Mateo
—Y... Punto final. —Dije levantando ambos brazos en señal de victoria.
—We are the champions, my friend. —Manuel levantaba el trabajo práctico en el aire y lo besaba con fuerza como si fuese la copa del mundial de fútbol.
—Dios, nos llevó un siglo ese trabajo. —Me tiré de espalda sobre la cama de Manuel haciéndola rechinar.
—Estoy cansado de escribir, no me da más la muñeca. —Me reí por la exageración de Manuel, hace masomenos media hora está diciendo que le va a explotar y no se va a poder pajear nunca más.
—¿Querés que merendemos? —Preguntó Manuel tirándose encima mío descuidadamente y haciéndome soltar un quejido.
—Síp. —Mi mano se movió automáticamente a su pelo corto acariciándolo.
—Primero, te voy a dar muchos besitos. —Sonreí por inercia y agaché mi cabeza cuando Manuel levantó la suya uniendo nuestros labios, se acomodó mejor sin despegar su boca de la mía y acarició mi cintura por encima de la remera, el beso era descuidado e infantil debido a nuestras sonrisas.
—Dale, haceme la merienda. —Dije cuando nos separamos, sentándome en la cama.
—¿Qué querés tomar?
—Algo caliente, tengo frío.
—Ahora te hago un café, sacá algún abrigo de mi placard y ponete. —Manuel dejó un beso rápido en mi boca antes de levantarse de la cama. —Ahora vuelvo, chiqui.
Me levanté de su cama estirando mis extremidades, habíamos pasado las últimas cuatro horas en esta cama, cambiando de posición para no acalambrarnos, Manuel era un exagerado pero de todas formas escribir cuatro horas seguidas había sido un montón.
Abrí su placard y varias cosas cayeron en mi cara, encontré entre el desorden un buzo que me quedara suelto y me lo puse, después me dispuse a tirar sobre la cama la ropa desordenada y doblarla prolijamente, Manuel apareció diez minutos después.
—¿Me estás ordenando la ropa? —Manu dejó la bandeja en la mesita de luz, con dos tazas y un plato de galletitas.
—Y si tenes todo hecho un desastre boludo, parece que pones una bomba cada vez que tenés que sacar algo.
—Sentate que se va a enfríar el café, dale. —Le hice caso, me senté en el borde de la cama y él me pasó mi taza, estaba de frente al espejo y este buzo celeste me queda bastante bien, capaz me lo pueda llevar sin que se de cuenta, aunque Manuel parece que me leyó la mente.
—Te queda hermoso ese buzo, yo ya ni lo uso, llévatelo. —Me mire de nuevo en el espejo y asentí.
—Chiqui, vení. —Manuel tenía el brazo levantado con el celular en su mano y la cámara delantera encendida, me acerqué sonriendo y me apoyé en su hombro, él imitó mi gesto y sacó la foto.
Terminamos de tomar nuestros cafés y nos acostamos nuevamente en la cama, Manuel puso música bajito y los dos mirábamos al techo sin siquiera tocarnos, en algún momento Manuel entrelazó su mano con la mía en medio de nosotros haciéndome sonreír.
—Chiqui...
—¿Mhm? —Mis dos ojos estaban cerrados disfrutando de la música.
—Aunque hayamos terminado el trabajo, nos vamos a seguir viendo ¿no? —Manuel se había acomodado en la cama apoyándose en su brazo izquierdo y mirándome.
—No sé, lo voy a pensar. —Dije cerrando los ojos nuevamente e intentando esconder la sonrisa, sentí el peso a mi lado moverse y una respiración cerca de mi cara, mi sonrisa se agrandó cuando Manuel dejó besos lentos en toda mi cara, hasta llegar a mi boca y quedarse ahí, agarrándome ambos lados de la cara, tuve que abrir los ojos cuando mordió mi labio inferior adentrando su lengua en mi boca, mis brazos abrazaron su cuello acercándolo más a mí.
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trust ; trueplik
Fanfic"Palacios es un pendejo de mierda, planeen una maldad y que sea grande" ©manuftlouis