CAPÍTULO 11

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GRAY ALLEN

  
  
 

Frustración, tristeza, nostalgia en cada rincón de mi ser...

Solamente sentimientos negativos llegaban a mí, cada vez que recordaba a Gail. Quisiera que lo primero que llegara a mi mente al pensar en ella, fueran todos esos buenos momentos que vivimos. Aquella vez que con torpeza caí al suelo bajando unas escaleras y ella casi estalla de risa. Aquella vez que estuvimos todo el día en cama viendo Netflix. Los días de playa, cenas familiares, fiestas con amigos, el cariño, la paz, el apoyo. Quisiera recordar bien cada momento que viví con ella, pero cada vez que recuerdo su rostro, es inevitable no recordar el desastre y la desgracia. Los malos pensamientos interfieren con los buenos.

Estar con Scarlett me llena de miedo. Estoy sintiendo tanto por ella, que de solo pensar en qué estando conmigo va a sufrir, me inunda de nervios. No quiero que por mí, sufra o pase malos ratos, malos ratos que querrá olvidar, y no podrá.

Sé que puedo dejar los pensamientos que me impiden disfrutar plenamente del viaje. Sé que puedo proteger a Scarlett, porqué la amo, y nuca permitiré que nada malo le ocurra.

—Chicos —el llamado de Georgie saliendo de los árboles me devolvió a la realidad—. Acabo de encontrar algo que quizás les guste —dijo señalando el lugar de donde venía. Georgie había estado buscando lo que parecía ser... Ramas para la leña. Planeaban una fogata mientras yo, yo solo estaba sentando en el techo del remolque, pensando, y sí, excluyendome un poco.

El RV seguía accidentado, y decidimos esperar la luz del día de mañana para poder arreglarlo y llegar lo antes posible a Orlando.

Scarlett estaba en el interior del vehículo con Georgina. Mike hablaba con Cristina afuera, pero el llamado de Georgie captó la atención de todos, así que nos dirigimos a ese algo que el menor de todos nosotros encontró.

—Espero sea algo bueno y no una de tus estupideces, pequeño —Advirtió Georgina a su hermano menor.

—Toma la calma, hermana, espera y verás —respondió calmado, pero era obvio que algo tramaba.

—Wow, te dijo hermana —respondió Scarlett enfatizando la última palabra en forma de burla hacia Georgina.

—Es que yo la quiero más de lo que ella a mí, pero, en fin —Georgie suspiró y siguió adelante.

Cruzó unos árboles y finalmente hayamos ese algo que Georgie encontró.

Caminé un poco más hasta detenerme a su lado, y sí. El chico tenía razón. Esto me gusta, y hablando por todos, creo que nos gusta.

Frente a nosotros se encontraba un espacioso lago, con árboles a su alrededor, y una orilla donde podíamos sentarnos a charlar bajo una fogata, sin dudas, era un buen lugar para desprenderse de malos pensamientos.

—No puede ser —dijo una maravillada Cristina viendo hacia el lago—. Este lugar es fantástico.

—De nada —le respondió Georgie con arrogancia—. Y bien hermana —miró a Georgina con más arrogancia—. ¿No tenía la razón?

Georgina sonrió y lo miró—. Me duele, pero sí, tengo que admitirlo —posteriormente a eso; dió un par de pasos hacia Mike, y lo abrazó.

—Este es un buen lugar para una fogata —propuso Mike—. Y luego encender un porro con ella.

Todos comenzaron a reír y así, nos pusimos en marcha para hacer nuestra fogata y sentarnos frente a ella a hablar, reírnos, disfrutar el momento entre amigos, y por supuesto, encender el porro.

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