Capítulo Veintitrés

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El lugar empezó a dar vueltas y BaekHyun se sintió enfermo de repente, le dolía el pecho y se le estaba dificultando un poco el respirar. Retrocedió hasta encontrar algún apoyo de donde agarrarse y sacudió la cabeza convenciéndose de que lo que estaba pasando era una mera pesadilla.

—¿Qué? —Preguntó levantando la mirada hacia TaeYeon.— Creo que oí mal.

La rubia suspiró y se acercó al más joven para tomar su mano y ayudarlo a caminar hasta el sofá más cercano del despacho en el que se encontraban, sentándose a lado del castaño y acariciando su cabello con cariño.

—Baek, lo siento, pero no puedo seguir con esto —dijo con firmeza—; debemos terminar.

—¿Terminar la fiesta? —Esquivó el más alto en un intento de broma, pero con los puños apretados mientras intentaba acompasar su respiración.

—No lo compliques más, dulzura —dijo ella apoyando su frente en el hombro del menor.

—Es que no lo entiendo —espetó Byun volteando hacia ella, enfrentándola—; creí que estábamos bien, nuestra boda será en un par de meses.

TaeYeon mordió su labio y se recostó contra el respaldo del sofá con un suspiro.

—Cancelé todos los preparativos —declaró pasando la mano por su rostro—: no estamos bien.

—Pues entonces arreglémoslo —pidió el castaño poniéndose de pie—; si hay algo que te moleste, lo solucionaré —prometió con intensidad desbordando su tono.

—Tú —expuso ella con la mirada más fría que el menor vio jamás—; tú eres lo que me molesta.

—Tae...

—Has cambiado, BaekHyun, no eres el chico brillante, divertido y lleno de sueños de quien me enamoré, te has convertido en una copia de la ambición de mi padre y-

—No, espera —cortó el menor con el ceño fruncido—; he trabajado duro para darle a tu familia la misma libertad que disfrutas.

—Sí, pero...

—No te atrevas a llamarme ambicioso —advirtió—, si lo fuera me hubiera ocupado de la empresa de mi familia, no de la tuya; hice esto por ti.

—¡Yo no te lo pedí! —Exclamó ella también poniéndose de pie.

—No se trata de si lo pediste o no, lo necesitabas —contrarrestó él.

—Tú eras todo lo que necesitaba; nada más.

La voz de la mayor se quebró y gruesas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas.

—Siempre he luchado contra mi familia, Baek, me he pasado años intentando conseguir su apoyo o por lo menos su respeto; pero cuando te conocí, cuando vi lo maravillosa que era ante tus ojos, supe que eso era lo único que necesitaba en la vida: a ti.

Limpió sus lágrimas y fijó su mirada en el más bajo.

—Quise creer que podríamos superar esto, que aún después de toda la porquería de mi familia continuaríamos siendo la misma pareja que se pasaba toda la noche conversando en el cuarto de prácticas de la empresa; pero no. Cambiaste.

El castaño sacudió la cabeza y se dejó caer en el sofá individual que se encontraba frente a ella.

—No estás siendo justa —susurró con la voz ronca por el nudo que tenía atorado en la garganta—; renuncié a todo lo que amaba por ti, por un trabajo que significa nada para mí, pero tú solo estás viendo mis fallas.

Álbum de Promesas [ChanBaek] (Memorias 3) *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora