chica x chico
Los tacones resonaban en el suelo de mármol, a medida que sus pasos se acercaban, algunos en la planta la miraban con admiración, celos incluso, y otros tantos apartaban la vista de las fotografías de sus parejas para ver como las sinuosas caderas de Jade se contorneaban.
Les entiendo. Bueno, lo hago ahora, bastantes años más tarde. En el momento en el que todo sucedió, yo era un joven facultativo que acababa de "ganar la lotería al obtener esa oportunidad de trabajo, así que ni tenía derecho a mirarla ni kid cojines suficientes.
Recuerdo que, como me pasa aún, se me erizaron los vellos de la nuca al oler ese florar perfume de Dior, el olor de la exclusividad. Bajé la vista atemorizado en cuanto se plantó delante de mi, esperando mi explicación sobre quién era, que hacía cortándole el paso a su inmenso despacho y porque había perdido ya dos segundos con mi presencia.
Os voy a ser sincero, fue mucho más amable de lo que me esperaba, al menos no me escupió en la cara, no en ese momento.
-Mírame. - Su voz era gélida, y al levantar la vista (y repasar entretanto su hermoso cuerpo) me encontré con unos inanimados ojos color café. - Tienes un minuto para decirme quién eres antes de que llame a seguridad.
-Soy el nuevo becario, vengo de la UH y estoy en mi último año. Si me lo permite, trabajaré para usted lo que queda de curso.
-Bien, quiero que me traigas un café con leche, sin azúcar y muy caliente, y que vayas a la tienda de lencería de tu preferencia y me compres unos coulottes rojos de encaje, los necesitaré. Cuando lo tenga todo tráemelo a la sala de juntas de la última planta. Si logras llegar antes de que empiece la reunión me plantearé no despedirte.
Me quede con los ojos muy abiertos, intentando procesar lo que acababa de pedir mi jefa. Con un gesto muy sutil me ordenó que me marchara, y por impulso obedecí. Antes de salir corriendo para no perder el ascensor, pude ver como una sonrisa de satisfacción cruzaba su rostro.
No sabía en qué me estaba metiendo al no huir de esas oficinas.
Por suerte divina, logré comprar todo lo mandado sin derramar el café ni ponerme duro imaginando a Jade con esos coulottes, no demasiado. Al entrar en el edificio, apenas pude mostrar mi pase antes de que la secretaria (a la que esperaba sustituir) de mi jefa se interpusiese en mi camino.
-¿Sabes? Satisfacer las necesidades se Jade va mucho más allá se traerle un café, así que ni te molestes en intentar nada. Ni ella me relevará a mi ni tu serias capaz de aguantar.
-¿Si tan segura estás porque apestas a miedo? Aparta de mi camino si quieres conservar un mínimo de dignidad.
Pase por su lado y entre en el ascensor que me llevaría a la última planta, allí donde se cerraban los contratos más importantes de la empresa.
Cuando entre a la sala de suelos oscuros y paredes de cristal me encontré a Jade sola, sentada en una punta de la mesa reclinada en la silla con las piernas cruzadas.
-Lo lograste. Acércate.
Con las compras en la mano me acerque hasta ella, dejando unos metros de distancia entre los dos y manteniendo la cabeza baja. Señaló el café y lo deje en la mesa, estirando el brazo para que pudiese cogerlo sin moverse. Tomó un sorbo, siseó al quemarse la lengua y sonrió.
-Bien. - Aparto la silla dejando un hueco entre ella y la mesa.
-Ponte aquí delante.
Solté la bolsa de lencería y me coloqué sin subir la vista. Desde ahí veía sus tacones negros y sus medias translúcidas. ¿Hasta donde llegan? Ella, quizá intuyendo lo que pensaba, desdobló y volvió a cruzar las piernas, dejándome ver tanto su tanga de hilo negro como el encaje que sujetaba la media al muslo.
-La vida del empresario es muy agobiante, y tendemos a acumular demasiado estrés. Algunas personas fuman, beben o juegan. Yo selecciono a mis secretarios precisamente para que me quiten ese estrés y me obedezcan. Intuyo, por la naturalidad con la que has seguido mis órdenes, que sabes de sobras por donde voy, chico nuevo. Al lado del café hay un contrato de confidencialidad. Si estas conforme con acatar mis normas y estar dispuesto a mi las 24 horas del día, fírmalo y arrodíllate. Sino, largo.
Me quede unos segundos pensando. La verdad mesa mujer era el sueño erótico de cualquier sumiso, y sea como fuere no podía ser tan duro. Firmé y nada más arrodillarme pude oler el delicado aroma a peligro que desprendía su coño.
-Cómeme, y por ahora no te contengas.
¡HOLA A TODXS!
Estoy de vuelta, al menos hasta que se me agote de nuevo la inspiración. ¿Como habéis estado? Si me seguís por ig sabréis que he estado en los premios Círculo Rojo X como invitada, y si no lo sabías tira al perfil a cotillear anda.
Bueno, que os ha parecido el relato? A mi me apetece segunda parte no se a vosotrxs. Dejadme si la subo o no en comentarios o en dm, y si tenéis alguna idea o fantasía por cumplir.
Buenas noches a todos, disfrutad 🦋
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Dulces Pecados
RandomEstamos acostumbrados a ser juzgados por nuestros gustos, fetiches... pero ¿Qué más da lo que piensen? Aquí puedes leer todo tipo de relatos, con todas las preferencias... Duro. Caliente. Salvaje. Dulce... Te atreves? (disponible vol. 1 en amazon)