Capítulo 31 | Quiebre

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QUIEBRE

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QUIEBRE

Revisé la hora en mi computador de trabajo. Tampoco había podido avanzar mucho ese día. Seguramente no iba a poder cumplir con la fecha de entrega, la cual era mañana. Sin embargo, no podía dejar de pensar en que Roberto llegaba esa tarde, en que no deseaba volver a cruzarme con Juan, y que en cualquier momento una trabajadora del Departamento de Recursos Humanos vendría a entregarme una planilla de reclamo. Durante la hora de almuerzo, aproveché de pedirle unos minutos a solas para hacerle una consulta, sin ser específica y sin dar nombres. Ella lo respetó y quedó en darme la hoja para facilitársela a quien la necesitara.

¿Irás a la fiesta del viernes?

La pantalla de mi celular se iluminó con ese mensaje. Era Christian. Solté un suspiro, no lo necesitaba a él también haciendo estragos en mi cabeza. De todas formas, no quise dejarlo en visto. No lo odiaba y que se preocupara de mi amistad con su prima había removido algo.

No sé

No creo

Ok

Yo iré

Por eso te pregunté

Se refería a la fiesta que daría la revista para recibir a Margarita García y a Magnolia. Eso significaba que Christian pronto no tendría más que hacer allí y se iría a ese viaje. Ya no quedaría ni la posibilidad de verlo accidentalmente en los pasillos.

—Aquí está, Laura.

La planilla fue puesta sobre mi escritorio y bloqueé el celular para agradecerle. Se despidió y me tomé unos minutos para leer lo que debía llenar.

—¿Hablaba con Verónica, la de Recursos Humanos, Laura?

La presencia de Mariela me tomó por sorpresa. Guardé la planilla en el cajón, sin querer que se enterara todavía del asunto. A causa de la conmoción había creído que era buena idea ir con ella, pero luego lo medité y cambié de opinión. Era su sobrino y los rumores decían que llegó a la revista por haber tenido problemas en su trabajo anterior. ¿Y si también había sido por acoso?

—Sí. Me daba información sobre algo personal —respondí.

Mariela se quedó observándome. No pude evitar sentirme intimidada. Era mi superior y un ejemplo de lo que deseaba ser. Tan elegante e imponente.

—¿Algo personal relacionado con el trabajo? —cuestionó al fin.

Antes de darme la oportunidad de contestar, abrió el cajón y sacó la planilla para verla. Me quedé sin habla con la mirada que me dio. Ella ya sabía.

Regresó la planilla a donde estaba.

—Juan me conversó un poco de lo que pasó. A veces lo que hace puede malinterpretarse y por eso se mete en problemas. Desde pequeño ha sido así —dijo ella—. No es necesario armar un escándalo cuando se puede resolver de manera discreta. Siempre has sido muy prudente, Laura, eso me agrada de ti. Es importante que las mujeres seamos así en nuestra industria.

Ataduras del Pasado [COMPLETA] | A Destiempo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora