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—Draco...

—Dime —me miró atento mientras yo seguía mirando el paisaje.

—¿A veces no sientes que algo no encaja en tu vida? No sé qué me pasa, pero simplemente no me gusta. Siento que este año se me ha venido todo encima y no sé cómo lidiar con ello.

—¿Es por tu padre? —una lágrima cayó por mi rostro al escuchar eso.

—No, no es solo por él. Yo tenía mi vida hecha con solo dieciséis años y de repente todo fue destruyéndose: mi novio me dejó, perdí a mis amigos con él, me hice mortífaga y, si me preguntas, ni siquiera sé por qué lo hice. Luego mi padre murió, me quedé sola y ahora de repente soy la líder de los mortífagos y tengo que buscar la manera de empezar otra guerra para matar a Harry Potter —no pude evitar llorar como si me fuese la vida en ello—. Y créeme que me alegra teneros de amigos, es lo único bueno que ha ido en mi vida, pero simplemente, no puedo con todo lo demás.

—T/n-

—¡Ah! —le interrumpí—, y por si fuese poco, ahora Tom está enfadado conmigo porque me quedé dormida en su habitación y me fui antes de que sonase la alarma del desayuno para ducharme y no me despedí porque estaba durmiendo. Ya bastante va mal mi vida como para que una de las personas más importantes para mí decida enfadarse conmigo por la mayor tontería del mundo.

—Respira —me abrazó fuerte, como si me fuese a desmontar en cualquier momento—. Tus amigos y tu ex fueron los más imbéciles de este planeta al echarte de sus vidas y eso debes saberlo. Y lo de hacerte mortífaga, al menos lo decidiste por ti misma, a mí me obligaron.

—¿Te obligaron? —pregunté desconcertada separándome de su abrazo.

—Yo no quería ser mortífago, pero mis padres y mi tía son mortífagos y eso llevó a mi padre a obligarme a serlo también. Quise negarme, pero cuando se trata de mi padre... —quedó en silencio, supuse que no sabía como describir eso.

—Sí, sé como es Lucius.

—Lo de tu padre... t/n, que él no este no significa que estés sola, nos tienes a todos contigo, aunque Tom esté enfadado ahora. No vas a estar sola nunca mientras nosotros vivamos, mientras yo viva, te lo prometo.

—Sí, sé que os tengo a vosotros. Pero no es lo mismo porque no tengo a mi familia de sangre, Draco. Mis dos padres están muertos —sentía que de tanto llorar, me empezaba a costar respirar.

—La verdadera familia es aquella que cada quien escoge, no la que tiene tú misma sangre. Les querías muchísimo, pero eso no significa que los necesites para seguir viviendo, solo han pasado dos meses y es normal que te sientas así, solo no olvides que en algún momento aprenderás a vivir con ello y poco a poco no dolerá tanto. No te autoconvenzas de que no puedes seguir sin ellos, porque eres más fuerte que cualquier perdida.

—Tal vez me he cansado de seguir, aunque pueda hacerlo.

—Pero no puedes rendirte, no dejaré que lo hagas. Saldrás de esta y yo te ayudaré, todos lo haremos, ¿vale? —me miró con ternura, como si me traspasase su fuerza con esa mirada. Asentí—. Lo de ser la líder de los mortífagos, no estás obligada a serlo, eso lo sabes.

—Mi problema no es ser líder, es tener que provocar una guerra. Mataría a Potter con mis propias manos, y también a Ron y a Hermione, lo que no quiero es que por esa guerra mueran otras personas.

—¿Cómo quien?

—Pues todos los estudiantes del colegio, al empezar la batalla muchos se meterían en medio para defender a Harry y terminarían muertos, igual que los profesores. Y por parte de los mortífagos, ya hemos perdido a muchos, no quiero perder a ninguno más. Tus padres, Draco, tu tía o nuestros amigos podrían morir.

VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora