Sigo roto.
Ésta vez tanto por dentro cómo por fuera.
No me quito de la cabeza el pensamiento irracional de llevar el fuego al cielo y la tierra al mar.
Subir a la cima del pasado y gritarle al futuro.
Mirar al cielo y desear haber muerto hace años,
para así no tener que dar la cara y crecer.
Por cierto,
siguen aquí conmigo,
ya no se ríen,
me tienen miedo.
Me volví su rey y los domé,
pero se me subió a la cabeza,
y ya no se en que me he convertido.
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Memorias de un niño roto
NouvellesMemorias de un niño roto consta de una gran variedad de relatos, cada uno con diferentes significados, la pura realidad, dolor, amor, amistad... Es decir, todo lo que nos rodea. Adéntrate en este mundo, desde el punto de vista de un niño que con el...