XVIII. ADDISON

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Capítulo 29:

Mark me dijo que solo necesitaba que estuviéramos vigilando las cámaras por si alguien se acercaba demasiado al lugar donde ellos estarían, pero que no era necesario que fuera con Liv, porque él solo quería bajar la tensión entre nosotras. Tiene un muy buen punto, creo que será útil; y Liv no sabe nada de esto, así que fingiré que Mark no habló conmigo e iré a ayudarle a revisar las cámaras.

-Hola -saludo empujando la puerta del laboratorio.

La puerta estaba abierta, así que supongo que está trabajando aquí.

-¿Ya te vas de regreso a Sindsro? -pregunta con un tono irónico que me produce tanta nostalgia que me hace sonreír al instante-. No era necesario que te despidieras, de cualquier forma, nunca lo has hecho.

Golpe bajo.

A Liv no le gustan las despedidas, de ningún tipo, así que nunca nos despedimos de forma oficial cuando me fui a Sindsro.

-Tenemos que trabajar en esto, Liv -respondo ignorando su comentario-. Lo quieras o no. Mark me lo pidió.

-Mark solo quería molestarme. Sabe que soy capaz de hacer esto sola. Déjame en paz, y ve a jugar a otro lugar. Tal vez tu novio te está buscando.

Bueno, esto será más difícil de lo que creí que sería. Pero la conozco, quiere discutir, y si ella quiere discutir, entonces podemos hacerlo.

-Olivia Abasile -digo intentando imitar un tono de seriedad que ella reconoce al instante, aunque trata de ignorarlo concentrándose en los planos de AIDH que siguen en la mesa frente a ella-, es solo una misión más. ¿O te asusta?

-Quédate con los mapas y los expedientes, yo me encargo de las cámaras -acepta luego, acercando los papales hacia el lado de la mesa en el que me encuentro.

Estaba comenzado a aburrirme de leer expedientes. Mis ojos pasan sobre las letras como si no supieran detectar el idioma y mis ojos amenazan con cerrarse cada vez que quiero concentrarme. Las cosas como esta no resultaban tan aburridas cuando estábamos juntas.

Me aburre a propósito, es obvio. Y estoy a punto de aceptar mi renuncia cuando veo de reojo que su mirada está fija sobre mí: no como si estuviera buscando una excusa para cubrir mi asesinato, sino como si estuviera buscando detalles en mi rostro que han cambiado desde la última vez.

Sonrío, pero intento hacer que pase desapercibido. Da igual lo que haya pasado, ella siempre será Livvy: la adoro con todo mi ser, habría dado lo que fuera para que nuestra relación se hubiera dado en el momento indicado.

-Concéntrate -le digo en voz baja. Eso hace que vuelva a bajar la mirada, y aprovecho esos segundos de distracción para acercar mi silla a la suya-. Necesito acceso a las cámaras para entender mejor esto.

Eso no es del todo una mentira. Claro que podría imaginarlo, pero ya no puedo.

-Entonces puedes irte. ¿O esperabas algo más de esta visita? -responde girando hacia mí.

Eso acorta nuestra distancia de una forma tan inesperada que mi respiración vuelve irregular. Siempre ha sido unos centímetros más alta que yo, eso no ha cambiado.

-Bueno, estabas mirándome, no parece molestarte mucho mi presencia -comento con tono desafiante, y por un momento me replanteo esta situación. Esto no podría salir bien de ninguna forma, así que me obligo a olvidar lo que dije y volver a mi lado de la mesa-. Da igual, no importa.

-Puedo encargarme de esto, Addison. Ve a hacer otra cosa.

-Está bien.

Entonces salgo del laboratorio.

AIDH: un nuevo orden mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora