ellos?

Os leo ❤️

Dulces PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora