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Me desperté por el ruido de esa odiosa alarma que ponía para ir a clases, hay personas que empiezan el primer día del curso con ilusión y ganas, pues yo no soy esas personas. Me puse la túnica y bajé a desayunar, mis amigos ya estaba allí, por lo tanto, me senté con ellos. Minutos más tarde llegó una lechuza, era el periódico de "El Profeta", le pedí a Maddy que se lo leyese y que me lo mandase siempre que se dijese algo de la batalla que ocurrió en verano, el animal me entregó el periódico y se marchó. En cuanto Draco vio que era me arranco el periódico de las manos, me dijo que no lo leyese, que no ponía nada sobre la batalla, añadiendo que podía quedarme tranquila.

—¿Te crees que soy idiota? —pregunté molesta—, le dije a mi Elfa que me lo mandase solo si ponía algo sobre el tema. Devuélvemelo, Malfoy.

—Lo que pone es una tontería, no lo leas.

—Malfoy, dame el periódico.

—Draco, dáselo, no vas a conseguir nada con esto y la conoces, conseguirá leerlo antes o después —intervino Pansy, a lo que le di las gracias.

Me entregó el periódico y empecé a leer mentalmente lo que ponía: "Justo hoy, hace exactamente dos meses, tuvo ocasión una de las batallas más importantes, en la que el increíble Harry Potter consiguió derrotar a su mayor enemigo, Voldemort, y al otro mago que era igual de poderoso, Gellert Grindelwald. Gracias a este suceso, el mundo mágico corre menos peligro..."
Miré en la portada del periódico que día era, no podía creer que hubiesen pasado justo dos meses y yo no me hubiese percatado de ello, puesto que era mi padre. Sentí mi corazón partirse y salí de allí corriendo, no quería que todo el colegio me viese llorar, y aún menos que me viese el niño que debió morir. Llegué a mi habitación y me tiré en la cama, no podía contener las lágrimas, dolía, quemaba, era todo lo que me quedaba y me lo arrebató, tenía muy claro que yo haría lo mismo con él. Poco después la puerta de mi habitación sonó, antes de ceder el paso pregunté quien era a lo que contesto Malfoy, le dije que entrase y eso hizo, cerrando la puerta tras de sí. Me incorporé apoyándome en el cabecero de la cama y él se sentó a mi lado, dejó que me apoyase sobre su hombro y entonces habló.

—Lo he comprado antes del desayuno y lo he leído para saber si tú podías hacerlo, porque no quería verte así.

—Duele leerlo, pero duele aún más quedarme con la duda, por eso le pedí a Maddy que me lo mandase si salía algo.

—Solo han pasado dos meses, no te voy a decir que lo superes porque sería una estupidez por mi parte, llórale todo lo que tengas que llorarle, estaré aquí cuando lo necesites.

—Es que, es tan jodido —lloré aún más—. Era lo último que me quedaba y era tan bueno conmigo, ¿por qué me ha tenido que pasar esto a mí? Harry es quien tendría que haber muerto aquel día, no, tendría que haber muerto el mismo día que Voldemort le lazo ese Avada Kedavra, todo sería mejor si no hubiese ni nacido.

—Vengarás lo que te hizo, te lo prometo.

Seguí desahogándome un rato más, cuando conseguí calmarme salimos y nos dirigimos a nuestra primera clase, la cual llegamos justo a tiempo. Era clase de pociones con Snape, Malfoy y yo nos sentamos juntos, los Ryddle detrás de nosotros y Pansy se sentó delante junto a Blaise. A Pansy siempre le ha gustado Draco, no siempre hemos sido amigas, pero desde pequeños se ha visto perfectamente, por eso sé que se muere de la rabia cuando me siento con él o me apoyo sobre él, cuando hablo con ella del tema le digo una y otra vez que yo no siento nada por Malfoy, es mi mejor amigo, siempre me apoya en todo y le quiero un montón, pero nada más allá de eso y él tampoco siente nada más por mí. Incluso sabe que a mí no me gustan los rubios, aun así no parece quedarle claro, dejé de darle demasiada importancia porque el tema ya era agotador.
La clase paso rápido, era pociones, una de mis clases preferidas. El resto se me hicieron bastante largas, fueron horribles y en vez de distraerme sobre qué día era hoy, me aburrían tanto que lo único que podía pensar era en el horrible desastre que sucedió dos meses atrás.

Por la tarde Malfoy, Blaise y Mattheo jugaban un partido de Quidditch, el resto fuimos a ver el partido como siempre, aunque a Tom nunca le apeteciese. Mattheo era bateador, en sí el juego no le gustaba, pero en cuanto le comentaron que el objetivo de los bateadores era mandar una pelota pesada a que le diese a alguien del otro equipo, no dudó ni un segundo en unirse al equipo, además es bueno volando, es capaz de volar mientras batea y es rápido. Blaise era el guardián, jamás entenderé por qué no decidió ser bateador, tiene puntería y también es habilidoso en la escoba, según él las pruebas para ello no le salieron nada bien. Por último, Malfoy era buscador, eso si lo comprendía, él era competitivo y rápido.
Pansy llevaba un gran cartel que ponía en grande y verde "¡VAMOS MALFOY!", y cada dos por tres gritaba esas mismas dos palabras para animarlo. La primera vez que él la escuchó la miró con su estúpida cara de desprecio, ella siguió sonriendo, creo que no llegó a ver bien su mirada porque de hacerlo habría parado, el resto de veces la ignoró. En el momento en que el rubio la miró con desprecio, Tom y yo nos miramos a la vez y en ambas caras se veía la vergüenza que nos daba lo que ella estaba haciendo y a la vez lo mal que nos sentía que siguiese colada por alguien que pasa de ella, ambos pensábamos que incluso le caía mal.
El partido era contra Hufflepuff y pasó alrededor de una hora hasta que el partido finalizó, justo en el momento en que nuestro amigo atrapó por fin la Snitch Dorada. Bajamos al campo y Pansy salió corriendo a abrazar a Draco, todos nos quedamos parados y con los ojos abiertos como platos, ninguno podía creerse lo que veíamos. Ella jamás se había planteado abrazarle, le daba muchísima vergüenza porque sentía que de hacerlo él la apartaría de un empujón y eso le haría estar mal, me veía a mí dándole abrazos siempre y se ponía celosa, pero no era capaz de hacerlo ella también y de pronto se encontraba en mitad del campo haciéndolo. Él le devolvió el abrazo igual de sorprendido que el resto y mostrando, sin que ella se diese cuenta, algo de asco y horror en su rostro. Después de que se separasen me acerqué yo y le abracé para después abrazar a Blaise y Mattheo, Tom simplemente felicitó a los tres. Pasamos la tarde juntos en la sala común, pasé todo el tiempo junto a Draco y hablábamos de todo, aislados del resto del grupo, era bastante agradable a excepción de las caras de odio que me dirigía Pansy tratando de disimular. Después de cenar me fui a mi habitación, no estaba con demasiado humor para estar con ellos, necesitaba un rato para mí sola. Me tumbé en la cama mirando al techo y la única imagen que se me venía a la cabeza era la de mi padre, como era de esperar. Empecé a llorar como si la vida me fuese en ello, cada minuto se me hacía más doloroso porque era un minuto más de mi vida sin mi padre. La puerta sonó y pensé que sería alguno de mis amigos, dejé que pasase y de pronto entro Harry Potter cerrando la puerta detrás de él

—¿Qué mierda haces aquí? —mi tristeza se convirtió en rabia.

—Necesito hablar contigo, ¿por qué lloras? —pregunto confuso.

—Lárgate de aquí, Potter —comencé a buscar mi varita—. ¡Lárgate!

—T/n, entiendo que ahora mismo me odies porque te dejé pero...

—¿Cómo dices? —me paré en seco ya con la varita en la mano—. ¿De verdad piensas que te odio por eso? Tú no me destruiste dejándome, lo hiciste matando a mi padre.

—¿A tu padre?

—Gellert Grindelwald.

—Yo... yo no sabía que él era tu padre.

—Vete de mi vista si no quieres que te mate —le apunté con mi varita—. LARGO.

Se marchó con miedo, supongo que al enterarse de quien era mi padre me veía capaz de hacerlo, y lo era, le habría lanzado un Avada Kedavra y si no funcionase como pasó cuando era un bebé y Voldemort le lanzó uno, habría saltado encima de él y habría apretado mis manos contra su cuello hasta dar su último aliento. Por suerte, para su vida, se marchó.
Me di una ducha larga y me puse el pijama, sequé mi pelo y me lo recogí en un moño que sorprendentemente me salió bien. Me senté en la cama y miré el reloj de la mesita, era bastante tarde, al parecer esa ducha duró más de lo que pensaba, todos debían estar en sus habitaciones y los prefectos vigilando. Sentí que volvía a ponerme mal, no quería eso y sabía que lo mejor era no estar sola, si era rápida no me pillarían y de hacerlo haría lo que me diese la gana igualmente. Observé el libro junto al reloj, era el que Tom me leyó la tarde anterior y no pude evitar cogerlo e ir a su habitación. Él tenía un aire acondicionado en su habitación, igual que yo, la diferencia era que con los grados siempre se pasaba y mi pijama, bueno, era más bien un tanga y una camiseta larga, me puse una sudadera también larga y un pantalón corto y cómodo, cogí el libro y salí corriendo hasta su habitación. Nadie me vio, entré sin llamar, puesto que no quería tentar a mi suerte, cerré la puerta de un golpe y me encontré con mi amigo besándose con una chica, no la conocía, pero sabía que era Slytherin.

VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora