chico x chica
Estuviste todo lo que quedaba de viaje hasta la primera parada tonteando conmigo, mirándome como si me quisieses devorar y tocando mi muslo cada vez más arriba. Por suerte, el trayecto no fue demasiado largo, o entre tus labios el tiempo pasó volando. Fuimos los primeros en bajar del bus, desesperados (no por ver el bonito paisaje del norte, sino por empotrarnos) y desaparecimos a penas escuchamos al conductor pedir que estuviésemos puntuales en quince minutos.
-Tiempo de sobras, no durarás ni dos estocadas. - Me dijiste muy seguro y apretándome el culo.Fuimos primero a un bar, donde intentamos entrar al baño pero nos exigían una consumición y las ganas nos podían. No nos quedó más remedio que ir a una zona apartada, donde la arboleda que rodeaba el pueblo rural donde estábamos se hacía más espesa. Nada más llegar, me cogiste del cuello y me acercaste, haciendo un poco más de fuerza de la necesaria para escuchar como me ahogabas. Me besaste como nunca antes, con unas ganas ardientes y una necesidad que me enloquecía. Sentí la dura corteza del árbol clavarse en mi espalda, y te tiré del cabello de la nuca para no gemir, no se si de dolor o de placer.
-¿Gimes de necesidad?
-Sabes que sí.Me cogiste del culo para levantarme, y envolví las piernas en tu cintura, sintiendo el roce de tu polla, ya dura, contra la tela de mi pantalón de chándal.
-Por favor, quítamelos, fóllame por favor.
-A sus ordenes princesa.
Haciendo gala de tu fuerza, me deslizaste como si nada al suelo, y te agachaste para bajarme los pantalones, quitarme un zapato para deslizarlo y de paso, lamer con fiereza mi clítoris y mi entrada hasta que me tenías al límite del orgasmo. Te recuerdo, jodido cabrón, que no me dejaste llegar, sino que subiste pasando tus manos por todo mi cuerpo, arañando a tu paso y enrojeciendo la piel.
Sin poder resistir más, te sacaste el miembro endurecido por mí, goteando ya deseoso a pesar de que no hacía mucho me habías llenado la boca con tu deliciosa esencia. Me miraste, esperando una confirmación, no se sobre el que ciertamente, pero tan solo pude asentir desesperada.Y empezaste a follarme, agarrándome una pierna para mantenerla elevada y sentir como mi estrecho coño mojado se abría para ti, para que te deslizases a tu antojo. Gracias a la postura, dabas justo en mi punto clave, haciendo que me estremeciese, y mis pezones, que estaban sometidos al exhausto dominio de tu boca y tus dedos, se endurecían por momentos, al límite de correrme. Dejaste uno de ellos, ya hinchado, y moviste la mano a mi culo, donde mi ano esperaba a ser acariciado.
Gemíamos, temblábamos, tu polla cada vez más dura i gruesa, y mi coño apretado de placer.La verdad, no lo esperé, simplemente el orgasmo me arrasó por dentro, subiendo des de el culo, lubricando mi vagina, dejando tras de sí un ardiente recorrido de sensible placer hasta mis pechos, que por primera vez, se corrieron junto a mí. Pocos segundos después, tus estocadas se volvieron torpes, y sentí como, mordiendo mi cuello para no gritar, te vaciabas en mi interior.
¿Nos fue suficiente?
¡Hola a todxs!
¿Qué os ha parecido?Como unx de vosotrxs me ha pedido, aquí tenéis la segunda parte de ese maravilloso viaje (que envidia quien pudiese).
¿Vosotrxos lo haríais?Os leo mis cochinxs.
Y recordad, el sexo es un arte, y vamos a disfrutarlo.MBK 🕷️
ESTÁS LEYENDO
Dulces Pecados
RastgeleEstamos acostumbrados a ser juzgados por nuestros gustos, fetiches... pero ¿Qué más da lo que piensen? Aquí puedes leer todo tipo de relatos, con todas las preferencias... Duro. Caliente. Salvaje. Dulce... Te atreves? (disponible vol. 1 en amazon)