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Me retorcí entre las sabanas de Tom, pasé mi mano por el lado derecho de la cama y él no estaba, me giré de golpe para ver ese lado completamente vacío. Lo llamé con la esperanza de que estuviese en el baño, el silencio fue una respuesta clara, no estaba tampoco allí. Me di una ducha rápida, me puse algo de ropa que dejé en su armario para los días que durmiese allí y salí, justo sonó la alarma del desayuno y vi a demasiadas personas saliendo, provocando que me agobiase bastante. Distinguí a Draco entre todos ellos y no dudé en correr hacia él, cuando logré alcanzarlo le cogí de la muñeca para que se parase un segundo y seguir caminando juntos.

—¿Draco, has visto a Tom?

—No, ¿no dormís juntos ahora?

—Sí, pero cuando me he desperado no estaba en el cuarto.

—No te preocupes, estará con su hermano.

—Vale —dije aún intranquila.

Llegamos al gran comedor y me senté con todos, minutos después llegó Mattheo, solo. Fruncí el ceño mientras le miraba y me preguntó que si me pasaba algo con él, negué con la cabeza y volvió a preguntar que, en ese caso, por qué lo miraba de ese modo. Llevé mi mirada hasta Draco, quien claramente sabía qué me pasaba. Les explicó a todos que al despertarme Tom no estaba en la cama y eso quería decir que no lo vi en toda la mañana, resultó que nadie lo había visto desde que ambos nos fuimos a la habitación. No pude evitar cada segundo sentirme más preocupada, se me venían diferentes respuestas, a cada cual peor, y tampoco pude evitar empezar a hacerles preguntas a mis amigos

—Tal vez lo han secuestrado.

—¿Quién iba a querer secuestrar a mi hermano? Eso es absurdo, antes me secuestrarían a mi que soy más guapo.

—¿Y si lo han matado? —mis ojos se cristalizaron, las lágrimas amenazaban con salir.

—¿Quién lo iba a matar?

—Potter, está empeñado en hacerme la vida imposible.

—Entonces ya tendríais algo en común —rio Mattheo y el rubio le pegó en la nuca.

—Nadie lo ha matado, es Tom, nadie puede con él, salvo tú —trató de tranquilizarme Pansy.

—Entonces, debe estar con otra. Me está poniendo los cuernos.

—¡Basta ya, t/n! A Tom no le pasa nada y mucho menos te está poniendo los cuernos, se habrá ido al pueblo o habrá tenido que irse a casa por algún asunto y no quiso despertarte ni molestarte. Deja de comerte la cabeza, no lleva ni tres horas desaparecido. Si esta tarde aún no ha vuelto, entonces entenderé tu preocupación, pero mientras tanto, estate tranquila —soltó Blaise.

Dejé el tema, de todos modos, eso no significaba que yo no siguiese preocupada o que mi cabeza hubiese dejado de hacerse mil preguntas sobre por qué no estaba y de si estaría bien. Deseé con todas mis fuerzas que esa misma tarde apareciese, o a ser posible lo hiciese antes. Las horas se me hacían eternas, llegó la comida y él aún no había aparecido, después de comer me fui a la habitación, les dije a todos que tenía ganas de dormir aunque en realidad solo tenía ganas de llorar. Ya había perdido a mis padres, no podía soportar la idea de perderlo a él también y no saber donde estaba me preocupaba demasiado porque a estas alturas cualquier cosa podía pasar. Dieron las cuatro, solo quedaba una hora para empezar a realizar el plan con mis amigos, a pesar de que debíamos cambiar un pequeño factor por la desaparición de Tom. Media hora más tarde la puerta se abrió y él entró, le miré llena de furia pese a que al verle me quedé completamente aliviada por saber que estaba bien.

—¿Dónde mierda estabas? ¿Sabes lo mal que lo he pasado?

—He ido a-

—¿Por qué lo has hecho? —le interrumpí inconscientemente—. Ni te imaginas las cosas que se me han pasado por la mente, pensé que igual te habían secuestrado y matado, o que te lo estabas pasando genial, poniéndome los cuernos con cualquier guarra —no pude evitar ponerme a llorar—. ¡Ni se te ocurra volver a hacerme esto! ¿Me oyes? ¡NUNCA! Perdí a mi madre cuando era una cría, perdí a mi padre hace nada, no podría soportar perderte también a ti, no me des estos sustos por favor.

Al verme así no pudo evitar acercarse y abrazarme con fuerza, yo le abracé del mismo modo alegrándome de que estuviese allí conmigo por fin. Al separarnos secó mis lágrimas y sonrió.

—¿Te parece gracioso? —pregunté molesta.

—Me parece bonito que te preocupes así por mí.

—Pues a mi no me parece bonito que desaparezcas sin avisarme.

—Te la debía.

—¡No es lo mismo! Yo desaparecí una hora, me viste en el desayuno. Tú has desaparecido muchas horas —le hice un puchero—. ¿Dónde estabas?

—Ahorrándote trabajo —le miré confusa.

Sacó la capa de invisibilidad, dejando ver a Harry Potter completamente dormido. Llevé las manos hacía mi boca, mis ojos completamente abiertos lo miraban sorprendida. Tom me explicó que pensó que sería una mejor idea si antes de matarlo lo secuestrábamos un par de días o tres, porque si lo que quería era verlo sufrir, dos días de luto no bastaban. Pasaron exactamente dos días de la muerte de Sirius, pensaba hacer que mis amigos distrajesen al máximo de profesores posibles, sobre todo al director. Una el despacho vacío entraría y le escribiría una carta a Harry con el sello de Hogwarts para mandarla al instante a la Madriguera de los Weasley, donde estaba claro que se hallaba, una vez aquí lo cogería por sorpresa, avisaría a todos los mortífagos de que llegasen al instante y una vez todos allí lo asesinaría. Al parecer, Ryddle tenía una idea mejor, me alegraba eso, puesto que ahora añadiríamos mínimo un día más de sufrimiento, además doble puesto que lloraba tres muertes y estaba secuestrado.

—¿Sabe que has sido tú?

—No me subestimes, claro que no lo sabe —me respondió orgulloso de sí mismo,

—¿Cómo lo has hecho?

—Fui a casa de la familia de pelirrojos, como bien dijiste, allí estaba. Fui de madrugada para que nadie me viese ni escuchase, le lancé un hechizo para dormirlo y simplemente me lo llevé. La capa era para meterlo dentro de Hogwarts sin que nadie lo viese, si alguien lo ve estaremos en un buen lío y lo de matarlo se irá a la mierda.

—Has pensado en todo.

—Yo siempre pienso en todo —sonrió—.

—¿Dónde lo escondemos ahora?

Justo antes de que me respondiese, la puerta se abrió y entraron todos nuestros amigos, cerraron la puerta corriendo al ver el cuerpo de Harry aún en el suelo. Antes de que empezasen a interrogarnos, Tom les contó todo lo que hizo y el nuevo plan de tenerlo secuestrado más de un día. Le miraron como si fuese un loco, salvo Mattheo, él le miraba enorgullecido, al igual que yo.

—¿Cómo vamos a tenerlo secuestrado en el colegio, idiota? —preguntó Pansy.

—En mi habitación —respondí.

—Tengo prohibido el acceso con un hechizo a todo el colegio, menos a vosotros. Además, yo casi no paso por allí.

—¿Se puede hacer eso?

—Sí, teniendo el padre que tuve. No quería que nadie entrase sin mi permiso, por privacidad, más que nada, así que lo hechizó.

—Genial, ya tenemos lugar, ahora ¡¿me podéis explicar para qué lo vamos a tener secuestrado?! —Blaise se puso histérico, era mortífago, pero lo de poder ir a Azkaban era una idea la cual temía.

—Es una manera de torturarlo un poquito más.

—¿Y cuántos días será eso?

—Tres —dijo Tom.

—Dos —le corregí yo—. Blaise, tranquilo, solo serán dos días y si quieres mantenerte al margen de esto es totalmente comprensible, ¿de acuerdo? —lo tranquilicé.

—Mejor.

—¿Por qué dolo dos días? —se quejó Mattheo.

—Lleva como una semana pasándolo mal por la muerte de sus dos amigos, ahora hemos añadido la muerte de su padrino, creo que con que sufra solo dos días más es suficiente. Pasado mañana terminaremos con esto.

VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora