CAPÍTULO 12

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SCARLETT ÓLIVER
  
  
  
 

Melodías, eufória, emoción palpable por todo el ambiente...

Gray corría tomando mi mano e intenando entrar al concierto. El montón de personas dificultaba el no poder encontrar al resto de nosotros. Public subía al escenario, por ende, las la emoción del fanatismo se volvía incontrolable.

Todo se apagó, y luego unas luces rojas comenzaron a adornar el ambiente. Todo era rojo con toques de oscuridad y una suave melodía conocida comenzó a sonar por todo el sitio.

Splash era la canción por sonar. La gente estalló de locura y era imposible no contagiarse, estábamos tan cerca de ellos, de esa banda, a punto de escuchar como interpretaban sus mejores canciones. La sensación era única, una que nunca había sentido, era mi primera vez en un concierto.

El ritmo relajado de la canción comenzó a provocar ganas de movernos y bailar. Teníamos que encontrar a los demás, es cierto, pero también quería disfrutar de todo y creo que Gray lo entendió más rápido que yo.

Comenzó a cantarme la letra al oído, tomando mi cintura e invitandome a bailar.

La voz de Gray era tan perfecta, y me gustaba que la hiciera un poco más ronca a la hora de cantar. Ni siquiera noté que el vocalista de Public había comenzado a interpretar la canción, me gustaba como la interpretaba mi chico.

Me dí la vuelta para posar mis manos en sus hombros y quedar frente a frente con él, y bailar juntos. Su cercanía me dejaba fascinada. Él un poco más alto que yo, tenía que bajar su cabeza para poder acercar sus labios a los míos, y darme un relajado beso, para luego seguir bailando al ritmo de la música.

El me cantaba.

Yo le cantaba.

Y nos encantabamos.

Que bien se sentía conocer las mismas canciones que él, y disfrutarlas juntos. Ahí estábamos, bailando, riendo y cantando, los dos, rodeados de muchas personas, pero solos, sólo él y yo.

«Estoy amando tanto tu compañía, Gray» me lo dije mirando sus ojos.

—Busca a Mike, es alto, y con algo de calva, será fácil de encontrar —dijo interrumpiendo nuestro momento.

Los hombres son unos idiotas.

Comenzó a mirar por encima de las demás personas tratando de localizar a Mike, hasta que sonrió y pareció haberlo visto. Me tomó de la mano y me guió a donde supongo estarían nuestros acompañantes.

Luego de caminar entre personas enloquecidas, que daban brincos y cantaban eufóricos: los encontramos. Mike y Gina abrazados, Georgie perdido al no conocer este tipo de música, y Cristina disfrutando del concierto sola.

«No te preocupes amiga, la caballería llegó» pensé, queriéndome acercar a Cristina para disfrutar juntas de esto.

Tomé la mano de Cristina y la levanté. Ambas levantamos nuestras manos para cantar y pegar brincos juntas de la emoción.

Splash estaba terminando y me moría de ansías pensando en cuál sería la siguiente canción que la banda tocaría.

Todo quedó en silencio y de pronto el bajista tomó el escenario para tocar su instrumento y comenzar la próxima canción. El bajista me hizo recordar de momento a Matt, no por qué se parecieran, si no porqué se llamaban igual. Ojalá mi amigo Mattew estuviese aquí.

—El bajo de esta canción es genial —nos dijo Gray emocionado.

Little Drama Queen comenzó a sonar y Gray tenía razón, ese bajo sonaba de lujo. Yo no conocía mucho sobre instrumentos, eran pocas las veces que los diferenciaba a la perfección, pero Gray si conocía bien todo este tema de instrumentos musicales.

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