XVII. MARK

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Capítulo 27:

Tenemos casi todo listo para la fiesta de esta noche: nuestros puestos están reservados, nadie sabrá que estaremos allí, las personas a las que necesitamos ver también irán a la fiesta y la cantidad de guardias en las instalaciones es menor debido a la alta demanda de guardias en las ciudades que AIDH atacará durante estos días.

Nada puede salir mal. A excepción de una cosa: estaremos en una fiesta.

—¿Vas a poder, Mark? —pregunta Addison, caminando junto a mí por el pasillo—. Porque nunca te han gustado las fiestas. Ni nada que involucre música alta. O personas.

Las fiestas me agobian, he tratado de evitarlas toda mi vida. El simple hecho de estar en una habitación con tantas personas chocando entre sí me produce mucho estrés y con frecuencia necesito un par de horas para recargar mi energía. Nunca he estado en una fiesta por más de veinte minutos y nunca me he quedado por voluntad propia, aunque eso no impidió que Addison haya tratado de arrastrarme a algunas hace un par de años.

—No nos quedaremos por mucho tiempo, no es nuestro objetivo principal.

Ella deja de hablar cuando llegamos al salón principal de la cabaña para encontrarnos con el grupo reunido en diferentes puntos de la habitación. están todos, a excepción de Gavin y Sam, que supongo siguen ocupados con las cámaras.

—¿Ya saben qué hacer? —interroga Sebastian.

Está junto a Ethan y Thomas en el sillón de la esquina. Mientras tanto, Liv me observa desde una de las sillas frente a la mesa.

—Sí, tenemos todo lo necesario. Pero necesito ayuda.

—¿De quién? —pregunta ella.

—De todos.

No es la primera vez que trabajamos juntos, no creo que las cosas se pongan muy tensas. Y, de todas formas, en este momento lo que menos importa es si les gusta con quién trabajan o no; tenemos demasiadas cosas que hacer.

Addison se acerca con paso acelerado hacia el sillón para sentarse en el espacio vacío que había entre Sebastian y Thomas.

—Addison —digo—. Necesito que tú y Liv se encarguen de monitorear las cámaras. Gavin está ocupado, no puedo pedirle ayuda.

Prefiero hablarle a ella directamente porque sé que Liv va a ignorarme o a discutir si me dirijo hacia ella. La miro de reojo para comprobarlo, y la encuentro con la mirada fija en la tableta que sobre la mesa. Sé que lo escuchó y sé que me odia por esto, pero no tenemos a nadie más.

—¿Para qué? —pregunta en medio de un susurro, como si quisiera hacer que pase desapercibido.

Entonces vuelvo a fijar la mirada en el grupo ubicado en el sillon.

—¿Para qué? —murmura Addison en un tono tan inaudible que tengo que leer sus labios para entenderlo.

Quiere que su pregunta pase desapercibida, y no puedo culparla por eso. Sebastian le da una mirada rápida y luego niega con la cabeza en mi dirección.

—Es simple —digo en voz alta intentando captar la atención de todos—. Gavin y Sam están ocupados. Necesito que Sebastian redacte una carta, porque Ethan, Thomas y Katia aún son menores de edad para el estado y sé que en algún momento podrían usar eso en nuestra contra. Y ustedes cinco son los únicos que saben cómo funcionamos, así que, por favor, necesito apoyo.

AIDH: un nuevo orden mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora