Dulces Pecados

Querer es poder

chico x chica

Sara es una chica joven y muy linda, de cabellos oscuros y ojos marrones (aunque para su... bueno, para Marcos, sean de un extraño color verde). A pesar de su corta edad, a la muchacha le ha tocado la mala fortuna de sufrir mucho en su vida, y se enfrenta día a día al reto de seguir adelante, pero todo se vuelve un poco más ligero cuando puede hablar con alguien. Hablar con él.

Él es Marcos, un chico algo más mayor, a los ojos de Sara un hombre muy hermoso, divertido, carismático e inteligente, y lo más importante, la entiende.

Juntos se pasan las noches de los viernes, cuando él se queda a dormir en su casa, hablando de la vida, de los videojuegos, o tan solo en silencio, disfrutando de su mutua compañía.

Son muy buenos amigos.

Pero Sara empieza a sentir algo, y ese algo la lleva a estar en un estado inquieto en la compañía de Marcos. Pasado el tiempo, ella decide no ocultar más sus sentimientos, aunque no tiene demasiado que son ni qué significan. Obviamente, él se da cuenta, pero no hace nada.

No hace nada hasta este sábado.

Por primera vez, Marcos se ha quedado a dormir dos noches seguidas, y después de cenar se ponen una película.

Él está sentado al lado de ella mientras la chica le acaricia el antebrazo con sus uñas, suave, trazando un recorrido por su piel tatuada. Sara está en su mundo y ni siquiera le presta atención a la película, lo único que la tiene conectada al mundo real es la tersa piel del chico que le gusta.

Marcos pone una mano en su pierna. Ella se sobresalta. Se miran, se sonríen.

Vaya, esto ha sido raro.

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