DECEPCIÓN
Me apoyé por un momento de la pared falsa de mi cubículo. Mi mente corría a mil por hora y tras mis ojos se desplegaban escenarios de lo que podía suceder dependiendo de las siguientes decisiones que tomara. Mi corazón latía a un ritmo asustado. ¿Qué haría? ¿Alguien me creería?
Mi atención se posó en mis pertenencias esparcidas por el escritorio. Agarré mi bolso y las empecé a guardar a la vez que cerraba la sesión de mi computadora de trabajo. Necesitaba escapar de allí. No podía arriesgarme a tener otro encuentro desagradable con Juan.
Observé mi entorno. No lo vi.
Noté la puerta de la oficina de Mariela abierta y la luz encendida. Ella era mi superiora, la admiraba y era mujer. A ella podía decirle. No debía importar que Juan fuese su sobrino. Ella me conocía y no dudaría de mi palabra.
Me aferré a mi bolso y caminé hacia ella. Mis piernas se sentían pesadas y el pasillo más largo de lo habitual. A pocos pasos de llegar, Mariela salió estando lista para retirarse.
—Oh, Laura. Qué sorpresa. ¿Viniste a avisarme que te vas un poco más temprano también? —me preguntó mientras apagaba la luz y cerraba su puerta.
—Eh, sí. Y quería hablarle sobre algo.
—Bueno, si es algo rápido está bien. Te escucho.
Me miró expectante. Lo lógico era que se tratara de un tema de trabajo. Pensé en lo sorpresivo que iba a ser para ella. Busqué ordenar las palabras en mi mente para relatar lo ocurrido de la mejor forma, para que me entendiera de inmediato y no tener que repetirlo. Por alguna razón me daba vergüenza decirlo en voz alta, a pesar de saber que no era culpa mía. Mi infidelidad con Christian no era excusa para las acciones de Juan.
—Luces cansada —comentó cuando yo continuaba sin poder decidir cómo empezar—, ¿te parece si mejor lo dejamos para el lunes? Si es algo urgente, me puedes enviar un correo explicativo más tarde y yo...
El sonido de una llamada entrante en su celular la interrumpió. Sacó el aparato de su bolso y respondió.
—Sí, sí. Yo sé que es tarde. En unos quince minutos llego —dijo. Colgó y después soltó una maldición—. Disculpa, ha sido una semana difícil. Decide bien con quién tendrás hijos, nunca te libras por completo de ellos. Quedamos así. Debo irme.
Todo estaba sucediendo demasiado veloz para mi cerebro. Cuando pude reaccionar para detenerla, Mariela ya se alejaba de mí. No pude hacer surgir la denuncia del acoso a tiempo.
Me cuestioné si lo correcto era seguirla. Por lo que compartió no estaba pasando por un buen momento a nivel personal. ¿Estaba bien que le sumara el problema con su sobrino? ¿Qué tan receptiva sería?
—Vaya, qué bueno que no te has ido todavía.
Beth se aproximaba desde mi costado. En sus manos cargaba una pila de papeles. Supuse que pretendía conversar sobre el artículo de la boda. En la mañana también me había abordado, pero la despaché y acordamos discutirlo luego.
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Ataduras del Pasado [COMPLETA] | A Destiempo I
RomanceLaura lleva años con su primer novio; el hombre perfecto, el que su familia adora y sus amigas envidian. Lo ama. Eso se dice. Sabe que fueron hechos el uno para el otro, porque comparten los mismos gustos, las mismas metas y nunca discuten. Sin emba...