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Manuel

Señalé la silla pidiéndole permiso para sentarme, Valentín hizo una mueca que interpreté como un "y si no queda otra".

No esperaba menos, sabía que lo que había pasado con Teo fue de público conocimiento y lo más seguro era que Daniel se haya enterado y le haya contado a Valen, porque él nunca se entera por su cuenta de los chismes.

Reí seco para mis adentros, como si no tener a Mateo fuera poco ahora al parecer tampoco tenía a mi mejor amigo.

Me senté con cuidado e intentando no tocar sus pertenencias, el profesor todavía no había entrado al aula y rogaba que lo hiciera porque no iba a aguantar esta tensión dos horas sin hacer nada, por lo menos la clase me iba a tener concentrado en otra cosa que no fuese el asiento vacío al fondo del aula.

Mi impaciencia por verlo entrar se trasladó a mi pie que no paraba de golpearse contra el piso, el profesor entró dando una explicación de su tardanza que no me interesaba escuchar, la preceptora entró detrás suyo con el cuadernillo para tomar lista.

—Presente. —Dije en voz alta cuando me nombró y ella levantó la cabeza buscando algo al final del aula, yo me sabía el orden de la lista de memoria; Vainstein, Ribba, Palacios.

La vi sacar la lapicera roja y estuvo a punto de hablar cuando la puerta volvió a chillar abriéndose.

—Justo estaba por preguntar por ustedes, casi que me angustié si tenía que arruinar su asistencia perfecta, Palacios.

Daniel y Mateo entraron al aula pasando directamente al fondo e ignorando a la preceptora, al profesor y a todos los que estábamos ahí.

El corazón se me paró una milesima de segundo cuando su mano casi rozó mi brazo, cuando me dí vuelta sin disimulo ellos todavía se estaban acomodando en el banco.

Teo tenía su capucha puesta como siempre, las manos me temblaron de las ganas de levantarme de mi asiento, ir a peinarlo y dejarle un besito en la frente.

Intenté prestarle atención al profesor y su explicación sobre Margaret Thatcher y que nos iba a hacer mirar una película para entender mejor el tema pero mi cabeza no paraba de maquinear, imaginaba conversaciones con Teo que muy probablemente no iban a pasar, y si pasaban lo más seguro es que no me salgan ni la mitad de las palabras que tenía en mente.

Daniel me miró con la peor de sus caras cuando giré la cabeza en dirección a ellos, Teo estaba concentrado copiando lo que el profesor dictaba y no pudo ver ni la cara de su amigo ni la mía.

Minutos después cuando me dí vuelta de nuevo intentando coincidir miradas con Teo, Daniel bufó y habló en voz alta haciendo que el resto de nuestros compañeros volteara a mirarnos.

—¿Se te perdió algo Manuel? Allá está el pizarrón.

No le contesté, era el odio que me merecía, y probablemente la estaba sacando barata, escuché chusmear a mis compañeros entre ellos pero poco me importaba, la única opinión que realmente me interesaría en este momento es la de Valentín que al parecer no tiene pensado volver a hablarme.

El timbre del recreo sonó y esperé a que todos salgan del aula para salir último, Daniel dio la vuelta por toda el aula para no pasar por al lado mío, al verlo salir solo me dí vuelta y Teo todavía estaba sentado copiando, me levanté rápido ignorando mi lado racional y caminé hasta quedar frente a él.

—Teo... —Dije en un intento de acariciar su mano.

—Avisame si tenés alguna otra sorpresita que me vaya a llegar hoy. —Dijo levantándose de su asiento y pasando por mi lado sin siquiera rozarme.