¿Alguna vez has sentido el espesor del aire en tus pulmones luego de haber corrido a toda velocidad?
¿Alguna vez has sentido la ráfaga del aire cuando vas en un coche y te asomas por la ventana?
...
Si tan sólo lo hubieras apreciado, si tan sólo lo...
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Dominique no para de mirarme mientras me cuestiona cosas y me sacude un poco, sin embargo mi vista se torna nublada, me siento inmóvil e incluso no me percato del todo sobre cómo todos están observando lo que hacemos. Todos han leído la pequeña acusación y claramente han asociado la atención hacia mí, era obvio.
Por un minuto deseé con todas mis fuerzas no estar ahí pero entonces todo se apago.
[...]
Despierto encima de una silla que se encuentra frente al escritorio ¿la dirección? nunca había estado aquí ni siquiera cuando me inscribí. Escucho la puerta detrás de mí cerrarse y me sobresalto bastante.
—Chiara... —susurra tímidamente.
Me levanto como puedo un poco mareada y la veo... mi mirada se pierde en su ropa la cuál parece haber sido alborotada ¿Qué había hecho?
—¿Qué es lo que has hecho Mara? —Le reclamo molesta, en realidad me importa que le ha pasado pero mi enojo se desata—. Esa no era tu historia, no podías contar algo que no es tuyo ¡No te corresponde! —Grito llevándome las manos al cabello echándolo hacia atrás.
—Chiara yo te dije que no iba a dejar las cosas así, tenían que saberlo... —dice mirándome triste, veo como intenta tocarme pero me retrocedo.
—¿Tenían que saberlo? ¿quién tenía que saberlo? Mara esto era mío... se supone que yo decidiría cómo contarlo, con quién y si quería hacerlo —digo al borde del llanto—. Y eso no te importó...
—Las cosas no podían quedarse así, tienes que entenderme —intenta tomar mi mano pero no la dejo.
—¿¡Por qué no puedes entenderme tú!? —Exclamo—. Si tú hubieras estado ahí sabrías lo que significa, sabrías que eso no se hace. —Niego varias veces con la cabeza.
—Algún día vas a perdonarme —murmura apenas audible.
—No, no lo haré Mara —niego con la cabeza—. Yo... yo fui honesta contigo y lo arruinaste. —Digo pero mi voz suena quebrantada.
—Nunca lo fuiste. —Repone mirándome con seriedad, sé a qué se refiere así que bajo la mirada y aprieto la mandíbula. Se ha pasado.
Entonces entran dos personas más a la habitación; la directora y detrás de ella... Alex.
—Tomen asiento todos por favor. —Anuncia ella mientras se sienta enfrente de nosotros en la silla alta de color negro es aterciopelada y eso me resulta extraño.
No alzo la mirada en ningún momento porque no quiero cruzarla con ninguno en especial menos con Alex, pero me doy cuenta de que se sienta en la silla más lejana a las nuestras.
—He escuchado la versión de todos... bueno Mara me ha contado la suya, Alex la suya y creo que sólo faltas tú. —Me mira esperando a que diga algo sin embargo niego nuevamente.
