Mateo se sentó en el cómodo sillón color hueso al lado de la cama de su mamá, apoyó ambos codos en sus rodillas y se dió cuenta que por primera vez en el día estaba en silencio.
Sus manos empezaron a temblar y su mandíbula se tensó, el dolor en su cabeza se intensificó hasta sentir las minúsculas gotitas saladas picar en las esquinas de sus ojos, el nudo en su garganta lo obligó a abrir la boca para poder respirar mejor justo en el momento en que su mamá se dió vuelta sobre la cama.
—Hola mami. —Susurró con su mejor sonrisa de labios cerrados.
—Hola mi amor, ¿qué haces acá? ¿no ibas a lo de Manu hoy?
—Sí pero al final no, quise venir a estar con vos. —Liliana sonrió y Teo agarró una de sus manos apretándola fuerte e intentando imitar su gesto.
—¿Qué es esa carita? ¿,Se pelearon? —Mateo suspiró enojandose consigo mismo por ser tan fácil de leer pero no le podía mentir a su mamá, así que asintió.
—¿Muy feo?
—No, no es nada ma. —Negó esta vez.
—Seguro ya se van a arreglar. ¿No me dijiste que le ibas a pedir hoy que sea tu novio? Parecías muy emocionado por eso.
Mateo cerró los ojos con fuerza recordando ese pequeño gran detalle, otra cosa que había salido mal ese día.
—No creo, ma. —Dijo con la voz cortada y una sonrisa temblorosa que al parecer supo disimular muy bien porque su mamá le sonrió una última vez y volvió a darse vuelta sobre la cama intentando dormir.
Mateo aprovechó el silencio de su casa y la ausencia de cualquier cosa que lo pueda molestar para hacerse un té e intentar relajarse mirando una película.
Bufó cuando el celular le sonó y se dió cuenta que no lo había puesto en silencio, agarrándolo y viendo el nombre del contacto ni siquiera se tomó la molestia de leer los mensajes.
—Nunca tan seguro. —Susurró para sí mismo cuando WhatsApp le preguntó si estaba seguro de bloquear a ese contacto.
Las manos le temblaron después de tirar el celular sobre el sillón y tuvo que mejorar su agarre sobre la taza para que no se caiga, sentía la garganta cerrada y los labios temblorosos, incluso tuvo que dejar la taza en la mesa y apoyar las manos en sus rodillas intentando calmar el temblequeo de su cuerpo, el picor detrás de sus ojos se sentía cada vez más fuerte mientras mordía el interior de sus cachetes en algún intento de liberar ira.
La puerta fue golpeada y Mateo se levantó rápido empujando sus sentimientos, se acercó despacio y miró disimulado por la rendija para no abrirle a nadie que no quería ver, cuando vió una cara desconocida frunció el ceño, pero abrió.
—Hola, tengo un paquete para Mateo Palacios, necesito la firma de alguien que confirme que lo entregamos.
—Si, soy yo... ¿Se puede saber qué es? Yo no pedí nada, debe haber algun error. —Y la puta que lo parió, déjenme en paz por hoy, pensó pero no dijo, no se iba a descargar con el pobre chabón que no tenía nada que ver.
—No sabría decirle qué es, nosotros nos encargamos de entregarlo solamente y acá dice que lo entreguemos en esta dirección y a usted, capaz es algún regalo de alguien.
Mateo bufó frotándose la frente con cansancio y asintió despacio, el hombre le chifló a otros dos que esperaban adentro del camión y estos se dispusieron a bajar la caja.
Teo firmó y entró la enorme caja, el logo amarillo de la empresa de envios decoraba el cartón así que era imposible saber que había si no la abría.
Agarró la primer tijera que encontró y empezó a cortar las cintas que envolvían la caja, encontrándose con otra caja más chica y al parecer la definitiva, el pecho se le aceleró viendo lo que había ahí adentro.
Esa silla de la que solo había hablado con Manuel, la que haría que todo para su mamá sea más fácil y la que sin dudas estaba muy por fuera de su alcance económico estaba ahora ahí, esperando por ser sacada de la caja.
Mateo recordó rápidamente esa conversación en la que Manuel le dijo que podía comprarla si él quería, su memoria se trasladó a menos de veinticuatro horas atrás cuando a Manuel le llegó la notificación de que su compra había sido realizada con éxito.
Cuando las lágrimas por fin empezaron a caer sin poder retenerlas fue cuando Teo escuchó la llave de la puerta y Norma entró a la casa, la mujer se preocupó automáticamente cuando vió al joven llorando y abrazándose a sí mismo en el medio de la sala, no lograba entender si lloraba de felicidad por la silla o de tristeza por alguna otra cosa.
—¿Fue Manu? —Mateo se encogió de hombros sin poder emitir palabra. —No entiendo mi amor, ¿por qué lloras? ¿qué pasó?
Mateo no quiso molestar a su mamá pero con Norma fue diferente, se descargó y le contó todo su día, de principio a fin, incluso ella lloró con él, putearon a Manuel juntos y Norma lo abrazó hasta que lo mandó a dormir un rato.
Cuando se despertó, agarró su celular y sacó el modo avión, las notificaciones empezaron a llover, Daniel le decía que se enteró de lo que había pasado y preguntaba como estaba, Norma le había preguntado hace una hora si iba a ir a merendar con ella y su mamá pero ya no tenía sentido responderle ahora así que no lo hizo, el único chat que le llamó la atención fue uno de un número que no tenía agendado, rápidamente entró a la foto y suspiró con pesadez, finalmente se dignó a entrar a la conversación.
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Che d piola compa espero q estés bien
mauro se re desubicó t lo juro q no sabía
y perdón si t jodió q t haya contado q manu se estaba mandando una cagada
no m cabia ya lo q estaban haciendo
no sé como se enteró mauro lo de tu vieja pero no creo q manu le haya contado, igusl no sé nada d eso
y qsy, perdón x haber sido parte d eso tanto tiempo
19:33Mateo
gracias x contarme Alejo
19:35Pero podrías haber sido más específico, pelotudo.
Pensó, de nuevo no lo dijo.Cuando Alejo le mandó un mensaje ayer a la tarde Mateo se sorprendió y se levantó despacio y disimulado del pecho de Manuel, su instinto le dijo que no le cuente a Manuel como su amigo le había texteado un "che soy alejo, tenes un toq para hablar? t tengo q contar algo", Teo contestó un seco "decime" y entonces la respuesta tardó un poco más en llegar, Manuel le seguía hablando sobre el pronóstico y como al parecer iba a seguir lloviendo, Mateo sacó el tema de Daniel y Valentín y lo llevó para donde le convenía, incluso le preguntó, realmente le preguntó si tenía algo que decirle pero Manuel ni siquiera se inmutó.
Esa misma noche mientras Manuel roncaba despacio abrazado a su pecho, Alejo se dignó a responder, un simple "manuel está bardiando compa, pregúntale. tiene hasta mañana para contarte, si no t lo cuenta t lo cuento yo" que dejó a Mateo más confundido e intrigado de lo que estaba, ¿qué le tenía que contar? ¿con qué está bardeando? ¿se está cogiendo a otro?
Mateo rió con ironía, ojalá hubiese sido eso, probablemente le hubiese dolido menos.
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trust ; trueplik
Fanfiction"Palacios es un pendejo de mierda, planeen una maldad y que sea grande" ©manuftlouis