TERAPIA
Esa noche tuve que volver a tomar pastillas para dormir. Roberto no salió del baño y no tardé en deducir que no lo haría hasta que se asegurara de que yo me hubiera dormido. Eso solo hizo que el peso de mi culpa fuera mayor. Darle y darle vueltas a todos los acontecimientos de las últimas semanas, de los últimos meses, e incluso de los últimos años, que nos llevaron a ese punto alimentó mi insomnio. Sin embargo, el día siguiente iría a trabajar, así que tuve que obligarme a entre comillas descansar.
Jamás habíamos tenido un disgusto de ese calibre. No, no hubo gritos ni insultos, pero el silencio era muchísimo peor. Y yo me sentía como la responsable de que estuviéramos en esa situación. Si tan solo hubiera sido sincera con él sobre mis dudas respecto a lo nuestro. Si le hubiera hablado de Christian. Si lo hubiera enfrentado sobre ese mensaje. Deseé haber tomado un sinfín de decisiones diferentes. Me sentía tan hundida que no sabía cómo remediarlo.
Durante la rutina matutina no intercambiamos palabras. Yo me encargué del desayuno y ni siquiera posó sus ojos en mí a lo largo de la mayor parte del tiempo en el comedor. Al final fue que tuvo la osadía de hablar.
—Creo que tenemos que ir a terapia —dijo acomodando los cubiertos en su plato vacío—. No podemos seguir así.
No creí que fuera capaz de hacer esa sugerencia. Pensé que se limitaría a guardar silencio mientras se le pasaba la molestia, para luego actuar como si nada hubiera sucedido. Algo había cambiado. Ya se daba cuenta de nuestros problemas e incluso comenzaba a estar dispuesto a enfrentarlos. Sin embargo, yo no estaba segura. Ir a terapia implicaba concluir que habíamos fallado.
—Roberto, ir a terapia es...
—Querer hacer lo posible por salvar nuestra relación. —Se puso de pie y colocó mi plato bajo el suyo—. Si es lo que quieres hacer, la terapia puede ser el camino.
Me examinó y le sostuve la mirada. En esos instantes pude ver el amor que todavía me tenía y me pregunté si él podía encontrar eso en mis ojos; escondido en algún lado. Nos íbamos a casar y asistir a terapia era mejor que cancelar una boda. Tal vez eso me ayudaría a entender por qué terminé enganchada con Christian, menospreciando así todo lo construido con Roberto.
—Está bien —cedí—. Tienes razón. Vayamos, pero seamos discretos. No quiero que mi mamá se altere.
—Estoy de acuerdo. Agendaré entonces una cita para esta semana y te aviso. —Cubrió mi mano con la suya y la apretó—. Hoy te irás a hacer los exámenes, ¿cierto? Pediré permiso para salir un poco antes del trabajo para poder también hacérmelos. Sé que así te sentirás más tranquila. Eso es lo que quiero.
Ahí estaba de nuevo la voz que me decía lo estúpido que sería dejar ir a alguien como él.
***
Tuve que pedir una hora libre en el trabajo para poder ir a hacerme los exámenes. Mariela quedó encantada con la entrevista que le hice a Margarita y con las fotos del interior de su vivienda, las cuales tomé con ayuda de Azucena. Eran pocas las imágenes que habían de Margarita en la intimidad de su hogar, por lo que su interés en la mujer con la que su hijo tuvo un romance y el viaje me dio por lo menos esa ganancia.
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Ataduras del Pasado [COMPLETA] | A Destiempo I
RomanceLaura lleva años con su primer novio; el hombre perfecto, el que su familia adora y sus amigas envidian. Lo ama. Eso se dice. Sabe que fueron hechos el uno para el otro, porque comparten los mismos gustos, las mismas metas y nunca discuten. Sin emba...