9.- Promesas

45.7K 3.5K 412
                                    

Ángelo.

Sabía los riesgos que acarreaba tener un encuentro con Jacob fuera de los juzgados. Sabía perfectamente lo que podía pasar, y no me equivoqué.

—¿Perdiste la cabeza? —reclama mi madre—. ¿Cómo haces algo como eso sin decirnos?

—¿Debería informarte sobre mi vida privada?

—¡Sobre cosas que involucran a la familia! —lanza la revista contra mí en un movimiento brusco. Mi mandíbula se tensa y me obligo a mí mismo a recordarme que se trata de mi madre.

—Sabías que en algún momento esto pasaría —le recuerdo—. Lo sabías bien, Beatrice. No me vengas con esto ahora.

—Tu padre fue claro, Ángelo —musita con firmeza—. Fue totalmente claro, ninguna relación con ese niño y con su madre.

—No tengo ninguna relación con su madre —aclaro—. Y con él, es mi hijo, no planeaba...

—¡Sabes bien que no es así! —grita con molestia.

—No te atrevas a repetir eso —advierto—. No es tu problema.

—Claro que es nuestro problema, Ángelo. Todo lo que involucre a nuestro apellido, se convierte en un problema para nosotros.

—Madre...—Antoni intenta intervenir, pero Beatrice lo manda a callar con un gesto.

—¿Cómo quieres que confiemos en ti otra vez, si sigues tomando malas decisiones? —mi cuerpo entero se tensa—. ¿Cómo planeas que te veamos como el líder de los casinos, cuando puedes arruinarnos con tus decisiones impulsivas?

—Deja de mezclar lo que hago con mi vida personal con los casinos —exijo—. Desde que Paolo murió no he hecho más que extendernos, más que aumentar nuestra fortuna. Sabes que ninguno de mis hermanos hubiese sido tan capaz como yo.

—No nos dieron oportunidad de averiguarlo —sentencia.

—Beatrice —reprende Antoni—. No es...

—Déjalo —interrumpo a mi hermano—. Queda bastante claro que no volverás a confiar en mí. ¿Y sabes qué? No me importa. Seguiré haciendo lo que mejor me parezca, y ninguno de ustedes va a decirme cómo debo actuar. Soy el dueño, por mucho que eso te moleste, lamento mucho que tu favorito esté muerto.

Mi madre retrocede, sé perfectamente lo que dije, y no me arrepiento.

Estaba harto de tener que estar bajo la sombra de alguien más, estaba cansado de demostrarle a personas que no lo apreciaban, que era capaz.

—Discúlpate —ordena.

—Sabes bien que nunca pido disculpas —le recuerdo—. Esta no va a ser la excepción, madre.

Lanzo la revista sobre el escritorio, les dedico una última mirada a ambos antes de salir de la habitación. La molesta se acrecienta cada vez más mientras salgo de la casa de mi madre.

Estoy apretando los dientes tan fuerte que un dolor se presenta tras algunos minutos. Subo al auto y cierro la puerta en un movimiento fuerte.

Un grito furioso brota de mis labios cuando me encuentro dentro, cierro los ojos con fuerza mientras apoyo la cabeza contra el respaldo del asiento.

Alguien había tomado una fotografía en mi viaje a San Francisco, probablemente algún periodista dispuesto a vender la imagen a alguna revista para chismes, no esperaba que sucediera tan pronto, pero las revistas de Italia ahora no dejaban de especular sobre mi paternidad.

Pero si quería poder traer a Jacob conmigo, si quería poder hacerme cargo de él aquí, tenían que saberlo.

Esta no fue la mejor manera, pero creo que es algo que debía pasar.

Los desastres vienen de a tres. (SL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora