Capítulo Treinta y siete

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No quería estar ahí. Después de soportar la película de terror que fue la crisis de BaekHyun, SeHun no quería volver a estar cerca de él.

No porque estuviera enojado o porque el castaño siguiera viéndose enloquecido; sino porque cada vez que lo veía, las memorias de los rasguños y la ventana rota cuyo vidrio había usado para cortar su piel volvían a rondarlo, causándole pesadillas tan nítidas que lo hacían sollozar.

Así que cada vez que JunMyeon, su novio, lo invitaba a cenar con él y BaekHyun, prefería rechazar la oferta y fingir que tenía algún otro compromiso.

Sin embargo, esa noche no había podido negarse, no cuando todos los amigos del castaño estaban celebrando su nuevo puesto de trabajo.

—Estoy muy orgulloso de ti —dijo LuHan con una sonrisa.

—¿Cuándo empiezas? —Cuestionó MinSeok igual de emocionado.

—Mañana mismo, tengo mucho por hacer —respondió Baek picando su comida.

SeHun levantó una ceja, el castaño no se veía en absoluto animado.

—¿Estás bien? —Cuestionó JunMyeon casi robándole las palabras de la boca.

Byun sonrió y asintió.

—Solo cansado, han sido un par de meses realmente... complicados —suspiró dramáticamente y rió antes de comenzar a parlotear sobre un tema que engatusó a todos.

Excepto SeHun.

El menor reconocía una máscara cuando la veía, y aunque BaekHyun fuera un genio del disfraz, capaz de cambiar de caretas en segundos según la persona con la que hablaba o la situación en la que se metía, no podría engañar al pelinegro.

No después de haber conocido la verdadera cara del mayor, de haber tenido literalmente su alma derramada entre sus manos.

Maldición, no quería estar ahí y no quería involucrarse, pero nadie más parecía estar dándose cuenta de lo mal que se encontraba el castaño.

¡Sus uñas habían comenzado a arañar la mesa!

—BaekHyun —habló cortando la conversación—, sígueme —espetó poniéndose de pie; todos lo miraron confundidos, incluso su pareja.

El más alto resopló y fijó su mirada en el castaño.

—Necesito hablar contigo —dijo mostrando la urgencia con sus ojos.

Byun asintió y les sonrió a los demás antes de seguirlo fuera del restaurante.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien? —Preguntó el Presidente de D-2 una vez que estuvieron junto a su auto.

SeHun frunció el ceño y asintió.

—Yo sí, pero tú no —declaró señalando las manos empuñadas del mayor, quien intentó soltarlas al instante pero sin conseguirlo.

—Es la presión del trabajo —mintió sonriendo.

El menor rodó los ojos y sacó de su bolsillo las pastillas que su propio psiquiatra le había dado para ayudarlo con el estado nervioso que le provocaban las pesadillas.

—Toma —dijo tranquilamente—; necesitas relajarte.

BaekHyun mordió su labio y las aceptó, tragándose una al instante antes de abrazarse a sí mismo y dejar caer su cabeza.

Álbum de Promesas [ChanBaek] (Memorias 3) *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora