¿Alguna vez has sentido el espesor del aire en tus pulmones luego de haber corrido a toda velocidad?
¿Alguna vez has sentido la ráfaga del aire cuando vas en un coche y te asomas por la ventana?
...
Si tan sólo lo hubieras apreciado, si tan sólo lo...
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—¿Podrían darnos un momento? —Todos se miran entre sí y se van. Sin embargo Tom permanece y nos mira a ambos pero termina yéndose con los demás a la fuerza.
—¿Eso es todo? ¿te irías sin decirme? —Muerdo el interior de mi mejilla sin saber que decirle.
—No puedo seguir aquí, lo sabes.
—Tampoco tienes opción, Chiara... papá quiere una boda y no parará de buscarte hasta encontrar a esa nieta y a ti. —Me dice molesto.
—Lo sé Adam pero ya no puedo quedarme. —Insisto.
—¿Por qué no? Por favor Chiara ya lo tienes. Lo tienes a él, una hija, una nueva vida y no deberás preocuparte por nada más... —lo interrumpo.
—¿Y qué hay de ti? —Murmuro entre lágrimas. Me mira con el ceño fruncido.
—Pues... eventualmente encontraré a alguien y me casaré con ella, no lo sé. —Gira los ojos. Vacilo un poco al acercarme a él pero no puedo soportarlo más, camino hacia él, tomo sus mejillas y lo beso.
Permanece quieto unos segundos asimilando la situación pero finalmente toma mis caderas y me acerca más a él. Nuestros labios siguen la misma velocidad y ritmo, sin embargo nos separamos agitados.
—No quiero que te cases con alguien más... —musito cerrando mis ojos aún teniendo mis manos en sus mejillas, su frente se queda pegada a la mía y suspira.
—Puedo decirte lo mismo. —Susurra aún agitado.
—Tengo que irme... debo hacerlo. —Insisto pero él se aferra a mis caderas.
—No puedo dejarte ir, debe haber otra forma, Chiara. —Insiste.
—Si me quedo aquí, me casaré con él y viviremos felices para siempre.
—Si te vas, jamás volveré a verte y tal vez ni siquiera llegues allá... Chiara no puedo permitir que algo te pase —pausa—. Ni a ella.
Mis ojos se llenan de lágrimas, en verdad no quería dejarlo ir...
—Vámonos. —Replico—. A dónde sea, sólo vámonos. —Lo miro a los ojos y mi respuesta lo toma por sorpresa.
—Tal vez no, tal vez lo logremos. —Añado—. Adam no queda más...
—Queda que te quedes aquí segura, sólo quédate. —Me pide.
—Lo siento Adam pero no puedo hacer eso... —Digo firme y él sale de la habitación sin decirme más.
[...]
Había pasado un mes y medio... Sean, Mara y Dominique se habían ido hace una semana y yo me iría hoy, según Tomas. No habíamos logrado que fuese permanente pero al menos me quedaría en casa seis meses y de ahí volvería. Sí, es una mierda de plan.
