Capítulo Siete

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No sabía qué tan arriesgado era estar de pie fuera del edificio donde el gigante le había dicho que trabajaba, pero BaekHyun se negaba a dejar pasar más tiempo para acostarse con ChanYeol.

El alto parecía realmente determinado a conocerlo y tener algo serio con él, y el rubio no quería lastimarlo cuando se cansara de él y lo dejara a un lado; había sido tan bueno con él, no se merecía algo así. Lo sabía.

Pero había algo en él que le llamaba la atención, no solo el hecho de que fuera caliente, y, aunque intentó darse por vencido, el Manager de Cromo necesitaba escalar ese ardiente poste al menos una vez para finalmente sacárselo de encima y concentrarse en cualquier otra cosa.

Miró su reloj, le habían dicho que el peligrís solía salir a esta hora, por lo que solo le quedaba esperar. Observó su reflejo en el espejo retrovisor de su auto, arregló su cabello y verificó su ligero maquillaje; se veía bien, como siempre. 

Bajó del vehículo y se apoyó a un lado, observando fijamente hacia la puerta para no perderse la salida del agigantado Yoda.

Persona. Persona. Dos personas. Persona. Tres personas. Más personas.

¿A qué hora saldría ChanYeol? Pasó su peso de un pie a otro y suspiró, ¿por qué tardaba tanto?

—¿Qué haces ahí?

BaekHyun saltó ante la voz grave a su lado y se dio la vuelta para encontrarse con un sorprendido Park observándolo de pies a cabeza. El rubio se limitó a sonreír y encogerse de hombros.

—¡Sorpresa! —Exclamó abriendo sus brazos.— Vine a llevarte a casa —le guiñó.

El más alto sonrió; pero inmediatamente su expresión cambió a una de pesar y molestia.

—No puedo irme; tengo algo que entregar mañana y aún no lo termino —dijo rascándose la cabeza con un poco de vergüenza.

El manager de Cromo lo observó con ojos entrecerrados, sospechando, y se cruzó de brazos.

—¿Es esta la excusa que te pedí que mejoraras? —Preguntó alzando una ceja; ChanYeol frunció el ceño sin entender y luego abrió la boca recordando su antiguo encuentro.

—No, no, nada de eso —dijo sacudiendo una de sus manos y volviendo a sonreír—. De verdad tengo que trabajar pero... —mordió su labio y miró hacia el edificio— Puedes entrar y acompañarme, si quieres. —Ofreció dulcemente.

El rubio no sabía qué hacer. El plan era venir a recoger al más alto, ir a su departamento, tener sexo y luego largarse, no involucrarse en su vida y mucho menos acompañarlo dentro de Mirotic Entertainment. Había demasiado en juego y él odiaba perder.

—No. Mejor te veo otro día —dijo retrocediendo, pero el gigante logró atrapar su muñeca y jalarlo de regreso junto a él.

—Vamos, quizá hasta puedas ayudarme —ideó comenzando a caminar hacia la discográfica, halando a un nervioso BaekHyun que intentó mantenerse en su lugar con todas sus fuerzas, pero Park era mucho más fuerte de lo que parecía.

—No quiero, por favor, no, hoy no. ¡Suéltame! —rogó el rubio arañando la mano de ChanYeol, quien detuvo su andar y miró con verdadera sorpresa al más bajo.

—¿Por qué no? —Consultó con sus intensos y grandes ojos mirándolo fijamente, como si quisieran desvestir el alma de su ángel ahí mismo, en el estacionamiento.

Byun suspiró y cerró los ojos negándose a pensar la respuesta si quiera para sí mismo.

—No es de tu incumbencia —dijo soltándose del agarre del más alto y dándose la vuelta para regresar a su auto.

Álbum de Promesas [ChanBaek] (Memorias 3) *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora