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O6

Manuel

Me desperté después de que la alarma haya sonado varías veces, me froté la cara y agarré mi celular de la mesa de luz entrecerrando los ojos por la luz.

Mateo Palacios
vas al cole?
6:46

Manuel
si bombón
6:48

Hoy habíamos quedado en hablar con Mateo, estaba nervioso pero ya sabía bien mi discurso, le iba a decir que él me gusta hace un tiempo y que quiero que tengamos algo, aunque eso sería dejar todos mis garches, o tener que concretarlos en secreto de forma que él no se entere y se arruine todo el plan.

Hoy decidí arreglarme un poco más de lo común para ir al colegio, porque si tenía que convencer un poquito a Mateo me iba a esforzar, y de paso a ver si enganchaba a algún garche para la tarde, que hace un montón no le daba bola a los que me paraban por el pasillo.

Llegué a horario al colegio, Mateo ya estaba allí de todas formas y el profesor ya había entrado al aula, hasta llegando temprano llego tarde yo.

Me senté al lado de Mateo y no dije ni una palabra, solamente me dediqué a mirarlo mientras él miraba hacía adelante y retenía la sonrisa apretando la mandíbula cuando se percataba de mi mirada sobre él.

La clase pasó rápido con algunos llamados de atención del profesor por no estar prestando atención.

—¿Vamos a hablar en el recreo? —Susurré sólo para Mateo, él asintió y siguió prestando atención al frente hasta que el sonido de la campana se hizo escuchar en todo el edificio. —Al baño. —Dije y Mateo se levantó rápido encaminándose hacía allá.

Ese baño, para nuestra suerte, siempre estaba desocupado, apenas cerré la puerta detrás mío acorralé a Mateo contra uno de los cubículos besándolo, soltó un quejido dentro de mi boca y después de unos segundos de sorpresa, se separó.

—Pará Manu, tenemos que hablar.

Yo acaricié un poco su cuello y asentí. —Tenés razón, tengo un montón para decirte. —Palacios asintió con la cabeza y yo empecé el discurso previamente preparado en mi casa. —Me gustas Teo, un montón, y te besé esa noche porque me gustabas, y te beso ahora porque me gustas, pero no agarrabas ninguno de los palos que te vengo tirando desde que empezamos con el trabajo, y necesito que me digas qué es lo que te pasa a vos... —Agaché la cabeza haciéndome la víctima esperando que Mateo hablara.

—Yo... Vos me gustas también, Manuel, digo, sos lindo, no que me gustas, pero sos lindo y también me gusta besarte.

—Pero no te gusto en ese sentido. —Mateo se encogió de hombros.

—No te conozco.

—¿Y si nos conocemos? ¿Así si me darías una oportunidad? —Levanté mi mano para acariciar su mejilla izquierda.

—Vainstein, ¿qué es lo que querés conmigo?

—Quiero que nos conozcamos, que veamos, que probemos que puede salir de acá, me parece que el trabajo está dejando en claro que somos un buen equipo, ¿por qué no probar? te pido una sola oportunidad, nos conocemos, salimos un par de veces, vemos que resulta, vos sos diferente. —Mateo se río con desconfianza. —Yo sé que es difícil creerme, pero yo te veo diferente en serio, y para mí todo fue siempre igual, quiero probar lo que es diferente. ¿Qué decís?

Mateo me miró fijamente a los ojos, no importaba, yo sabía mentir hasta con la mirada, mire adonde mire me iba a creer.

—De a poco. —Dijo Palacios después de un rato haciéndome sonreír. —Y nada de besos.

Yo asentí rápido. —Perfecto. —Me acerqué rápidamente robándole un beso de fugaz. —El último.