chico x chica
Hola a todos, soy Klaus. No pretendo que esto parezca una presentación de colegio, son algo vergonzosas y típicas, así que pasaré directamente a la acción.
Os voy a contar como, gracias a mi timidez, me hice con la chica más hermosa que jamás había visto, y como fue ella misma la que me la arrebató, convirtiéndome en el hombre que soy ahora.
Estábamos en el último año de universidad, y se acercaban los exámenes finales, por lo que el estrés era palpable en el ambiente. Yo era el típico chico tímido que, a pesar de conocer y de saber su nombre, no te fijabas ni en su color de ojos. Pero ella sí lo hizo, ella vio lo que había detrás de las finas gafas que llevaba y se acercó a hablar conmigo.
Ella tampoco era la chica más sociable del curso, pero siempre la veías ayudando a los demás y poniéndole buena cara al mal tiempo. Todo lo contrario a mí desde luego. Fue por eso que me sorprendió su propuesta.
-Hola... ¿Eres Klaus verdad? Me llamo Isabella, aunque supongo que eso ya lo sabes... Bueno venía a preguntarte si me podrías ayudar con Derecho Civil... tenemos el examen dentro de poco y voy muy mal, y tu eres el mejor del curso.
Si os soy sincero, no se ni como llevaba recogido el pelo ese día, porque no le miré a la cara en ningún momento; fueron sus tetas asomando por el escote lo que me robó la atención. No voy a mentiros, era un chico tímido pero con mucha experiencia en la cama, el único lugar donde me sentía yo mismo y podía dar rienda suelta al Klaus de verdad. Y con la idea de demostrarle a esa hermosura mi verdadera faceta, asentí sin pensar, dejando que me escribiera en el brazo la hora y la dirección a la que habíamos quedado ese mismo día.
En cuanto ella se incorporó y la sangre volvió a circular hasta mi cerebro, caí en la cuenta de que a penas tenía dos horas para prepararme e ir al lugar acordado.
Llegué puntual como un reloj, aunque ella ya me estaba esperando sentada en un cómodo sofá al fondo de la cafetería. Me acerqué a la barra y pedí un capuccino, sonrojándome al ver como ella me saludaba con la mano.
Me senté a su lado pero no pude empezar ninguna conversación, los nervios me dejaban sin habla. Me pasé horas respondiendo sus preguntas, y evitando cualquier tema que pudiera ser peligroso o que pudiera ponerme en evidencia, pero tras tantas horas estudiando bajé la guardia.
-Vas muy guapo Klaus, creo que nunca te había visto sin camisa y chaleco. - Era cierto, siempre vestía de esa manera, pero tan solo cuando debía asistir a clases. Puede que ese día me pensase más que ponerme, pero no se alejaba demasiado de lo que llevaba cuando quedaba con otras chicas y chicos; el pelo desordenado, las finas gafas de metal que resaltaban mis pestañas negras y mis ojos verdes, una camiseta blanca que se apretaba a mi abdomen con una sobre-camisa a cuadros verdes y unos tejanos negros con una cadena al lado. La verdad es que me veía muy bien, pero no esperaba que ella se diese cuenta.
Me sonrojé al alagar su aspecto en respuesta, y también lo hice cuando sentí como la cercanía entre nosotros era cada vez más evidente, hasta que sentí sus pechos contra mi brazo.
-¿Alguna vez has estado con una mujer, Klaus? - se me secó la boca y solo pude asentir.
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Dulces Pecados
RandomEstamos acostumbrados a ser juzgados por nuestros gustos, fetiches... pero ¿Qué más da lo que piensen? Aquí puedes leer todo tipo de relatos, con todas las preferencias... Duro. Caliente. Salvaje. Dulce... Te atreves? (disponible vol. 1 en amazon)